jueves, 12 de abril de 2018

Sexualidad | La conexión entre sexo y cronotipo.


A algunos les gusta levantarse temprano por la mañana e irse a dormir temprano en la noche, mientras que a otros les encanta levantarse tarde e irse a dormir aún mas tarde, pero casi nadie se detiene a ponderar lo que este hábito dice acerca de su forma de relacionarse sexualmente o emparejarse.

Sabemos que los que madrugan son más productivos en las mañana y no se desempeñan tan bien durante la noche, mientras que los noctámbulos son más productivos durante la noche y no se desempeñan tan bien en las mañanas.

Estas diferencias individuales se conocen como cronotipos, y es posible que nuestro cronotipo prediga, al menos en cierta medida, qué clase de pareja somos, o más exactamente, si preferimos las relaciones largas y estables versus las cortas y esporádicas.

Este es el tema central del artículo “Are Early Birds Better Partners Than Night Owls?” escrito por la psicóloga clínica Vinita Mehta.

Los estudios realizados hasta la fecha han encontrado consistentemente que los hombres y las mujeres difieren en sus patrones de sueño y los hombres demuestran una mayor tendencia noctámbula, en comparación con las mujeres.

Como tantas cosas interesantes en la sexualidad, la antropología nos da una explicación evolutiva del porque de esta tendencia. Davide Piffer desarrolló un "escenario hipotético" para la evolución del patrón noctámbulo. Como descendemos de ancestros primates que estaban activos durante el día, esta probablemente fue nuestra condición ancestral evolutiva. La vespertinidad puede ser en realidad un fenómeno relativamente nuevo, un rasgo que potencialmente evolucionó ya que ofrecía ventajas para el apareamiento.

Imaginen al hombre de las cavernas, viviendo una vida más simple donde la única preocupación era lograr cazar un mamut para tener comida, recolectar algunas frutas para acompañar, evitar que el tigre dientes de sable local lo convierta en su cena y, si todo sale bien, lograr reproducirse.

Las horas de la tarde pueden haberse convertido en el momento óptimo para socializar y aparearse porque era cuando los adultos estaban liberados de la caza y la recolección, así como del cuidado de los niños (que dormían plácidamente en la cueva de al lado, abrazados al dinosaurio de peluche de turno, sin tener que preocuparse de cosas como el Complejo de Edipo).

En este escenario, los hombres noctámbulos habrían tenido mayor éxito reproductivo que los madrugadores, haciendo de esta la tendencia evolutiva por preferencia.

Piffer y sus colegas encontraron que la vespertinidad en los hombres se asoció con un mayor número de parejas sexuales, la extraversión y la búsqueda de la novedad, rasgos que también se asocian con una orientación de apareamiento a corto plazo.

La relación entre nuestro cronotipo y nuestra orientación al emparejamiento, sin embargo, sigue sin estar del todo clara.

Maestripieri se dispuso a probar esta relación y reclutó estudiantes de maestría para conocer sus patrones de sueño, cantidad de sueño, estado civil y el número de parejas sexuales anteriores.

Los resultados mostraron que tanto los hombres como las mujeres noctámbulas eran más propensos que sus contrapartes madrugadores a estar solteros que en una relación. Además, los machos noctámbulos reportaron tener más parejas sexuales que los varones madrugadores (11,00 vs 6,36).

El estudio no es concluyente debido a diversos factores, pero al menos nos pone a pensar, y eso ya es un comienzo… Ah, y para los noctámbulos que están saltando en una pata porque tienen más parejas sexuales que los madrugadores, y para los madrugadores que se están lamentando por ello, recordemos que cantidad y calidad son dos cosas distintas. - Izzy

Fragmentos extraídos del artículo “Are Early Birds Better Partners Than Night Owls?” por Vinita Mehta. 

Fecha de publicación original: 16 de abril, 2014.

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