"Entre la permisividad y la inventiva, el desorden figura como una condición humana capaz de reflejar el estado emocional de un individuo. Aunque por un lado, la sociedad aún mira con desdén a los que llevan en alto la bandera de la desorganización, algunos expertos evalúan si es posible encontrar alguna pizca de armonía en los entornos caóticos. En la oficina, por ejemplo, tres especialistas de la..."
Entre la permisividad y la inventiva, el desorden figura como una condición humana capaz de reflejar el estado emocional de un individuo.
Aunque por un lado, la sociedad aún mira con desdén a los que llevan en alto la bandera de la desorganización, algunos expertos evalúan si es posible encontrar alguna pizca de armonía en los entornos caóticos.
En la oficina, por ejemplo, tres especialistas de la Universidad de Minnesota, Estados Unidos, concordaron que ambos contextos aportan ventajas “con diferentes resultados”.
El estudio, publicado en la revista norteña Psychological Science y viralizado, consecuentemente, en diversas redes sociales, desvela que un escritorio desordenado podría propiciar el pensamiento creativo y estimular nuevas ideas, mientras que los despachos inmaculados, favorecen buenos hábitos asociados con la generosidad y con lo convencional.
ENTORNOS DISTINTOS
Detractado por muchos y justificado por algunas mentes brillantes como el científico Albert Einstein y el pintor Pablo Picasso, el desorden cobra utilidades distintas según su entorno.
La psicóloga con experiencia en reclutamiento y selección de personal, Cynthia Tulipano, explica que la desorganización que se mantiene en el puesto de trabajo es totalmente distinta al desbarajuste que podamos crear en el hogar.
Con ella concuerda el psicólogo clínico Ezequiel Meilij, quien explica que mientras en el sitio de trabajo se suele acatar las demandas y expectativas impuestas por el patrono, en casa, se obedece los objetivos propios, que son influenciados, en gran medida, por las características y la personalidad de sus habitantes.
REFLEJO INTERIOR
Antes de lanzar, con placer libertino, las notas de trabajo o la bandeja de archivos, sendos expertos advierten sobre las consecuencias del desorden llevado a los extremos.
“Dentro de una organización, el individuo corre el riesgo de ser etiquetado de forma negativa y encontrarse con limitantes en su desarrollo profesional”, señala Tulipano.
“También podría interferir en diversos aspectos y provocar malestares, como estrés, ansiedad y depresión”, agrega Meilij, quien desde un escenario más sombrío, explica que una desorganización desmedida “podría conducir, potencialmente, a conductas de riesgo, sobre todo si se carecen de las herramientas apropiadas para afrontar la situación”.
Enlace original: http://www.prensa.com/impreso/vivir/orden-partir-del-caos/330250038
No hay comentarios:
Publicar un comentario