viernes, 5 de septiembre de 2014

Sexo, confianza y comunicación: ¿Antídotos para la monotonía en la relación?

¡Mantener la emoción, la pasión, la intensidad y el interés en la relación de pareja a largo plazo puede volverse todo un desafío! De acuerdo con la Dra. Samantha Rodman, hay tres áreas principales que deben trabajarse en una relación a largo plazo que ha caído víctima de la monotonía: El sexo, la confianza y la comunicación.

Sexo.

Con el fin de mejorar nuestra vida sexual, y mantenerla en condiciones óptimas, tenemos que examinar tres criterios: Frecuencia, compatibilidad y pasión.

Frecuencia: ¿Tienes sexo al menos una vez a la semana con tu pareja? La Doctora considera este un buen objetivo (al menos para una pareja joven), y si más, mejor. Si la pareja no tiene relaciones sexuales con cierta frecuencia (exactamente “cuánta” frecuencia es la adecuada es una formula única para cada pareja, no hay fórmulas exactas, buenas ni malas, siempre y cuando, claro, funcionen para todos los involucrados) se puede perder el interés en la otra persona. Y es que tener sexo nos mantiene conectados y mantiene activos los drives (impulsos, energías, vibras, etc.) sexuales de cada cual. Acuérdense también que tener sexo nos hace liberar oxitocina, la ya uber famosa hormona del amor, el apego y todo lo bueno que viene después del sexo.

Compatibilidad: ¿Qué actividades sexuales les gustan a los dos? ¡Hagan eso! ¿Cuáles le gustan más a uno que al otro? ¡No hagan eso! Al menos por ahora. La Dra. Rodman recomienda mezclar frecuencia (una vez por semana para volver a ponerse en ritmo) con hacer algo que ya saben que los dos van a disfrutar (ya habrá tiempo para experimentar más adelante).

Pasión: Con el fin de cultivar la pasión, la pareja necesita sentirse realmente conectada. Esto significa mucho (buco rantan pocotón, en buen panameño) toqueteo, manoseo, besuqueo y todo lo demás que termina en “eo” y usualmente quedará excluido del horario de protección al menor. ¡Ojo, no se queden solo en lo físico! También deben sentirse reconocidos, amados y comprendidos con el fin de dejar de lado sus inhibiciones. ¡Y digo “deben” porque esto es válido tanto para hombres como para mujeres! ¡A los hombres también nos gusta recibir esa parte emocional y afectiva de nuestras parejas!




Confianza.

Pocas cosas paralizan el crecimiento de una pareja como la semilla de la desconfianza. Ojo, no se trata solo de confianza en torno a la fidelidad de la pareja, también surge el tema de si el amor y compromiso es verdadero y reciproco. Desconfianza e inseguridad, después de todo, van de la mano. También vale la pena recordar que la confianza se cultiva en pareja, pero se siembra en nuestras respectivas familias de origen.

Muchas veces, cuando la desconfianza asoma su fea cabeza sobre la relación, o la confianza esconde la propia, se piensa que el origen está en lo que sea que haya provocado la situación (por ejemplo, descubrir que la pareja ha estado coqueteando con otra persona por chat). Esto no es del todo errado, pero en realidad, esta situación es solamente un disparador que activa emociones, sentimientos y pensamientos originados en eventos y anhelos (ausencias y vacios) de nuestras infancias que son evocados por la nueva situación.

Si ha habido una historia de infidelidad, o incluso una de mentiras "menores" constantes, este sentimiento sospechoso puede erosionar la conexión de pareja, creando lejanía y distancia entre sus integrantes.

Comunicación.

“Lo que pasa es que tenemos un problema de comunicación.” Suena trillado, pero es una realidad, parece que comunicarnos entre nosotros, a al menos hacerlo de manera eficiente y saludable, es más difícil en la práctica que en la teoría. En la medida en que la pareja se aleja más y más de la fase de enamoramiento o amor romántico y se asienta en la etapa de amor por apego, a veces sucede que la pareja va perdiendo o dejando perder esos valiosos espacios para hablar y conectarse.

Rodman recomienda dejar de lado 30 minutos cada semana (ya es el colmo no encontrar 30 minutos en la semana, pero lamentablemente, pasa, y pasa mucho) para un check-in emotivo, durante el cual cada uno pregunta al otro cómo se siente acerca de la relación. Incluso vale llevar el tiempo, para asegurarse de que se cumpla, y la regla de oro: Prohibido hablar de cualquier otra cosa que no sea cómo se sienten emocionalmente el uno del otro. O sea, nada de hablar de las cuentas, los hijos, la familia, el carro que hay que llevar al taller, o la película que van a estrenar en el cine.

Otro ejercicio interesante: Durante la semana, todos los días, dejar de lado 10 minutos para hablar de temas que en realidad nunca discuten o hablan. El objetivo es llegar a conocer a la pareja en un nivel más profundo. Entre esto y trabajar en su conexión física, debería verse un aumento en la sensación de cercanía. Si les cuesta encontrar tema, algunas preguntas que pueden ayudar:

“¿Cuándo te diste cuenta que me amabas?”

“¿Qué aprendiste sobre el matrimonio de tus padres?” (1)

“¿Cuál es tu cosa favorita que haga por ti?”

“¿Cuál es tu recuerdo favorito de nosotros?“

“¿Cuál es tu recuerdo favorito de ser un niño?” (2)

“¿Cuál es tu recuerdo sexual favorito de nosotros?” (3)


(1) Esta pregunta me pareció muy atinada. Después de todo, nuestros padres son nuestro primer modelo de pareja, de ellos aprendemos cómo una pareja se comunica, se demuestra afecto, manejan y resuelven conflictos y diferencias y reaccionan ante situaciones estresantes. De ellos podemos aprender patrones saludables y apropiados o tóxicos y disfuncionales.

(2) Traer a la memoria un recuerdo agradable de la niñez nos ayuda a ponernos en contacto con nuestro niño interior. Claro, también hay infancias tristes y dolorosas, donde cuesta encontrar siquiera un recuerdo agradable o bonito. En este caso, toca ayudar a sanar a ese niño interior. La terapia ayuda mucho en este proceso. No se imaginan cuantas secuelas de la niñez traemos a nuestra vida adulta y a nuestra vida en pareja.

(3) Esta pregunta puede llevarlos de nuevo al sexo... ¿Hay que explicar más? :)

Fragmentos extraídos de “Reader Question: How Can I Spice Up My ‘Monotogamy’?” por Samantha Rodman.

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