Yo no sé si a ustedes les pasa, pero pareciera que la famosa “crisis de la edad media” se ha convertido en una serie de crisis que nos dan por décadas, y cada vez que cambiamos (o nos acercamos a cambiar) de digito decimal en nuestra edad, nos entra la crisis, en parte por las demandas y expectativas que nos hemos impuesto, en parte por las que nos impone la sociedad y el entorno.
El cuento ahora es que los 30 son los nuevos 20, los 40 los nuevos 30 y los 50 los nuevos 40, como si vivir una década desfasada fuera la solución para sentirnos a gusto con nuestra edad y nuestro momento en la etapa particular de nuestra vida en la que nos encontremos cuando la dichosa crisis nos sale al paso.
Se supone que tienes que lograr no sé cuantos hitos, metas y objetivos antes de llegar a los treinta, ni les cuento si están llegando a los cuarenta y todavía tienen asignaturas pendientes en su lista de “cosas que debí lograr antes de los 30… ¡y de los 20!”. Con tanta presión impuesta y autoimpuesta, ¿¡quien no se deprime!?
A la consulta llegan muchas personas atravesando estas crisis, con sus sumas y sus restas, y por supuesto que puedo empatizar, me ha tocado estar ahí, me toca estar ahí y me tocará estar ahí en la medida que el reloj sigue avanzando y las décadas se acumulan y uno escucha esa canción que tanto le gusta en la radio y se percata de que ya pasaron veintitantos años desde que la escucharon por primera vez siendo adolescentes.
Leyendo un artículo de Garrett Johnson al respecto, me tope con una infografía muy interesante, de la que extraje algunos puntos que me llamaron la atención, para compartir con ustedes:
- Quienes hacen lo que aman y realizan sus sueños son menos propensos a sufrir una crisis de edad media.
- Quienes ponen la mayor parte de sus esfuerzos en cuidar a los demás y muy poco en sus propios intereses son más propensos a sufrir una crisis de edad media.
- En los hombres, la edad promedio para la crisis de la edad media es a los 43, con una duración promedio de 3 a 10 años. Las razones más comunes son el temor a envejecer, a no realizar los sueños, a perder el atractivo, a la enfermedad y a la muerte.
- En las mujeres, la edad promedio para la crisis de la edad media es a los 44, con una duración promedio de 2 a 5 años. Las razones más comunes son la ausencia repentina de los hijos, cambios en el estilo de vida que permiten más oportunidades, la menopausia, cambios biológicos y psicológicos y el cuestionamiento de haber o no vivido a la altura de su potencial.
- Eres susceptible de experimentar una crisis de la edad media si estas inusualmente preocupado por tu salud, repentinamente quieres cambiar tu físico (particularmente por medio de la cirugía estética), quieres hacer cosas para sentirte joven, repentinamente sientes que tienes que vivir cada momento al 100%, te encuentras preguntándote “¿esto es lo mejor/más interesante que se va a poner mi vida?”
Sea como sea, podemos ver estas crisis como algo negativo o como algo positivo, y es que en verdad son un poco de ambos. En la medida que subimos la colina de la vida, ganamos y perdemos, sumamos y restamos, y tenemos la increíble oportunidad de hacer balance a nuestra existencia, corregir el rumbo, aprender de lo bueno y lo malo, y apreciar en su justa medida lo que fue y ya no será y lo que está por venir aun. Alguien dijo por ahí que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, y nadie sabe lo que de lo que se estaba perdiendo hasta que llega lo nuevo. Bueno, las crisis de la edad media para cada década de nuestra vida sirven para recordárnoslo. - Izzy
Fragmentos extraídos del artículo “How 30 Year Olds Should Handle A Mid-Life Crisis”, por Garrett Johnson.
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