lunes, 19 de octubre de 2015

El terapeuta/editor.



Tanto cuando tengo el privilegio, como terapeuta, de que mis consultantes compartan su historia, su “película”, conmigo; como cuando me encuentro del otro lado de la mesa, como narrador de mi propia historia, mi “película”, en mi proceso personal; me fascina le noción del parecido de un terapeuta con un editor.

Y es que, después de todo, el terapeuta es la persona que se sienta contigo a ver todo el “pietaje” de tu película, no para censurarte ni editar lo feo para que solo se vea lo bonito, sino para ayudarte a poner las cosas en perspectiva, decirte “Esto déjalo…”, “Esto no…”, “Esto está de más…”, “¿Esto es tan importante como para darle tanto espacio…?” y cosas así, con la esperanza de que en algún momento de tu vida ya no necesites de esa edición auxiliar, porque habrás aprendió lo suficiente sobre el mundo, las personas y ti mismo como para sentarte solito en la mesa de edición y lograr la versión más hermosa y satisfactoria de tu propia vida, con lo bueno y lo malo, lo bonito y lo feo, lo alegre y lo triste, lo positivo y lo negativo, con sus luces y con sus sombras.

Nuestro terapeuta/editor nos ayuda a aclarar el significado de ciertas escenas de nuestra vida, la motivación de los personajes, las razones detrás de sus conductas, la simbología de ciertas imágenes, muchas veces hasta nos hace de “subtítulos”, ayudándonos a comprender lo que de cualquier otra forma, nos parecería un lenguaje totalmente desconocido. También nos ayuda a aprender de (y hacer las paces con) todos esos “bloopers” que quisiéramos poder dejar fuera de la película, pero que siempre quedan tan bien al final, mientras ruedan los créditos…

Disfruten su película, ¡y que estén bien! - Izzy

No hay comentarios:

Publicar un comentario