lunes, 15 de diciembre de 2014

¿Cómo evitar el “filtro negativo” en tu relación de pareja?


La relación de pareja es un proyecto en constante evolución y movimiento, ¡por momentos parece todo un acto de equilibrio y malabarismo! Hay días en que nos maravillamos de la sincronía que compartimos con nuestra pareja. Somos el equipo perfecto. “¡Nos leemos la mente!” Y, bueno, a veces es todo lo contrario. ¡No damos pie con bola! Nos tropezamos, tambaleamos y caemos de bruces (o de nalgas). Pareciera que estamos en equipos contrarios. “¡Pareciera que hablamos idiomas diferentes!”

Según John y Elaine Leadem cuando nuestra relación de pareja pasa por un período de salud romántica pobre, valoramos menos a nuestra pareja, y por causa y efecto esta nos valora menos. Esto se debe a que durante estos periodos difíciles, nuestra tendencia es a ver solo lo negativo de nuestra pareja (en terapia cognitivo conductual llamamos a esta distorsión cognitiva “filtro negativo”).

Cómo solo estamos viendo lo malo (o lo que percibimos subjetivamente como malo) en nuestra pareja, cada vez toleramos menos su comportamiento (¡las mismas cosas que antes nos fascinaban ahora nos irritan!) y nuestra atención se desvía, llamado nuestra atención a todos esos aspectos en los que nuestra “media naranja” nos está dañando la calidad de vida.

Lo malo de todo esto es que este comportamiento es contagioso, no falta mucho para que ambos integrantes de la pareja nos encontremos bailando al mismo son, ¡el son de todo un tango de la muerte!

Como somos seres humanos, también tenemos la tendencia de negar lo que percibimos como malo o negativo en nosotros, y para defendernos, lo proyectamos en los demás; en este caso, en nuestra pareja. Así, toda la culpa la tiene el, o ella, y no nos percatamos (ni hacemos responsables) de nuestra parte en el asunto. Si, esto también es contagioso.

Cuando estamos enroscados en este tipo de pensamiento y conducta, donde solo vemos lo malo y lo negativo en la otra persona (no solo desconociendo lo bueno en ella, sino también desconociendo lo malo en nosotros mismos), se dificulta invertir comprensión y apoyo en la relación.

¡Ninguno de los dos quiere dar el brazo a torcer!

Si nuestra relación podía verse como una suerte de inversión romántica, ya no queremos seguir invirtiendo; es más, ¡hasta pensamos en retirar los fondos y cerrar la cuenta!

Nos empezamos a preguntar qué nos pasó, porque esto de estar en una relación dejó de ser divertido y lindo y se está sintiendo cada vez más como una carga, una tortura, un tormento, una obligación… ¡un trabajo (y uno que no nos gusta)!

Quizás es por eso que cuando trabajamos problemas de relación, ya sea en consultas individuales o de pareja, sin importar que tan mal estén las cosas, instamos a nuestros pacientes a hacer un esfuerzo (aunque en el momento cueste mucho) por buscar y evocar los aspectos positivos, tanto de la relación como de la pareja. Porque si no tenemos los positivos para tratar de balancear esa lista de negativos, ¡no se salva nadie!

Es más, no esperen a que surja el conflicto (y si, en toda relación de pareja saludable debe de haberlo), dense a la tarea de crear una lista con todas esas cosas buenas, bonitas, positivas, fascinantes, emotivas y demás que su pareja despierte en ustedes, así la tienen a mano si en algún momento llegan a necesitar un recorderis. ¡Que estén bien! - Izzy

Fragmentos extraídos de “How You Can Nourish a Healthy Romance” por John y Elaine Leadem.

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