Ufff, las rupturas, ¡qué tema! Cuando una relación llega a su fin, los terapeutas siempre recordamos a nuestros consultantes que el fin de la relación no implica el fin de sus vidas, ¡pero vaya que se siente como si lo fuera!, ¿no es cierto? Bueno, al menos durante ese proceso tan sabio, natural y necesario como lo es el duelo, una oportunidad (cuando se hace bien y con la adecuada supervisión y acompañamiento terapéutico) de hacer las paces, cerrar capítulos, dar significado a lo que fue, hacer las paces con lo que no fue y pudo haber sido y darnos una oportunidad de conocernos y reconocernos en soledad y volver a abrir las puertas a la llegada de alguien nuevo.
Ya sabemos que las rupturas duelen, ¿y el duelo? También, pero todo aquel que ya ha hecho su duelo sabe que al final, se sale ganando, en experiencia, aprendizaje y crecimiento, y hay cosas que podemos hacer para facilitar este proceso y sentirnos mejor con nuestro duelo, nuestra relación que fue y ya no es y con nosotros mismos…
Darse tiempo para procesar el duelo.
En esta sociedad moderna en la que todo se mueve tan rápido, nunca hay tiempo para nada, hay que correr constantemente contra el reloj (el biológico, el de la vida, el de las expectativas propias y ajenas y tantos otros) y está prácticamente prohibido mostrar las verdaderas emociones, exhibir el dolor, ser débil y vulnerable y ¡llorar lo que hay que llorar por el tiempo que deba llorarse!, parece que ni nos dan chance, oportunidad ni permiso de hacer un duelo apropiado.
Si algo he aprendido acerca de mis propios procesos, es que al duelo hay que darle tiempo. No es tan fácil para todos, tengo un par de amigos cercanos a quienes les ha tocado vivir sus propias rupturas en el 2013 y me hicieron la misma pregunta, la pregunta obligada: “¿Cuánto tiempo dura el duelo?”
“Bueno, de 6 meses a un año, por lo menos, con posibilidades a un segundo año si hace falta.” Créanme que no les gustó la idea de esperar uno o dos años, pero es que no se trata de esperar, hacer el duelo no implica aislarse, dejar de existir ni hibernar emocionalmente por 1-2 años, al contrario, ¡hay tanto para hacer, redescubrir, reaprender y desaprender!
¿Y si después de esos 6 meses o ese primer año todavía duele? Significa que todavía falta camino por recorrer, y aquí es donde muchos meten la pata al pensar si no lograron superar el duelo en 6 meses o un año, hay algo de malo en ellos, ¡cada quien a su tiempo! No hay peor error que dar por terminado un duelo antes de tiempo. A veces el primer año de duelo es solamente la preparación para el segundo. Paciencia, ánimo y fuerza.
El proceso de duelo implica permitirse sentirlo todo, tristeza, negación, enojo, paz, y sobrevivir el proceso, ¡pero también implica darse permiso de sonreír, reírse, disfrutar, disfrutarse y disfrutar a quienes tenemos a nuestro alrededor en ese momento! ¡Ojo, todo esto SIN APRESURARNOS a saltar de una vez en otra relación, sea de la naturaleza que fuese!
Meterse de lleno en una relación nueva sin haber resuelto o procesado la anterior implica el riesgo de compartir un espacio emocional con muchos “fantasmas del pasado, de lo que fue, pudo haber sido y no será”, proyectar a la relación y a la “nueva” persona cosas que no le corresponden y que quedaron de la relación anterior, volver a tropezarse con la misma piedra (con cara nueva) y al final, terminar haciéndose daño a uno mismo y a un tercero que definitivamente no lo merecía. ¡A hacerse responsables de las emociones e historias propias para no proyectarlas a los demás! - Izzy
Fragmentos extraídos del artículo “Dos and Don'ts for Getting Over a Breakup” por Julie Hanks.
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