La historia va algo así: Aparentemente James Franco tuvo un encuentro con Lindsay Lohan. Aparentemente, Lindsay Lohan indica que el mismo fue sexual. James Franco decide escribir una historia corta al respecto para “Vice” (una revista), titulada “Bungalow 89”.
En ella, James Franco intercala interesantes anécdotas del tipo que solo puedes recolectar si eres actor de Hollywood con un recuento de su encuentro con Lindsay, aclarando varias veces que no tuvo sexo con ella.
Obviamente en Hollywood sucede algo muy surrealista, los límites entre lo público y lo privado están muy difuminados, son terriblemente imprecisos, catastróficamente ambivalentes. Se requiere de mucha salud mental el navegarlos adecuadamente, y creo que Hollywood no es exactamente sinónimo de salud mental.
Esto se hace aparente cuando dos personas tienen un encuentro privado, una lo hace público, sexualizándolo, mientras que la otra escribe una historia corta al respecto, desexualizándolo (pero no por ello haciéndolo menos tóxico). Para mí, falta de clase y sobra de toxicidad de parte de ambos, pero si bien Lohan fue la primera en abrir la boca, Franco podía haber optado por mantener la suya cerrada y entonces podría contarles de la toxicidad de Lohan y la clase de Franco, y esta entrada sería muy diferente.
5 condiciones básicas para un intercambio saludable.
Estaba escribiendo sobre sexualidad y recordando las cinco condiciones básicas para una sexualidad saludable: consentimiento, igualdad, respeto, confianza y seguridad. Aquí no estamos hablando de una relación sexual, pero me sorprendió como estas mismas condiciones pueden ser extrapolables a las relaciones, interacciones, dinámicas y/o transacciones diarias, comunes y mundanas entre dos personas, una manera de “medir” el grado de salud versus toxicidad de las mismas. Veamos:
1. Consentimiento: Elegir con libertad y comodidad el involucrarse o no (e idealmente el ser o no involucrado) en la dinámica. Implica estar consciente, estar informado y poder detener la dinámica en cualquier momento.
2. Igualdad (simetría): Sensación de poder personal en un nivel igual al de la otra persona. Ninguno domina o intimida al otro.
3. Respeto: Tener consideración positiva por sí mismo y por la otra persona. Sentirse respetado por la otra persona en base al trato.
4. Confianza: Confiar en la persona a nivel físico y emocional. Aceptar las necesidades y vulnerabilidades del otro. Responder a las preocupaciones con sensibilidad.
5. Seguridad: Sentirse seguro y a salvo en la dinámica. Estar cómodo y asertivo respecto a dónde, cuándo y cómo la dinámica toma lugar. Sentirse a salvo de la posibilidad de consecuencias negativas: daño físico, psicológico y emocional.
James Franco aclara que no tuvo sexo con Lindsay Lohan, pero haciendo públicos los detalles privados del encuentro entre los dos, muy personalmente siento que transgredió su confianza, consentimiento, igualdad, respeto y seguridad. Si Lindsay Lohan está tan “dañada” como James Franco indica en su escrito, él podía haber sido la mejor persona y respetar su “daño” sin necesidad de convertirlo en una historia de consumo masivo.
Límites que se irrespetan y transgreden.
Sí, todos tenemos derecho a contar nuestra historia, pero tenemos una responsabilidad para con la otra persona cuando decidimos hacer pública una historia privada de la que sólo tenemos derecho de autoría sobre nuestra mitad.
Sí, hay espacios de confianza para contar historias completas, espacios muy exclusivos, muy reducidos, muy íntimos, con nuestros amigos más cercanos, con nuestro terapeuta, un consejero, un mentor, con personas que no solo sabemos nos respetarán a nosotros, sino también respetarán el derecho a la privacidad de la otra persona.
Las revistas, Twitter, Facebook, redes sociales y demás espacios públicos no son ese espacio.
Tenemos tanto derecho a hacer pública una historia privada de dos como la otra persona tiene de mantenerla privada. Y si aun así decidimos romper estos cinco principios básicos, estoy casi seguro de que terminaremos informando más y peor acerca de nosotros que acerca de aquella persona a la cual nos estamos refiriendo y cuyo derecho a la privacidad estamos transgrediendo. - Izzy