miércoles, 18 de junio de 2014

Mantener privado lo privado.

La historia va algo así: Aparentemente James Franco tuvo un encuentro con Lindsay Lohan. Aparentemente, Lindsay Lohan indica que el mismo fue sexual. James Franco decide escribir una historia corta al respecto para “Vice” (una revista), titulada “Bungalow 89”.

En ella, James Franco intercala interesantes anécdotas del tipo que solo puedes recolectar si eres actor de Hollywood con un recuento de su encuentro con Lindsay, aclarando varias veces que no tuvo sexo con ella.

Obviamente en Hollywood sucede algo muy surrealista, los límites entre lo público y lo privado están muy difuminados, son terriblemente imprecisos, catastróficamente ambivalentes. Se requiere de mucha salud mental el navegarlos adecuadamente, y creo que Hollywood no es exactamente sinónimo de salud mental.

Esto se hace aparente cuando dos personas tienen un encuentro privado, una lo hace público, sexualizándolo, mientras que la otra escribe una historia corta al respecto, desexualizándolo (pero no por ello haciéndolo menos tóxico). Para mí, falta de clase y sobra de toxicidad de parte de ambos, pero si bien Lohan fue la primera en abrir la boca, Franco podía haber optado por mantener la suya cerrada y entonces podría contarles de la toxicidad de Lohan y la clase de Franco, y esta entrada sería muy diferente.


5 condiciones básicas para un intercambio saludable.

Estaba escribiendo sobre sexualidad y recordando las cinco condiciones básicas para una sexualidad saludable: consentimiento, igualdad, respeto, confianza y seguridad. Aquí no estamos hablando de una relación sexual, pero me sorprendió como estas mismas condiciones pueden ser extrapolables a las relaciones, interacciones, dinámicas y/o transacciones diarias, comunes y mundanas entre dos personas, una manera de “medir” el grado de salud versus toxicidad de las mismas. Veamos:

1. Consentimiento: Elegir con libertad y comodidad el involucrarse o no (e idealmente el ser o no involucrado) en la dinámica. Implica estar consciente, estar informado y poder detener la dinámica en cualquier momento.

2. Igualdad (simetría): Sensación de poder personal en un nivel igual al de la otra persona. Ninguno domina o intimida al otro.

3. Respeto: Tener consideración positiva por sí mismo y por la otra persona. Sentirse respetado por la otra persona en base al trato.

4. Confianza: Confiar en la persona a nivel físico y emocional. Aceptar las necesidades y vulnerabilidades del otro. Responder a las preocupaciones con sensibilidad.

5. Seguridad: Sentirse seguro y a salvo en la dinámica. Estar cómodo y asertivo respecto a dónde, cuándo y cómo la dinámica toma lugar. Sentirse a salvo de la posibilidad de consecuencias negativas: daño físico, psicológico y emocional.

James Franco aclara que no tuvo sexo con Lindsay Lohan, pero haciendo públicos los detalles privados del encuentro entre los dos, muy personalmente siento que transgredió su confianza, consentimiento, igualdad, respeto y seguridad. Si Lindsay Lohan está tan “dañada” como James Franco indica en su escrito, él podía haber sido la mejor persona y respetar su “daño” sin necesidad de convertirlo en una historia de consumo masivo.

Límites que se irrespetan y transgreden.

Sí, todos tenemos derecho a contar nuestra historia, pero tenemos una responsabilidad para con la otra persona cuando decidimos hacer pública una historia privada de la que sólo tenemos derecho de autoría sobre nuestra mitad.

Sí, hay espacios de confianza para contar historias completas, espacios muy exclusivos, muy reducidos, muy íntimos, con nuestros amigos más cercanos, con nuestro terapeuta, un consejero, un mentor, con personas que no solo sabemos nos respetarán a nosotros, sino también respetarán el derecho a la privacidad de la otra persona.

Las revistas, Twitter, Facebook, redes sociales y demás espacios públicos no son ese espacio.

Tenemos tanto derecho a hacer pública una historia privada de dos como la otra persona tiene de mantenerla privada. Y si aun así decidimos romper estos cinco principios básicos, estoy casi seguro de que terminaremos informando más y peor acerca de nosotros que acerca de aquella persona a la cual nos estamos refiriendo y cuyo derecho a la privacidad estamos transgrediendo. - Izzy

miércoles, 11 de junio de 2014

Tres motivaciones para el sexo


Al hablar de un modelo de sexualidad saludable, siempre hago énfasis en que se den estas cinco condiciones básicas: confianza, consentimiento, igualdad, respeto y seguridad. Algunos preguntarán: ¿y qué pasa con el amor? Bueno, lamento reventarles la burbujita de la idealización, pero el amor no pincha ni corta en esta ecuación. Sorry. Lo siento. Mis condolencias.

En el mundo real, los seres humanos navegamos el campo de la sexualidad movidos por motivaciones diversas, desde “one night stands” (sexo de una noche), pasando por relaciones casuales, amigos con beneficios (follamigos) y esas relaciones “ideales” (o idealizadas) donde se da el amor y el sexo en conjunción perfecta, casi perfecta o (la favorita de los psicólogos) suficientemente buena.

Ojo, no estoy en contra del sexo con amor (o amor con sexo). ¡Para nada! Personalmente creo que es la experiencia más completa, pero hay que aceptar que no es ni la norma ni el ideal para algunos (o muchos). A falta, o exceso, de amor, al menos que se cumplan los cinco criterios arriba mencionados.

Para la Dra. Leslie Becker-Phelps, una forma de pensar en ello es clasificar el sexo como puramente físico, puramente emocional, o por apego.

Motivación #1: El sexo puramente físico.

Es impulsado por un deseo de placer sensual. Acá cada quien va a lo que va y las cuentas están claras, no hay lazos, ataduras ni compromisos. Eso si, por favor, tampoco malentendidos. Cada quien se supone suficientemente maduro (emocionalmente) para aceptar su responsabilidad a la hora de lanzarse al ruedo.

Aclaración importante, esto no necesariamente significa una ausencia total, completa y absoluta de emoción. Ese sexo desconectado, casi disociado es potencialmente tóxico (para todos los implicados). Recuerden que todo extremo es malo. Podemos estar conectados con nuestras emociones, bien claros en la ausencia de amor, afecto, compromiso, etc. entre los participantes, tener sexo puramente físico y disfrutarlo.

Motivación #2: El sexo puramente emocional.

Es impulsado por la necesidad de sentirse reasegurado emocionalmente. Es buscar el amor a través del sexo, una ruta particularmente escabrosa y casi siempre asimétrica, es decir, puede pasar que mientras uno de los participantes está buscando amor, el otro está buscando sexo.

Si bien tanto el sexo puramente físico como el puramente emocional pueden considerarse experiencias incompletas, personalmente considero que esta segunda variante es más peligrosa para el bienestar emocional de los implicados.

El problema del sexo puramente físico y emocional.

El problema para las personas atrapadas en sólo tener relaciones sexuales puramente físicas o emocionales es que se están perdiendo de mucho, más exactamente, se están perdiendo la otra mitad de la experiencia y por ello, a menudo experimentan problemas sexuales.

Es simple: el inconsciente se encarga de hacer consciente lo que está ausente, y su canal de acción predilecto es el somático. Nuestro cuerpo nos avisa que algo anda mal, fuera de balance, en desequilibrio.

Quienes se han cerrado a lo emocional es probable que luchen con el rendimiento (disfunción eréctil y eyaculación precoz para el hombre, por ejemplo). Su meta terapéutica será trabajar en la intimidad emocional en su relación - fuera de la habitación, abrirse más, compartir y expresar pensamientos y sentimientos. Básicamente, hacerse vulnerable con la pareja.

Quienes se han cerrado a lo físico son propensos a tener problemas con la excitación (incapacidad para lubricar para la mujer, por ejemplo). Su meta terapéutica será trabajar en sentirse mejor consigo mismo y darse el permiso de tomar los comentarios positivos de su pareja. Esto pone a prueba las creencias sobre ellos y su pareja, muchas veces distorsionadas e idealizadas.

Se trata de volver a conocerse, con menos idealidad y más realidad. ¿Se entiende?

Motivación #3: El sexo por apego.

Está motivada por un deseo mutuo de cercanía física y emocional. Acá tenemos lo mejor de dos mundos: el confort emocional, el placer sexual y un profundo sentido de unión entre los participantes.

Nos gusta pensar que este es el modelo ideal, pero tenemos que recordar que lo ideal no es lo real y este modelo no tiene por qué ser la norma. A lo largo de nuestras vidas y de nuestras relaciones podemos experimentar cualquiera de estos modelos, incluso dentro de una relación donde hay amor. Si, a veces tenemos ganas de experimentar esa conexión única y sublime con nuestra persona amada y deseada, pero a veces solo queremos sentirnos amados y contenidos por ella o sencillamente queremos sacarnos las ganas con una sesión de sexo salvaje y desinhibido al mejor estilo Animal Planet.

Como dice la Dra. Leslie Becker-Phelps, el sexo por apego no es el único "buen" sexo y es un problema ver el sexo por apego como el ideal por el cual cada uno debe luchar todo el tiempo, hay un lugar muy real para el sexo físico y emocional.

Hay que saber encontrar el equilibrio en pareja, algunos días el querrá más emoción, algunos días ella querrá más acción y a veces se encontrarán a mitad de camino. - Izzy