viernes, 30 de diciembre de 2016

Sexualidad | Sexo y Amistad.


El sexo es una parte muy importante en una relación  pero definitivamente no lo es todo en la relación  curiosamente, de la misma forma que todos los demás elementos de la misma son muy importantes (tales como el amor, la comunicación, la confianza, la honestidad, etc.) pero ninguno de ellos lo es todo en la relación.

Es más, dicen que en una buena relación  el sexo compone solamente el 10% de la mezcla, pero, si hay problemas (que bien podrían ser, dependiendo del caso, problemas en la relación, sexuales o ambos), el sexo puede convertirse en un componente que determina el 90% de la relación.

Pero hay otro componente muy importante, que me parece que a veces queda olvidado o relegado entre los múltiples roles que uno juega dentro de la relación y fuera de ella (esposo o esposa, amante, novio o novia, padre o madre, hijo u hija, hermano u hermana, etc.) y este elemento es la amistad.


Si tu pareja es tu amante y tu mejor amigo, siento que la relación tiene fundamentos muy fuertes para hacerle frente a muchos contratiempos, amenazas, crisis y tiempos de tormenta y borrasca, pero si hay un conflicto o déficit en sus elementos, podemos tener una serie de posible escenarios:

Si el sexo funciona y la amistad también: ¡Felicidades! ¡Afortunados son!

Si el sexo funciona pero la amistad no: La relación puede sufrir por ello, ya que la misma difícilmente se sostendrá basada únicamente en el sexo, sobre todo a largo plazo.

Si la amistad funciona pero el sexo no: La relación puede sufrir por ello, ya que la misma difícilmente se sostendrá basada únicamente en el amor, afecta, cariño y amistad, sobre todo a largo plazo. Es más, siento que en esta situación, es más común el tratar de restar importancia al aspecto sexual, porque nos han enseñado que sentimientos como el amor deben ser más importantes que el sexo, o son absolutos e incondicionales, gran distorsión.

Si el sexo no funciona y la amistad tampoco: Triste panorama, creo que poco o nada puede salvar una relación en este estado, salvo el conformismo y la codependencia, y por supuesto que ninguna de estas opciones es saludable y a la larga, es más probable que ambos terminen haciéndose mas daño por ello y terminen resentidos y amargados.

Ahora bien, si uno de los elementos funciona bien dentro de la relación pero el otro no, cual tiene mayor peso, ¿la amistad o el sexo? Es una pregunta difícil y como todo en esta vida, creo que lo más saludable es buscar el mejor balance posible. - Izzy

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Amor + Pareja | Movimientos femeninos, revoluciones sexuales y relaciones de pareja II.


Las fuerzas sociales son estresores extremos para las relaciones de pareja, particularmente en tiempos de cambios socioculturales. Al desafiar la manera en que se supone que sean las cosas, aumentan nuestra ansiedad (al disparar nuestra resistencia al cambio) y modifican nuestras expectativas acerca de nuestra forma de vida, relaciones de pareja y nosotros mismos, creando el escenario perfecto para el conflicto relacional.

El impacto del movimiento de liberación femenina y la revolución sexual (al igual que el cambiante significado de las relaciones de pareja) son evidencia clara de esto. Ya pasaron décadas y nuestros chips internos todavía están tratando de procesar y actualizar el cambio de paradigma. A unos les cuesta más que a otros, ¡definitivamente! Y es que en este asunto de igualdad entre los sexos (y en el sexo) muchos somos más conservadores de lo que nos gusta admitir.

De la boca para afuera es una cosa, pero por dentro el panorama es distinto, y al día de hoy nos debatimos con tabúes, prejuicios, temores, demandas, expectativas y creencias rígidas e inflexibles que arrastramos a modo de lastre y que; con algo de suerte, buena fortuna y buena terapia de por medio eventualmente soltamos para viajar más ligeros por la vida y en pareja.

Caóticas ecuaciones.

Según los autores del libro “The Evaluation and Treatment of Marital Conflict” , el movimiento de liberación femenina no solo trajo cambios sociales y políticos, también cambió la manera en que las mujeres se percibían sexualmente. A la par de descubrir su potencial intelectual y económico, comenzaron a descubrir (y explorar) su sexualidad.

Las mujeres se volvieron más explícitas acerca de sus necesidades sexuales, y al conocer sus necesidades, aumentaron sus expectativas y por ende, sus demandas. Interesantemente, al aumentar la demanda y expectativa femenina, así mismo aumentó la ansiedad masculina, y a mayor ansiedad para los hombres, mayor disfunción en el desempeño sexual. ¡Caótica ecuación!

¡Cuidado, el problema no se restringe a la recámara! Recordemos que detrás de cada problema sexual de la pareja, suele haber un problema relacional agazapado entre las sombras (o las sábanas). El asunto es que esto de la revolución sexual y el movimiento femenino cambió las dinámicas de poder en la relación de pareja y en el fondo, podemos resumir la mayor parte de los problemas de relación a un simple tema de poderes: quién tiene la sartén por el mango y por qué, siendo el dichoso mango suficientemente largo para ser agarrado por dos manos, nos negamos a compartirlo con nuestra pareja de manera equitativa. Quizás si aprendiéramos a hacerlo, tendríamos menos problemas de pareja… en la cama y fuera de ella. - Izzy

Fragmentos extraídos de “The Evaluation and Treatment of Marital Conflict” (Philip Guerin Jr., Leo Fay, Susan Burden y Judith Kautto).

viernes, 23 de diciembre de 2016

Amor + Pareja | Movimientos femeninos, revoluciones sexuales y relaciones de pareja I.


De revoluciones y re-evoluciones está hecho el mundo (y la pareja).

Las décadas de los 60 y de los 70 nos dejaron dos grandes legados que cambiaron para siempre la forma en que vivimos nuestras relaciones de pareja: los movimientos femeninos y las revoluciones sexuales.

Pasamos de una concepción sagrada y social del matrimonio a una mucho más individualista.

Es decir, no hicimos nada tan fuera de este mundo, tan solo se nos hizo aparente que la ganancia de una pareja no implicaba la pérdida de una individualidad.

Algunos acuñaron el término de “narcisismo cultural”, como si el ser egoísta fuera un pecado capital (especialmente si la persona que pretendía serlo era una mujer).

El movimiento femenino, tomado de la mano de la revolución sexual trajo cosas buenas, igualdad entre los sexos, una sexualidad más plena y sin tanto tapujo, culpa y vergüenza (¿y en serio necesitábamos de movimientos y revoluciones para eso?), entre otras cosas.

El movimiento femenino, tomado de la mano de la revolución sexual trajo también cosas malas. Mejor dicho, una cosa mala en particular:

Algunas personas confundieron estar igualados con estar enfrentados.

Bueno, probablemente esta postura estaba enraizada en nuestras mentalidades desde mucho antes…

Como diría Esther Balac en su libro “El club del buen sexo”:

"Para completar, al asunto le sumaron el cuento ese de que las mujeres 
venimos de Venus y los hombres de Marte, con lo cual lo único que lograron 
fue distanciarnos millones de kilómetros."

Arte (y ciencia) de manejar un carro llamado matrimonio a cuatro manos.

La realidad es que gracias al movimiento femenino y a la revolución sexual, cambió la forma en que nos relacionamos, pero me parece que el “chip” que todos llevamos dentro de nuestros maravillosos cerebros todavía no actualizó del todo y estos cambios aún nos cuestan.

El matrimonio se convirtió en una experiencia individual en la que dos personas emprenden la loca aventura de manejar juntos un carro que históricamente venia pensado para que una sola persona lo maneje, al menos de fábrica.

Es natural que surjan conflictos por el camino, a menos que aprendan a compartir el volante, y disfrutar ser por momentos piloto, por momentos copiloto y, de vez en cuando, pasarse al asiento trasero, para ser creativos, pero procurar no terminar en el baúl o al lado del camino.

Bueno, es que manejar un carro a cuatro manos es toda una ciencia, o un arte, o un poco de los dos, con su buena dosis de locura, ¡pero de locura sana, por favor!

¡50/50 por favor! (…pero que mi mitad sea la más grande).

Pensaríamos que lo ideal sería tener una relación igualitaria, una asociación en la cual cada quien asume un 50% de los derechos y responsabilidades. Ambos integrantes de la pareja aportan por igual a la economía del hogar, las labores de la casa se dividen equitativamente, los roles sexuales también (¡eso de que la mujer sea pasiva y nunca tome la iniciativa está pasado de moda! ¿no?), las tareas de crianza y educación de los chicos se reparten, etcétera, etcétera, etcétera.

Muchas veces sucede que los integrantes de la pareja asumen que esto es así, pero aquí la palabra clave es “asumen”. Y así Fulano descubre que Mengana no pensaba quedarse en casa cocinando, limpiando y cuidando a los chicos mientras él seguía estudiando o se iba al bar de la esquina con los amigos (¿acaso Homero no lo hace?) y Mengana descubre que a Fulano no le va eso de “ser pasivo” en la cama.

“¡Maldito machista!” proclama Mengana a los cuatro vientos y “¡Maldita feminista!” refunfuña Fulano.

Ese chip que todos llevamos dentro, con millones de años de conocimientos acumulados codificados en nuestro ADN, actualiza lento. Muy lento.

Lo dijo Esther Balac, millones de kilómetros.

A modo de conclusión: ¿Un concepto más unisex?

Por mi parte, me quedo con el concepto de igualdad, simetría y equidad entre hombres y mujeres. Un concepto más unisex, por llamarlo de alguna manera. ¿Por qué? Muy simple, porque pongo las noticias y veo las atrocidades que se cometen contra las mujeres en nombre de todo aquello que vino antes de los movimientos femeninos y las revoluciones sexuales y me hace pensar que cuando Esther Balac habló de millones de kilómetros se quedó corta. Muy corta. - Izzy

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Amor + Pareja | Los tres significados del matrimonio.


¡Hola! Comprender la relación de pareja desde la perspectiva de la terapia de pareja nos permite evaluar, reevaluar y entender mejor nuestras relaciones (y parejas) pasadas, presentes y futuras y a la vez poner en contexto nuestra propia historia y la de nuestra familia de origen.

A pesar de que el texto habla específicamente de “matrimonio”, espero que quienes lean esto y estén (o hayan estado o planean estar) en una relación de pareja - más no necesariamente casados – puedan extrapolar la información desde el contexto del “matrimonio” al de la “pareja”.Las fuentes de estrés sobre una pareja son los cambios sociales (el contexto social) y las transiciones situacionales y del desarrollo que ocurren en todos los sistemas familiares multigeneracionales (el sistema familiar multigeneracional).

Las fuerzas sociales son más estresantes para la pareja durante épocas de cambio sociocultural. Al desafiar la manera en que las cosas “deberían ser” aumenta nuestra ansiedad, se modifican nuestras expectativas sobre nosotros mismos y nuestra forma de vida, incluyendo nuestras relaciones de pareja y nos hace vulnerables a problemas relacionales.

Un aspecto importante dentro del contexto social relevante al estudio y tratamiento del conflicto de pareja es el significado cambiante del matrimonio…

Los tres significados del matrimonio.

(Siéntanse libres de reemplazar la palabra “matrimonio” por “relación de pareja”). La manera en que pensamos acerca del matrimonio determina hasta cierto punto la manera en que nos comportamos cuando estamos casados (o en una relación de pareja). La mayoría de nuestras ideas acerca del matrimonio pueden clasificarse en tres categorías:

- El significado religioso o sagrado del matrimonio
- El significado comunal o social del matrimonio
- El significado personal o individual del matrimonio

Damos más de un significado a la vez al matrimonio y a la familia. Nos movemos de un significado a otro acorde a las circunstancias y este desplazamiento es de particular interés a los clínicos.

El significado sagrado del matrimonio.

Desde la perspectiva sagrada, el matrimonio y la familia son instituciones sagradas, fundadas por Dios y gobernadas por líderes religiosos. Todo acerca de un matrimonio se decide acorde a las leyes de la religión.

Las parejas para las cuales este es el significado prevalente del matrimonio es probable que vean sus dificultades maritales sobre un eje “correcto-errado”.

Al trabajar con estas parejas es importante que el terapeuta valide sus valores mientras que al mismo tiempo trabaja en incrementar el grado al cual permiten espacio para el cambio en su sistema de creencias. El terapeuta debe ayudarles a poner a un lado el eje “correcto-errado” y reemplazarlo con una perspectiva más psicológica.

La terapia de cualquier tipo que intente minar las creencias religiosas del cliente y reemplazarlas con la visión más “iluminada” del mundo del terapeuta es extremadamente invasiva e improductiva. Las personas necesitan ser ayudadas de maneras gentiles y respetuosas.

Los problemas clínicos en el matrimonio pueden surgir cuando uno de los integrantes de la pareja cree en el significado sagrado del matrimonio y la otra no.

El significado social del matrimonio.

El segundo significado del matrimonio lo define en términos de sus obligaciones sociales. El matrimonio de una pareja es visto como un asunto, no de Dios, sino de sus familias y de su comunidad. Las obligaciones de los esposos para con sus padres y el resto de sus familias extendidas son consideradas primordiales, incluso más importantes que sus obligaciones como esposos.

Si bien en muchas culturas y sociedades esto ya no es tan frecuente, todavía podemos verlo en muchas familias, culturas, etc.

El significado individual del matrimonio.

Las anteriores perspectivas no dan mucho peso, si es que dan alguno, a las satisfacciones interpersonales y emocionales que deberían ser parte de las relaciones a largo plazo.

Las demandas de la vida matrimonial y familiar se subordinan al bienestar y felicidad individual.

Otra forma de ver el significado del matrimonio es hablar de niveles de compromiso. Tanto en la visión sagrada como social del matrimonio, un compromiso ciego tiende a ser la actitud operante con la cual tanto hombres como mujeres abordan el matrimonio. Las expectativas son muy altas y las personas involucradas directa e indirectamente en el matrimonio son muchas, todo lo cual eleva el nivel de compromiso con el que las parejas abordan el matrimonio al punto que son incapaces de reconocer las necesidades emocionales y limitaciones tanto propias como de su pareja.

Aunque el significado individual del matrimonio maximiza la apuesta emocional, minimiza el compromiso eterno (sagrado) y global (social) y reduce el número de involucrados en la relación a dos. 

Estas tres perspectivas del matrimonio no tienen que ser mutuamente excluyentes ni presentar a los involucrados con conflictos irreconciliables. Es labor del terapeuta movilizarlos del abordaje todo-o-nada y hacia un significado más integrado del matrimonio.

Los problemas clínicos en un matrimonio ocurren frecuentemente cuando uno de los esposos cambia de una perspectiva tradicional a una individual mientras que la otra persona no. No es inusual encontrar un cambio de perspectiva en un punto crítico en la vida de una persona (por ejemplo, tras la muerte de un pariente). Este cambio puede confundir y perturbar a la pareja, quien no comprende su significado y no tiene idea de qué hacer al respecto.

En un caso así, el terapeuta esquematiza para la pareja exactamente lo que les ha sucedido y como los cambios en su relación se vinculan a cambios en el contexto social. Entones la pareja puede empezar la tarea de trabajar las implicaciones de estos cambios en su matrimonio. Ambos pueden trabajar hacia el establecimiento de mejores maneras de tolerar y lidiar con sus diferencias.

Espero hayan disfrutado este post y que les ayude a comprender y navegar de manera más saludable y constructiva sus relaciones pasadas, presentes y futuras. - Izzy.

Fragmentos extraídos del libro: “The Evaluation and Treatment of Marital Conflict” (La evaluación y tratamiento del conflicto marital).

lunes, 19 de diciembre de 2016

Maldita Oxitocina | Oxitocita #014


¡Jelou! ¡No importa si a el le gusta el jazz y a vos la salsa, o si el prefiere Game of Thrones y vos Big Bang Theory, siempre y cuando sean compatibles en estas áreas clave! - Izzy

viernes, 16 de diciembre de 2016

Amor + Pareja | Las cuatro etapas del conflicto de pareja.


¡Hola! Como les conté en la primera parte de este post estuve leyendo un libro súper interesante sobre la evaluación y tratamiento del conflicto marital que me regaló mi terapeuta, e integrando este conocimiento con todo lo que he aprendido este año acerca de terapia de parejas en diversos seminarios y congresos me quedé pensando cómo y cuánto se beneficiarían muchas parejas e individuos si supieran un poco más acerca del tema, ya que muchas veces lamentablemente obtenemos este aprendizaje e información valiosa cuando ya nuestra relación de pareja está en conflicto.

El comprender la relación de pareja desde la perspectiva de la terapia de pareja nos permite evaluar y reevaluar y entender mejor nuestras relaciones (y parejas) pasadas, presentes y futuras y a la vez poner en contexto nuestra propia historia y la de nuestra familia de origen.

Por eso me gustaría compartir con ustedes algunas de las cosas que estoy aprendiendo por el camino, ¿les parece? Me tomé la libertad de cambiar el término “matrimonio” por “pareja” para que quienes lean esto y estén (o hayan estado o planean estar) en una relación de pareja - más no necesariamente casados - no se sientan dejados por fuera. 


Las etapas del conflicto de pareja.

El conflicto de pareja difiere de una pareja a otra no solamente respecto a los temas específicos alrededor de los que se organiza el conflicto sino, más importantemente, con respecto a la duración e intensidad del conflicto. Por ende, la terapia se ajusta acorde al nivel de severidad del conflicto.

Las parejas en conflicto pueden clasificarse en cuatro grupos:

Grupo 1: Las parejas manifiestan un grado mínimo o pre-clínico de conflicto y responden favorablemente a la educación acerca de cómo una pareja funciona y no funciona. Son capaces de tomar esta información y usarla para cambiar su relación positivamente.

Grupo 2: Consiste en parejas que han estado en conflicto activo por menos de 6 meses. Este conflicto incluye un grado significativo de proyección y perdida del autoenfoque (desplazar la culpa o responsabilidad de todo el conflicto en la otra persona y no poder ver nuestra parte en el).

Grupo 3: Estas parejas presentan conflicto severo. El mismo se ha extendido más de 6 meses y la proyección es intensa. La preocupación principal del terapeuta es casi exclusivamente el controlar la reactividad instantánea de la pareja (su tendencia a reaccionar a su contraparte emocionalmente y sin pensar).

Grupo 4: En el caso de parejas casadas, sin aquellas que se presentan a tratamiento después de uno o ambos han involucrado a un abogado. En esta etapa, la situación es adversaria más que conciliatoria. El trabajo en terapia está mejor orientado hacia disminuir el daño emocional de los esposos, sus niños y las familias extendidas.

Espero hayan disfrutado este post y que les ayude a comprender y navegar de manera más saludable y constructiva sus relaciones pasadas, presentes y futuras. - Izzy.


Fragmentos extraídos del libro: “The Evaluation and Treatment of Marital Conflict” (La evaluación y tratamiento del conflicto marital).

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Amor + Pareja | Esferas de acción e interacción en la relación de pareja.


¡Hola! Hace algún tiempo atrás leí un libro súper interesante sobre la evaluación y tratamiento del conflicto marital que me regaló mi terapeuta (¡qué linda, por eso la quiero un mundo!) y me gustaría compartir con ustedes algunas de las cosas que aprendí. Me tomé la libertad de cambiar el término “matrimonio” por “pareja” para que quienes lean esto y estén (o hayan estado o planean estar) en una relación de pareja - más no necesariamente casados - no se sientan dejados por fuera. :)

La relación de pareja: esferas de acción e interacción.

La relación de pareja es una lucha, una lucha constante para relacionarnos íntimamente con otro ser humano sin ser controlados ni que nos den por sentado. Se identifican cuatro etapas del conflicto de pareja acorde a la duración e intensidad del conflicto. El abordaje terapéutico se basa en varios supuestos relacionados a las diversas esferas en que una pareja actúa e interactúa:

- El contexto social y la familia extendida.
- La diada.
- Triángulos.
- Los integrantes de la pareja como individuos.

El contexto social y la familia extendida.

La relación de pareja existe sobre dos contracaras:

- El contexto social y cultural en el cual la pareja vive.
- Las familias extendidas de las que provienen cada uno de los integrantes de la pareja.

Ambas son fuentes de estrés crónico y agudo para la relación. Este es más difícil de absorber y manejar cuando los integrantes de la pareja están atrapados emocionalmente por el contexto en el cual operan, cuando se sienten limitados a actuar y reaccionar con los mismos viejos patrones y son incapaces de ver formas de respuesta nuevas y creativas.

Los esfuerzos por aumentar la libertad emocional de los integrantes de la pareja para operar de manera más funcional en sus contextos pagan buenos dividendos en la terapia de pareja. Por medio de la libertad emocional nos damos cuenta de y somos más capaces de aceptar nuestras propias fortalezas y limitaciones así como aquellas de nuestra pareja y del sistema familiar multigeneracional del que cada uno es parte.

La diada.

Al interactuar entre sí, los integrantes de la pareja tienden a engancharse en guiones. Estos guiones son a menudo disfuncionales, necesitan ser abordados en terapia e involucran cosas tales como:

- Cómo la pareja se comunica entre sí,
- Cuánto tiempo pasan entre sí,
- Su movimiento de acercamiento y distanciamiento entre sí.

El comportamiento de la pareja entre si es producto del grado y calidad del apego entre ellos.

Triángulos.

Las parejas están constantemente involucradas en triángulos (con sus hijos, con sus suegros, con sus amistades, etc.). En parejas severamente disfuncionales, los triángulos son el tema central de su vida.

Los integrantes de la pareja como individuos.

El bienestar y nivel de funcionamiento individual de cada integrante de la pareja  y el estado premórbido (es decir, anterior a la relación en sí)  de sus respectivos sistemas familiares son factores importantes respecto a qué tan bien funcionarán como pareja.

Nuestras experiencias acerca de nosotros mismos y de los demás a menudo son bastante estrechas debido a nuestra historia personal y familiar. La terapia procura expandir la perspectiva  de cada uno de los integrantes de la pareja acerca de si mismos y del otro para así incrementar su nivel de funcionamiento, reducir su amargura y ayudarlos a lograr el auto-enfoque apropiado, es decir, enfocarnos en nuestra propia  parte en el proceso de pareja disfuncional más que en la parte de nuestra pareja. La habilidad para lograr auto-enfoque y el grado de amargura predicen que tan bien le irá a una pareja en terapia.

Llegamos a la relación de pareja con un doble conjunto de expectativas:

- Esperamos que nuestra pareja duplique las cosas buenas de nuestra familia de origen,
- Esperamos que nuestra pareja compense los daños y déficits de nuestra familia de origen.

Estas expectativas, en épocas de estrés y conflicto son más a menudo dirigidas hacia las limitaciones de nuestra pareja que hacia sus fortalezas.

Espero hayan disfrutado este post y que les ayude a comprender y navegar de manera más saludable y constructiva sus relaciones pasadas, presentes y futuras. - Izzy.

Fragmentos extraídos del libro: “The Evaluation and Treatment of Marital Conflict” (La evaluación y tratamiento del conflicto marital).