viernes, 17 de agosto de 2018

Psicología | Pasado, presente, futuro…


Todos tenemos “issues” (temas), psicólogos incluidos. Los habrá pequeños y grandes, pero todos los tenemos, al menos eso es lo que yo pienso. Porque nuestros “issues” o temas se gestan desde muy temprano, cuando somos muy pequeños y nuestra mente y nuestra visión del mundo nos es presentada por las personas en nuestro entorno.

Todos tenemos el potencial para trabajar nuestros temas. Podemos ir a terapia. Los psicólogos también vamos a terapia. Que feo un psicólogo que no lo haga (al menos cuando así lo necesita). Después de todo, uno va a terapia para estar bien, y si uno está bien, las personas a nuestro alrededor también lo estarán (y si no quieren estarlo, ya es un tema individual de ellos y deja de ser nuestro).

En el caso de los psicólogos, tenemos doble responsabilidad, no solo por estar bien nosotros, para nosotros, sino también estar bien para nuestros pacientes (o clientes, dependiendo de la corriente terapéutica). Nuestra psiquis es una herramienta de trabajo, y la ponemos al servicio de quienes atendemos en consulta. Hay que mantenerla afinada, hay que darle limpieza, higiene y mantenimiento.

Esto nos permite ver a nuestros pacientes (o clientes) desde tres perspectivas: los vemos como terapeutas, los vemos como seres humanos y los vemos como pacientes (o clientes). Porque el psicólogo es un “trabajo en proceso”, aprendiendo y descubriendo cosas nuevas cada día. Lo aprendemos académicamente, lo aprendemos de nuestros pacientes como sus terapeutas y lo aprendemos de nuestros terapeutas como pacientes.

Cada vez que yo voy a terapia, me siento en el sofá del consultorio de mi terapeuta y me convierto, durante una hora de 55 minutos, en paciente (o cliente, o, por qué no, los dos) y aprendo algo nuevo, descubro algo nuevo.

Nuestro pasado, presente y futuro están unidos por un hilo conductor. Esto nos muestra como un evento muy temprano en nuestro pasado, perdura, se encadena y tiñe cada evento que le sigue, a lo largo del pasado, a través del presente y proyectándose hacia el futuro, si dejamos que ese tema se quede ahí, sin ser atendido, sin descubrir por qué nos hace tanto ruido o nos revuelve, sin ser elaborado, sin ser procesado, re-procesado, elaborado y resuelto.

A mí me gusta la idea de un pasado, un presente y un futuro con temas elaborados y resueltos (no se imaginan lo rico que se siente despedirse de un tema y declararlo cerrado, resuelto y obsoleto). ¿Se imaginan? Si lo pueden imaginar, y les gusta lo que ven, los invito a sentarse también, al igual que yo, al menos una vez a la semana (o cada vez que puedan o su cuerpo, mente y alma se los pidan), en el sofá de la psicoterapia, atreverse a ver esos temas del pasado que tanto ruido nos hacen para que la bulla no nos distraiga en nuestro presente y futuro. ¡Que estén bien! - Izzy

miércoles, 15 de agosto de 2018

Psicología | Perfeccionando el arte de la decepción.

Un estudio de New Northwestern University nos enseña que con un poco de práctica, podemos aprender a decir una mentira que puede ser indistinguible de la verdad.

¿Es esto algo a lo que deberíamos aspirar a aprender? En mi experiencia y la del famoso niño que gritaba “¡Lobo!” (y también la de Pinocho, por supuesto, que nunca puede faltar en un post así), la respuesta es "no".

Las personas generalmente toman más tiempo y cometen más errores al decir mentiras que al decir la verdad, porque tienen dos respuestas conflictivas en sus mentes y están suprimiendo la respuesta honesta, según estudios anteriores.

Los investigadores hallaron que tan solo la instrucción significativamente reducía los tiempos de reacción asociados con las respuestas deceptivas de los participantes. Es por eso que la gente que miente dedica tiempo a elaborar sus mentiras. Mejor ir a terapia y usar ese tiempo en descubrir los beneficios de decir la verdad, o al menos evitar mentir.

Nuestros padres nos “enseñan” a no mentir y a decir siempre la verdad, pero entre lo que se nos enseña superficialmente versus esos mensajes indirectos que recibimos desde pequeños que nos dicen lo contrario (algo asi como “Di siempre la verdad, siempre y cuando esa verdad sea lo que yo quiero escuchar”), creo que para cuando llegamos a adultos nos tienen enredados.

Para complacer y no “herir sentimientos” o “lastimar a los demás”, empezamos a distorsionar nuestras verdades en verdades a medias, a tres cuartos y cuando menos lo pensamos, nos volvimos un solo Pinocho. Si, con las mejores intenciones, pero no menos Pinochos por ello.

"¡Psssst! Yo conozco un terapeuta que te puede ayudar con esa nariz..."

Qué mejor oportunidad que el proceso terapéutico para aprender a ser uno mismo, y decir lo que uno quiere decir sin tener que censurarse por lo que los demás desean escuchar. Las demandas y expectativas de los demás son, al fin y al cabo, de los demás, no nuestras. Apropiarse de lo que es propio se siente bien, desenreda y nos ayuda a no confundirnos (y dejar que nos confundan).

Ya saben, ¡que estén bien! - Izzy :)

Fuente: Deception can be perfected (Medical News Today).

jueves, 9 de agosto de 2018

Sexualidad | El aroma de lo que nos atrae (o lo que no sabías acerca de tu nariz y lo que ella si sabe sobre quién te conviene).

Es posible que el Tucán de Fruit Loops tuviera razón, y a veces hay que “seguir nuestra nariz”, en este caso, para dar con la pareja adecuada, o por lo menos, con un buen plato de cereal para comenzar la mañana.

Resulta que la nariz (o mejor dicho, nuestro sentido del olfato) influye en nuestra selección de pareja en formas sorprendentes y con variaciones muy interesantes entre los sexos.

"Mmmm, hueles a buen partido, que lastima que seas tan mandarina..."

- Para la mujer, el aroma de un hombre puede ser una barrera a la intimidad, si éste le resulta desagradable.

- Pare el hombre el aroma de una mujer es importante, pero es más probable que nos dejemos influenciar más por cómo se ve una mujer que por cómo huele.

- La bioquímica relacionada con el aroma bien podría ser parte de la química sexual. La misma huella olfativa que nos ayuda a reconocer a nuestros familiares nos comunica información sutil acerca del sistema inmune de nuestra potencial pareja, jugando un rol esencial en la atracción.

- Si como mujer, encuentras irresistible el aroma natural de un hombre, tu cerebro te está indicando que sus sistemas inmunes son compatibles (un aspecto clave para la reproducción).

- Los hombres gay prefieren el aroma de otros hombres gay por sobre el aroma de hombres y mujeres heterosexuales (y un efecto paralelo está presente, aunque más débilmente, entre las mujeres lesbianas).

Ya lo saben, si están en busca de pareja, pónganle atención a lo que sus cinco sentidos les digan y no tengan miedo de seguir su nariz y si ya están en una relación y algo no huele del todo bien, su olfato podría estar enviándoles señales, así que presten atención.

Ya saben, ¡que estén bien! - Izzy :)

Fuente: "The Underrated Sense", por Jonah Comstock.