domingo, 13 de enero de 2013

Factores históricos como predictores de relaciones estables, satisfactorias y sexuales.

Reclamar nuestra sexualidad no es fácil, pero hacernos responsable de ella es una parte vital para todos aquellos que desean vivir una sexualidad sana, y por ende, gozar de relaciones más saludables. Yo creo que la vida sexual tiene que ser kinky, muy kinky (*), pero he descubierto que por más kinky que sea, si no está integrada dentro de una sexualidad sana y una relación sana, te quedas a medias, y te hace ruido, ¡MUCHO ruido!

He estado leyendo al Dr. Barry W. McCarthy y me gustaría compartir algunas de las cosas que he descubierto y aprendido, ¿sí?

El comenta que una relación saludable es satisfactoria, estable y sexual. Existen muchos factores que predicen una relación saludable. El cita una lista de 20 factores, pero en este post quería compartir solamente 3 de ellos,  los denominados “factores históricos”.

Factores históricos:

- Crecer en una familia intacta y funcional;

- Los padres fueron modelos maritales y sexuales buenos (¡no perfectos!);

- Ambos padres funcionaban bien a nivel psicológico.

¡Esto es un tema TAN IMPORTANTE! Nuestra vida sexual comienza desde una edad muy temprana y nuestros padres son nuestros primeros roles de conducta y modelos a seguir e internalizar. Es más, en esto de ser un modelo sexual no hay que ser ni experto ni perfecto, solamente hay que ser lo suficientemente bueno para evitar que un niño crezca con una idea distorsionada (y negativa) sobre la sexualidad en general, sobre su sexualidad y sobre su propio cuerpo.


"¡Me encanta que tengas tus factores históricos bien claros!"


¿Y qué implican estos factores? Los factores históricos están más allá de nuestro control y no pueden cambiarse (porque están en el pasado), pero el conocimiento de los mismos incrementa nuestra conciencia y esto es lo que nos permite modificar nuestros pensamientos y conductas distorsionadas en el presente y cambiarlos por pensamientos y conducta más saludables.

Como dice el Dr. Barry W. McCarthy, el enfoque de evaluar estos factores en uno mismo, en la pareja y en la relación es empoderarnos para así crear una relación satisfactoria, estable y sexual. Cuando no podemos ser claros y transparentes acerca de nuestros factores históricos, hay algo ahí que está haciendo ruido, y por más que nos revuelva pensar en ello, es necesario hacerlo, ¡es nuestro instinto de supervivencia, aliado a nuestras fortalezas internas, que nos piden que actuemos positivamente!

Podemos no haber crecido en familias funcionales o no haber tenido modelos de relación y sexualidad saludables (o siquiera existentes), pero todos tenemos los recursos propios para trabajar en ello y crear nuestra propia sexualidad sana (y por ende, un modelo de relación más sano).

Reclamar nuestros factores históricos y aceptarlos es el primer paso, ¡pero qué camino más hermoso es el que nos lleva a una vida emocional, relacional y sexual más sana, más satisfactoria y más real!

Namaste.

(*) O al menos, que todos tenemos derecho de ser todo lo kinky que podamos ser, siempre dentro de los límites de lo consensual y lo seguro, por supuesto.

Fragmentos extraídos de “What Makes a Happy, Successful Marriage?”, por Barry W. McCarthy.

jueves, 10 de enero de 2013

El hombre que juraba que su gato quería volverlo loco (tercera parte)

Con este post espero terminar la trilogía del Dr. Jaroslav Flegr (a quien ya casi considero uno de esos amigos que uno quisiera invitar a tomarse un cafecito Freud para hablar de psicología, gatos asesinos y parásitos manipuladores), el hombre que juraba que su gato quería volverlo loco.

Para que no se sientan perdidos, los invito a leer la primera y segunda parte de este multi-post. ¿Ya se pusieron al tanto? ¿Listos para seguir? ¡Vamos!

Mientras el Dr. Flegr se embarcaba en sus pruebas con sujetos humanos, Joanne Webster, parasitóloga en el Imperial College London lanzaba estudios con roedores infectados con el T. gondii, razonando que como huéspedes del parasito, serian blancos de su manipulación comportamental.

Confirmó que las ratas infectadas eran más activas y menos cautelosas en áreas donde habitaban predadores, pero el parásito iba un paso más allá. El parásito no solo disminuía la aversión natural de las ratas a la orina felina, sino que incrementaba su atracción. Este efecto era tan específico a la orina felina que lo llamaron “atracción fatal felina”.

"¡Que no cunda el pánico, estoy desparasitado!"

Se sorprendieron de encontrar quistes (la forma latente del parásito) esparcidos por todo el cerebro de lo que aparentaba ser, bajo cualquier otro aspecto, una rata saludable. Los quistes eran más abundantes en la parte del cerebro que media con el placer y otra área involucrada con el miedo y la ansiedad.

El parásito posee otro talento: tiene dos genes que le permiten subir la producción del neurotransmisor dopamina en el cerebro huésped. La dopamina es una molécula de señalización (un químico involucrado en la trasmisión de información entre las células) importante relacionada con el miedo, el placer y la atención.

Este neurotransmisor ya se encuentra elevado en personas con esquizofrenia. La medicina anti psicótica diseñada para apaciguar los delirios esquizofrénicos aparentemente bloquean la acción de la dopamina, sugiriendo a Webster que quizás lo que estaba haciendo el medicamente en realidad era actuar sobre el parásito.

Investigaciones previas habían demostrado que el medicamente detenía el crecimiento del parásito. Por lo tanto, Webster administro la droga anti psicótica a sus roedores y estos no desarrollaron la “atracción fatal felina”. De esta manera, el atribuir cambios de comportamiento a la influencia del parásito parecía mucho más plausible.

El T.gondii desconecta circuitos del miedo en el cerebro y también logra alterar los circuitos relacionados a la excitación sexual en las ratas macho. En teoría, de esta manera, cuando el roedor capta el aroma de la orina felina, el centro de miedo del cerebro no logra activarse, y en su lugar se activa el centro del placer sexual, atrayendo a la rata a la orina felina.

¿Más sorprendente aún? Flegr aparentemente probó que la “atracción fatal felina” también afecta a los humanos. A los hombres infectados con el parásito, el aroma de la orina felina les resulta atractivo y desplegando las características diferencias entre los sexos que definen muchos de los rasgos del Toxo, las mujeres infectadas muestran el comportamiento inverso.

Para la vasta mayoría de las personas infectadas con el parásito, los efectos sobre el comportamiento serán muy sutiles. Pero es posible que para un número reducido de casos, la infección esté ligada a la esquizofrenia y otros trastornos asociados con niveles de dopamina alterados (trastornos obsesivo-compulsivos, TDAH y trastornos del estado de ánimo).

El psiquiatra E. Fuller Torrey agrega información súper interesante acerca de la esquizofrenia y sus orígenes:

Dice que según la literatura epidemiológica, la esquizofrenia no surgió en prevalencia hasta la segunda mitad del siglo XVIII, cuando por primera vez, gente en Paris y Londres comenzaron a tener gatos por mascotas. Indica que coincidentemente con este desarrollo, aumentó la incidencia de esquizofrenia.

Alrededor de 70 estudios desde la década de 1950 han explorado el eslabón entre esquizofrenia y T.gondii, y aparentemente hay mayor incidencia de esquizofrenia entre las personas infectadas (dos o tres veces más común al comparar con grupos control en una misma región).

Diversos agentes infecciosos han sido vinculados a la esquizofrenia y el T.gondii permanece como el factor ambiental más fuerte implicado en el trastorno. Torrey estima que 75% de los casos de esquizofrenia están asociados a agentes infecciosos y que el T.gondii estaría involucrado en un subgrupo significativo de estos.

Según Torrey, el parásito pudiera incrementar el riesgo de suicidio. En un estudio del 2011 de 20 países europeos, la tasa de suicidio nacional entre mujeres se incrementaba en proporción directa a la prevalencia de la infección latente de T.gondii para la población femenina de cada nación.

¡¡¡PAUSA!!! ¡¡¡ATENCION!!!

Ya hay suficientes gatitos huérfanos en las calles de Panamá como para que estos posts sean motivo de que abandone a su gatito o gatita, así que, para todos aquellos que aman a sus gatos, y todos aquellos que los aman pero ahora no están tan seguros, lean cuidadosamente (por supuesto, ante la duda, consulte con un veterinario, cuyo consejo y conocimiento en este tema será mucho más certero que el de un psicólogo clínico):

Los gatos que viven en interiores no son una amenaza, porque no portan el parasito. Los gatos que vienen de la calle hospedan al parasito por solamente tres semanas de su vida, típicamente cuando son jóvenes y recién han comenzado a cazar. Mucha higiene y cuidado parecen ser los requisitos de seguridad (de vuelta, consulte al veterinario).

(FIN DE LA PAUSA…)

¿Sabían que el virus de la gripe podría aumentar nuestro deseo por socializar? Un estudio rastreó 36 sujetos que habían recibido la vacuna para la gripe (razonando que contiene muchos de los mismos componentes químicos que el virus y podría causar que el sistema inmune de los sujetos reaccionase de igual forma que ante el patógeno real).

La diferencia de comportamiento antes y después de la inoculación fue pronunciada: el efecto de la vacuna casi duplicaba el número de personas con las cuales los sujetos entraron en contacto durante el periodo de tiempo en el cual el virus sería más contagioso.

Asimismo, muchas personas que se encuentran en las fases finales del SIDA y sífilis expresan ansias intensas por tener sexo, el mismo comportamiento mostrado por individuos al comienzo de un brote de herpes.

Si bien los campos de la psicología y la psiquiatría continúan su avance en la búsqueda de nuevos tratamientos e intervenciones para diversos trastornos mentales, como pueden ver, las causas y factores que los determinan siguen descubriéndose gracias a las neurociencias y a personas como el Dr. Jaroslav Flegr, que un día comenzó a sospechar que quizás, tan solo quizás, su gato estaba tratando de volverlo loco…

Namaste.

Links relacionados:
How Your Cat Is Making You Crazy (Por Kathleen McAuliffe)

miércoles, 2 de enero de 2013

Marte, Venus, el Sexo y la Pornografía.

Los hombres y las mujeres experimentan el sexo (en la realidad y en la fantasía) de formas distintas. Se dice que los hombres tendemos a orientarnos visualmente, mientras que las mujeres tienden a interesarse más en una conexión o relación.

Al ver pornografía, típicamente un hombre se excita ante imágenes de actos sexuales concretos o partes sexuales específicas del cuerpo. Las mujeres se excitan típicamente por imágenes sexuales que incluyen o al menos infieren algún tipo de conexión emocional entre los partícipes.

"Ay, no, esta película porno NO tiene trama ni romance, mejor
le cambio y pongo Chespirito..."


Estas diferencias de género también se notan en los adictos al sexo (sin entrar en debate en cuanto a la validez del término, eso lo dejamos para otro post). En un estudio comparativo se encontró que los adictos al sexo masculinos mostraban mayor interés que sus contrapartes femeninas en actividades que objetificaban a la pareja sexual, mientras que las adictas al sexo femeninas mostraban mayor interés en romance y actividades que creaban la ilusión de una relación.

"Ay, no, esta película porno TIENE trama y romance, mejor
le cambio y pongo Los Simpsons..."


También hay diferencias entre los géneros en cuanto al significado dado a la excitación sexual fisiológica, según estudios realizados. Los hombres se excitan más al ver categorías de personas con las cuales preferirían tener sexo (por ejemplo, hombres heterosexuales viendo mujeres), mientras que las mujeres pueden excitarse con una gama más amplia de imágenes. Esto sugiere que en la excitación sexual fisiológica, hay más en juego para las mujeres que tan solo partes sexuales del cuerpo.

Espero que este post les haya parecido interesante y les ayude a comprender un poco mejor la perspectiva del sexo contrario sobre cómo se vive el sexo, las fantasías y la pornografía; e incluso a conocer mejor nuestra propia sexualidad.

Namaste.

Fragmentos extraidos de "Men, Women, and Sexual Objectification", por Robert Weiss.

martes, 1 de enero de 2013

El hombre que juraba que su gato quería volverlo loco (Segunda parte).

Hace unas semanas escribí un post acerca del científico checo Jaroslav Flegr, los mininos asesinos y un parásito calculador llamado Toxoplasma gondii, el organismo causante de la toxoplasmosis (ver el post original aquí). Como quedó bastante material en el tintero, decidí agregar una segunda parte.

A principios de los 90, Jaroslav Flegr comenzó a sospechar que un parásito unicelular estaba sutilmente manipulando su personalidad, haciéndolo actuar de manera extraña y, a menudo, auto destructiva. El parásito, excretado por los gatos en sus heces, se llamaToxoplasma gondii y el es microbio causante de la toxoplasmosis.

"¿Que si me gustan los gatos? Claro que si, tengo locura por ellos."
(Fotografía de Jaroslav Flegr, un súper genio de la ciencia).

El Dr. Flegr cruzaba despreocupadamente calles en medio de tráfico denso, sin alterarse por las bocinas de los carros que le pasaban zumbando. No hacía esfuerzos por ocultar su odio hacia los comunistas que gobernaban Checoslovaquia durante su adultez temprana (una postura por demás arriesgada en la época). Durante una investigación al este de Turquía, una zona arrasada por el conflicto, donde no eran raros los tiroteos, se recuerda muy calmado, contrastando con sus aterrorizados colegas y preguntándose por qué reaccionaba de tal forma.

En los noventa, se une a la facultad de biología de Charles University, líder mundial en la documentación de los efectos del T. gondii sobre la salud y el desarrollo de métodos de detección del parásito. Al donar sangre para ayudar a probar un nuevo kit diagnóstico, descubre que porta el parásito, posiblemente la clave a su comportamiento desconcertantemente auto destructivo.

En el post anterior hablé acerca del ciclo de vida del parásito, en el cual los seres humanos somos simplemente una estación de paso. Una vez aquí, el parásito necesita regresar al interior del gato (uno de sus huéspedes previos al humano), el único lugar donde puede reproducirse sexualmente. Es aquí donde, según la teoría de Flegr, comenzaría la manipulación del comportamiento del huésped por parte del parásito.

Los estudios con animales estaban más allá del presupuesto de investigación, por lo que aprovecho que 30-40% de los checos tenían la forma latente de la enfermedad y uso estudiantes como participantes de sus estudios. Aplico pruebas de personalidad estandarizadas y un test computarizado para medir tiempos de reacción y así medir diferencias entre los grupos (un grupo experimental con sujetos portadores de la enfermedad y un grupo control con sujetos libres del parásito).

Los sujetos infectados mostraban tiempos de reacción más lentos pero lo que sorprendió a Flegr fueron los cambios de personalidad específicos a cada sexo ocasionados por el parásito. Comparados con el grupo control, los hombres que tenían el parásito eran más introvertidos, suspicaces, ajenos a las opiniones de otras personas sobre ellos, y con tendencia a ignorar las reglas. Las mujeres infectadas, en cambio, presentaban un comportamiento completamente opuesto.

Por qué los hombres y las mujeres reaccionaban de forma tan diferente al parásito podía deberse a un denominador común subyacente a sus respuestas: mayor ansiedad. Cuando se está bajo tensión emocional, las mujeres buscan consuelo a través de la vinculación y nutrición social. Los hombres ansiosos, en cambio, responden retrayéndose y siendo hostiles o antisociales.

Por su parte, los tiempos de reacción más lentos en sujetos infectados sugería un impacto adverso al conducir. Dos estudios epidemiológicos en la República Checa mostraron que quienes estaban infectados tenían 2.5 veces más probabilidades de estar involucrados en un accidente de tráfico que sus compañeros no infectados.

Datos adicionales sugieren que los hombres infectados pudieran tener niveles elevados de testosterona.

Dos estudios turcos han replicado sus estudios vinculando el Toxoplasma a los accidentes de tráfico. Con hasta un tercio de la población mundial infectada con el parásito, este puede ser un factor probable en cientos de miles de muertes anuales por accidentes de tráfico (quizás debido a que muchas personas con la infección latente se sienten intrépidas en situaciones de peligro y no muestran la respuesta normal de temor).

"¿Alguien anotó el número de placa del parásito que hizo esto?"

A pesar de que los efectos del parásito sobre la personalidad son muy sutiles, no deja de ser preocupante para un pequeño porcentaje de personas. Muchos pacientes con esquizofrenia muestran encogimiento en partes de su corteza cerebral. Un estudio reciente muestra que 12 de 44 pacientes con esquizofrenia tenían materia gris reducida en el cerebro, y esta disminución ocurría casi exclusivamente en aquellos que estaban infectados con el parásito. Esto podría sugerir (estreso el “podría”) que el parásito sea un detonante de la esquizofrenia en personas genéticamente susceptibles.

Espero les resulte tan fascinante como a mí todo este tema, para que así me acompañen muy pronto en la tercera parte de este post, donde vamos a conocer un poco más sobre la parasitóloga Joanne Webster y sus descubrimientos sobre la interacción del parásitoToxoplasma gondii con roedores.

Hasta entonces,

Namaste.

Links relacionados:
How Your Cat Is Making You Crazy (Por Kathleen McAuliffe)

Sexualidad | El erotismo y sexualidad saludable.


Para muchas parejas, conciliar el erotismo con una sexualidad saludable no es un tema nada fácil, ¡y es que crecemos con muchas distorsiones, exigencias, creencias, demandas, expectativas y tabúes impuestos por la sociedad, la religión y nuestras propias familias de origen! ¡Desprenderse de todo esto sin culpas ni vergüenzas es todo un proceso de aprendizaje para muchos!

Lo importante aquí es re-aprender los conceptos básicos, que o hemos aprendido mal desde el principio o los aprendimos más o menos bien y se nos fueron distorsionando por el camino...

Alexandra Katehakis - terapeuta matrimonial y familiar, terapeuta en adicciones sexuales certificada, terapeuta sexual certificada y fundadora y directora clínica de “Center for Healthy Sex” (Centro para el Sexo Saludable) en Los Ángeles, California - sabe mucho de esto.

Ella define el erotismo como:

“Una energía conectiva, fundamental, que puede satisfacer nuestros deseos más preciados. El sexo relacional es más que un símbolo de qué tan bien jugamos con otros, literalmente indica cómo nos relacionamos. Muchos de nosotros carecemos de una educación sexual adecuada y nos desarrollamos sexualmente a oscuras. Al explorar nuestros valores eróticos juntos, transportamos esta energía carnal, personal y poderosa hacia la luz.”

En cuanto al sexo saludable se refiere, indica lo siguiente:

“El sexo saludable es sexo consensual entre adultos, que conlleva placer y crecimiento personal. Todo el mundo tiene derecho a experimentar sexo saludable libre de trauma, abuso, violencia, crimen, mentiras, secretos, juicios, vergüenza, culpa y arrepentimientos. La rehabilitación sexual comienza deteniendo el comportamiento problemático y conduce a una vida significativa de intimidad sexual y emocional a lo largo del tiempo.”

Todo esto me trae a la mente una frase de Melody Beattie, autora del libro “Ya no seas codependiente”:

“Definir el problema es importante porque ayuda a determinar la solución.”

Al definir un concepto o modelo sano de erotismo y sexo, al mismo tiempo definimos su contraparte distorsionada, no saludable, insana, tóxica, como quieras llamarla. Es aquí donde entonces nos podemos preguntar de qué lado (el saludable o el no saludable) del erotismo y la sexualidad estamos, y más importante aún, en qué lado queremos estar. Una vez definido nuestro problema, podemos empezar nuestra búsqueda de la solución. - Izzy

Fragmentos extraidos de “The 2012 Best/Worst Sex List”, por Alexandra Katehakis.