viernes, 28 de febrero de 2014

Tool, Jung, sombras y cromosomas II.

"Ponderamos en la entrada anterior la posibilidad de la existencia de tres niveles de evolución, cada uno de ellos marcados por la aparición de dos cromosomas adicionales. El primer nivel no ve nada fuera de ellos como algo separado de ellos (un solo self, muy parecido a la supuesta incapacidad, según la teoría psicodinámica, del individuo con autismo de comprender que su self esta contenido dentro de sí..."

jueves, 27 de febrero de 2014

Rupturas, duelos y superaciones II.

Seguir hacia adelante después de una ruptura es tema difícil, ¡y es que nadie ha dicho que fuera fácil! Cuando la otra persona se bajó del carro de la relación, nos invaden sentimientos encontrados, queremos hacer de todo menos seguir camino: echarnos al costado de la carretera (o tirarnos por un barranco) a llorar o esperar que venga la grúa o alguien a rescatarnos, dar la vuelta y volver atrás por donde vinimos (la decisión más instintiva y casi siempre la peor, al menos en el momento) o bajarnos del carro y entrarle a patadas mientras gritamos como lunáticos poseídos “¡¿Por qué, por queeeé!?” Una parte de nosotros quiere hablar del tema mientras que otra parte no tolera que el mismo se nos mencione (ni la relación ni el/la susodicho/a). Una parte nuestra quiere recordar (o se rehúsa a olvidar) y otra parte nuestra no quisiera acordarse de nada. 




Celebrar los buenos recuerdos, sin perder de perspectiva los no tan buenos…

Hay que tener presente que esto que nos duele mucho hoy, en el futuro será recuerdo, aprendizaje y experiencia, y tras elaborarlo y procesarlo, es decir, recordar lo bueno junto con lo malo, nos permitirá poner la relación en perspectiva y facilitara hacer los cierres necesarios para seguir adelante con nuestras vidas. Es más, a pesar de todo lo malo, es normal que aun así sintamos ganas de saber, ver y estar con aquella persona que ya no está. Y si empezamos a recordar todo lo bueno, se amplifica el efecto (porque nuestra “memoria selectiva” se “olvida” contarnos la otra parte del cuento que también cuenta). Aquí entra la histeria, la desesperación y el maldito apego, una combinación que nos hace tomar decisiones con la mente en caliente, y una mente en caliente casi nunca toma buenas decisiones.

Por el momento, aprender a distraerse (¡sanamente!) de estos instantes (que a veces parecen interminables), dejar que nos visiten por un rato, un ratito, unos minutos, y recordar que tenemos una tarea más importante que hacer ahora mismo: elaborar nuestro duelo, atender a nuestros sentimientos, volcarnos al auto-cuidado y poner el egoísmo a tope, si señores, porque ahora mismo la persona más importante somos nosotros, nadie más. Ya habrá tiempo de sentarse con el libro o álbum de los recuerdos y poner lo bueno con lo malo y sacar nuestro saldo final, pero eso se hace un poco más adelante. Créanme, siempre es positivo, tan solo con la experiencia y el aprendizaje.

Los fantasmas de los buenos recuerdos que fueron, los que ya no son y los que nunca serán disfrutan visitándonos en los primeros meses de nuestro duelo y provocan mucha angustia, sobre todo en las primeras semanas, cuando el duelo es una experiencia nueva. Significa que hubieron cosas buenas en la relación, claro, pero hay que integrar lo bueno con lo malo, o lo no tan bueno, sino, si nuestra relación fuera un disco de vinil, sería uno del cual solo oímos un lado (sea el bueno o el malo) y nos perdemos la belleza de oír el disco completo, la historia entera, tal cual fue y tal cual se vivió, con lo bueno y lo malo. Después de todo, esa mezcla de momentos felices y tristes a menudo hace los mejores discos. - Izzy

Fragmentos extraídos del articulo “Dos and Don'ts for Getting Over a Breakup” por Julie Hanks http://relationships.answers.com/breakups/dos-and-donts-for-getting-over-a-breakup

miércoles, 26 de febrero de 2014

Tool, Jung, sombras y cromosomas.

Les cuento, me gusta pensar que, si Carl Jung estuviera vivo, disfrutaría inmensamente de la música de la banda de rock Tool. De ahí que tener la oportunidad de escribir un post acerca de una de sus canciones, “Forty Six & 2” (Cuarenta Seis & 2) y ahondar en sus conexiones con la teoría Jungiana, el concepto de la sombra y nuestros cromosomas me resultó totalmente irresistible, la oportunidad perfecta para hablar de psicología y rock n’ roll.

Mi viaje a través de la canción “Forty Six & 2” comprende tres partes, correspondientes a las fuentes principales que consulté, y si bien podría profundizar en mi búsqueda de fuentes, terminaríamos con un artículo (o serie de artículos) más extenso del que me interesaría escribir y del que les interesaría leer, porque no hay nada más feo y pretencioso que querer adornar lo simple con exceso de complicado.


Tool. Banda de rock.

Estación uno.

Esto comenzó casualmente (es decir, pura serendipia, esos accidentes felices a los que llamamos casualidad) porque no estaba buscando conocer una teoría nueva acerca de nuestros cromosomas ni se me había ocurrido la relación de la canción con el concepto Jungiano de la sombra, ¡yo solo quería escuchar “Forty Six & 2” de Tool!

La “teoría” de esta primera etapa de mi viaje aparentemente la debo a Carlos Montero y Gustavo Bolaños, quienes aparecen mencionados en el video cuyo enlace proporciono al final del post. Ante la falta de certeza, daré crédito donde supongo que el crédito es debido.

La teoría Jungiana se basa en la teoría de Carl Jung de que estamos en constante estado de evolución y nuestros cromosomas evolucionan para que podamos adaptarnos y convertirnos en seres más avanzados. Tal como dicen, es un concepto bastante arriesgado, pero después de todo, Jung era un tipo arriesgado, un rockstar en la época en que todavía no habían inventado a los rockstars.


Carl Jung. Rock star (y psicólogo).

La teoría en si se basa en el libro de Bob Frissel titulado “Nothing in this book is true, but it’s exactly how things are” (Nada en este libro es verdad, pero es exactamente como son las cosas). Les aclaro que no hay fundamento científico detrás de nada de esto, estamos pensando fuera de la caja, darse el permiso de pensar en lo impensable, ¿vale?

El pensamiento básico de Bob es el siguiente: Hay tres niveles de evolución humana, cada nivel tiene su propia forma de conciencia.

El primer nivel corresponde a seres humanos con 44 cromosomas. Estas son tribus primitivas como los aborígenes australianos que no perciben nada fuera de su propio ser. ¿44 cromosomas? Me consta, gracias al libro “S=ex2” de Pere Estupinyá que estoy leyendo, que los seres humanos tenemos 46 cromosomas. No me consta en lo absoluto si esta teoría de aborígenes australianos con 2 cromosomas de menos es real o no, ni sé de dónde sacaron los autores esta información, aunque si me consta que los aborígenes australianos tienen un concepto bastante interesante y diferente acerca de la existencia.

Ellos ven una sola conciencia, sin diferencia entre los diversos organismos. Muy parecido al inconsciente colectivo de Jung, solo que parece más un consciente colectivo, ¿no les suena? 


"¿44? No, señor, la última vez que conté, tenía 46, como todos los demás..."

Luego viene el segundo nivel, aquí estamos nosotros. Aparentemente somos una conciencia muy caótica y desorganizada (bueno, eso no suena particularmente inverosímil) que es básicamente un punto intermedio entre el primer y tercer nivel.

El tercer nivel son 48 cromosomas. 46 y 2, como dice la canción. Este sería el nivel más alto de conciencia.

La razón por la cual no podemos evolucionar, y aquí el tema se torna fascinantemente Jungiano, es debido a algo llamado “la sombra”. La sombra es todo aquello que tememos y detestamos de nosotros mismos (nuestros aspectos negados y/o reprimidos, y por ende proyectados en los demás).

Llegar al tercer nivel es querer movernos hacia adelante espiritual e intelectualmente mientras nuestros cromosomas evolucionan. Esto no es tan simple como parece, porque no es solo una cuestión de sombras, sino también de matemática (y/o geometría), algo que Bob llama “matemática (y/o geometría) sagrada” y un concepto que Tool utiliza profusamente, desde las métricas de las letras de sus canciones, los cambios de tiempo en ellas e incluso la manera en que la batería se posiciona en el estudio de grabación. Si, por eso y mucho más Tool es una banda tan fascinante.


Cromosomas. Hacen bandas de rock, rock stars, psicólogos y
aborígenes australianos, entre otras cosas.

De todas maneras, las “matemáticas sagradas” no son el tema, al menos no en este momento y quizás si en un post futuro, ya que no hay nada más divertido que poder volver a usar a Tool como excusa para escribir un post, ¿o es usar al post de excusa para volver a escribir sobre Tool?

Supuestamente, el movimiento matemático necesario para que la humanidad se mueva hacia el tercer nivel se dio en 1989, pero como es común en estos temas tan metafísicos, por alguna razón… no paso naranja. Me imagino que Bob se decepcionó bastante, ¿Tool? Quién sabe…

Pero, ¿y que pasaría supuestamente cuando desarrolláramos dos cromosomas extras? Dicen los autores que el cambio principal seria una transición hacia una “conciencia unitaria”, es decir, cada célula de nuestro cuerpo tendría su propia conciencia y memoria. ¿Suena loco, no? ¡Apenas podemos arreglárnosla con una sola conciencia y memoria, imagínense lidiar con millones de millones! Aun así, como psicólogo, no puedo negar que como concepto, es súper interesante.

Es que para mí, los cromosomas harían totalmente factible la teoría de Jung acerca del “inconsciente colectivo”, una memoria o conciencia compartida por todos. Pensemos en teorías como la de los “6 grados de separación” (de la que me muero por hablar en algún post futuro), si cada uno de nosotros está separado de cualquier otra persona en el mundo por una cadena de al menos, pero no más, de 6 eslabones, y si nuestros cromosomas, además de transportar un mundo de información genética sobre nuestros antepasados, también transportan su memoria, vivencias, conocimientos, etc., ¿sería imposible o tan improbable que cada uno de nosotros contenga potencialmente al menos una parte de todos los demás?

Así, nosotros, el ser superior que ocupa el cuerpo, haríamos que los millones de diferentes conciencias en nuestro cuerpo trabajasen juntas como una. Hey, la teoría psicodinámica habla de un yo, un ello y un súper yo, y la teoría transaccional habla de una diversidad de posibles estados del ego, básicamente tres: Niño (ello), Adulto (yo) y Padre (súper yo); pero podemos tener varias versiones de cada uno, de ahí a varios millones solo hay… varios millones de pasos, si, pero pasos posibles. - Izzy

Fragmentos de estos artículos extraídos de:
Estación uno: “Forty Six & 2 Explanation” - http://www.youtube.com/watch?v=OufK0647p1U
Estación dos: “Forty Six & 2 - Tool” - http://www.youtube.com/watch?v=Tja6_h4lT6A
Estación tres: “The 44 Chromosome Man” - http://genetics.thetech.org/original_news/news124

lunes, 24 de febrero de 2014

Café con TCC - VII: Práctica de la Terapia Cognitiva.

¡Hola! Llegamos a la entrega final de la serie “Café con TCC” un vistazo general a lo que es la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) en base al marco teórico de mi tesis de maestría en Psicología Clínica (acerca del uso de la TCC en el abordaje y tratamiento del trauma en mujeres víctimas de violencia doméstica).

Espero hayan disfrutado el viaje y les haya aclarado algunas dudas sobre las premisas teóricas y básicas de la TCC y tal vez les haya encendido la curiosidad por aprender más sobre ella. Nuestra última parada es la práctica de la terapia cognitiva:




Conceptos básicos y principios.

La terapia cognitiva es un procedimiento activo, directivo, estructurado y de tiempo limitado que se utiliza para el tratamiento de diversos trastornos psiquiátricos. Se basa en el supuesto teórico subyacente de que los afectos y la conducta de un individuo están determinados en gran medida por la forma en que él estructura el mundo.

Las técnicas terapéuticas van encaminadas a identificar, cotejar con la realidad y modificar las conceptualizaciones distorsionadas y las creencias disfuncionales (esquemas) que subyacen a esas cogniciones.

La teoría cognitiva estipula que la mejoría sintomática en un trastorno psicológico se logra a través de la modificación de pensamientos disfuncionales y que una mejoría duradera (reducción de recaídas) se logra mediante la modificación de las creencias inadecuadas.

El terapeuta trabaja y espera lograr el cambio en tres niveles:

- El superficial, consistente en los pensamientos automáticos.

- El intermedio, consistente en los supuestos subyacentes.

- El profundo o nuclear, consistente en los esquemas.

Esta terapia tiende a ubicarse en el modelo educativo donde prevalece la idea de aprendizaje de nuevas formas de conocimiento que permitan adquirir nuevas conductas, más apropiadas o útiles para lograr las metas personales.

Los principios.

1. Se basa en una formulación permanentemente evolutiva del paciente y sus problemas en términos cognitivos.

2. Requiere una solida alianza terapéutica.

3. Enfatiza la colaboración y la participación activa.

4. Se orienta hacia metas y se centra en los problemas.

5. Enfatiza el presente (al menos inicialmente).

6. Es educativa, apunta a enseñarle al paciente a ser su propio terapeuta y enfatiza la prevención de la recaída.

7. Apunta a ser de tiempo limitado.

8. Las sesiones son estructuradas.

9. Enseña a los pacientes a identificar, evaluar y responder a sus creencias y pensamientos disfuncionales.

10. Usa una diversidad de técnicas para cambiar los pensamientos, el estado de ánimo y las conductas.

La estrategia.

En un nivel amplio el terapeuta apunta a facilitar la remisión de los síntomas y prevenir la recaída mediante la modificación de sus pensamientos y creencias disfuncionales. La secuencia temporal característica del proceso se desarrolla en las siguientes etapas:

1. Etapa inicial:

- Desarrollar una firme alianza terapéutica.

- Identificar y especificar los objetivos.

- Resolver los problemas.

- Enseñar el modelo cognitivo.

- Lograr la activación del paciente (si está deprimido o desanimado).

- Instruirlo acerca de su trastorno.

- Enseñarle a identificar, evaluar y responder a sus pensamientos automáticos.

- Socializarlo sobre las tareas de auto-ayuda, la programación de las sesiones y el feedback al terapeuta y enseñarle las estrategias para enfrentar sus problemas.

2. Etapa media:

- Continuar trabajando en los anteriores puntos.

- Identificar, evaluar y modificar las creencias.

- Utilizar técnicas racionales, emocionales y conductuales.

- Enseñarle habilidades prácticas para alcanzar sus objetivos.

3. Etapa final:

- Preparación para la finalización.

- Prevención de la recaída.

Estructura de las sesiones.

El modelo estructural básico de las sesiones puede esquematizarse con el siguiente programa:

- Breve recuento de lo sucedido luego de la última sesión y registro del estado anímico.

- Enlace con la sesión anterior (consecuencias, asuntos pendientes, etc.).

- Fijación de la agenda para esta sesión.

- Revisión de la realización de la tarea asignada de auto-ayuda.

- Tratamiento de los puntos estipulados en la agenda.

- Fijación de las nuevas tareas de auto-ayuda.

- Resumen final y la devolución (feedback) del paciente.

Tareas de auto-ayuda (entre sesiones).

Beck indicaba que a menos que el cliente haga la práctica de su cambio de pensamiento, el resultado no será significativo o perdurable. La prescripción de tareas para el hogar es un elemento habitual y considerado fundamental para lograr el cambio en las terapias cognitivas. Su objetivo específico puede ser, entre otros:

- Cambiar una conducta disfuncional o establecer una conducta apropiada.

- Modificar las creencias y los pensamientos distorsionados.

- Vencer temores e inhibiciones, mejorando la auto-confianza.

- Perfeccionar y consolidar mediante la práctica las nuevas conductas.

Así culmina nuestro “Café con TCC”, al menos por el momento. Quién sabe, de repente revisitamos la sección para hablar de nuevos temas relacionados con la teoría cognitivo conductual, hasta entonces, ¡Namaste! – Izzy

sábado, 22 de febrero de 2014

Rupturas, duelos y superaciones.

Ufff, las rupturas, ¡qué tema! Cuando una relación llega a su fin, los terapeutas siempre recordamos a nuestros consultantes que el fin de la relación no implica el fin de sus vidas, ¡pero vaya que se siente como si lo fuera!, ¿no es cierto? Bueno, al menos durante ese proceso tan sabio, natural y necesario como lo es el duelo, una oportunidad (cuando se hace bien y con la adecuada supervisión y acompañamiento terapéutico) de hacer las paces, cerrar capítulos, dar significado a lo que fue, hacer las paces con lo que no fue y pudo haber sido y darnos una oportunidad de conocernos y reconocernos en soledad y volver a abrir las puertas a la llegada de alguien nuevo.

Ya sabemos que las rupturas duelen, ¿y el duelo? También, pero todo aquel que ya ha hecho su duelo sabe que al final, se sale ganando, en experiencia, aprendizaje y crecimiento, y hay cosas que podemos hacer para facilitar este proceso y sentirnos mejor con nuestro duelo, nuestra relación que fue y ya no es y con nosotros mismos…




Darse tiempo para procesar el duelo.

En esta sociedad moderna en la que todo se mueve tan rápido, nunca hay tiempo para nada, hay que correr constantemente contra el reloj (el biológico, el de la vida, el de las expectativas propias y ajenas y tantos otros) y está prácticamente prohibido mostrar las verdaderas emociones, exhibir el dolor, ser débil y vulnerable y ¡llorar lo que hay que llorar por el tiempo que deba llorarse!, parece que ni nos dan chance, oportunidad ni permiso de hacer un duelo apropiado.

Si algo he aprendido acerca de mis propios procesos, es que al duelo hay que darle tiempo. No es tan fácil para todos, tengo un par de amigos cercanos a quienes les ha tocado vivir sus propias rupturas en el 2013 y me hicieron la misma pregunta, la pregunta obligada: “¿Cuánto tiempo dura el duelo?

Bueno, de 6 meses a un año, por lo menos, con posibilidades a un segundo año si hace falta.” Créanme que no les gustó la idea de esperar uno o dos años, pero es que no se trata de esperar, hacer el duelo no implica aislarse, dejar de existir ni hibernar emocionalmente por 1-2 años, al contrario, ¡hay tanto para hacer, redescubrir, reaprender y desaprender!

¿Y si después de esos 6 meses o ese primer año todavía duele? Significa que todavía falta camino por recorrer, y aquí es donde muchos meten la pata al pensar si no lograron superar el duelo en 6 meses o un año, hay algo de malo en ellos, ¡cada quien a su tiempo! No hay peor error que dar por terminado un duelo antes de tiempo. A veces el primer año de duelo es solamente la preparación para el segundo. Paciencia, ánimo y fuerza.

El proceso de duelo implica permitirse sentirlo todo, tristeza, negación, enojo, paz, y sobrevivir el proceso, ¡pero también implica darse permiso de sonreír, reírse, disfrutar, disfrutarse y disfrutar a quienes tenemos a nuestro alrededor en ese momento! ¡Ojo, todo esto SIN APRESURARNOS a saltar de una vez en otra relación, sea de la naturaleza que fuese!

Meterse de lleno en una relación nueva sin haber resuelto o procesado la anterior implica el riesgo de compartir un espacio emocional con muchos “fantasmas del pasado, de lo que fue, pudo haber sido y no será”, proyectar a la relación y a la “nueva” persona cosas que no le corresponden y que quedaron de la relación anterior, volver a tropezarse con la misma piedra (con cara nueva) y al final, terminar haciéndose daño a uno mismo y a un tercero que definitivamente no lo merecía. ¡A hacerse responsables de las emociones e historias propias para no proyectarlas a los demás! - Izzy

Fragmentos extraídos del artículo “Dos and Don'ts for Getting Over a Breakup” por Julie Hanks. 

Neuroanatomía de las emociones VII: El hipocampo.

El 26 de noviembre del 2012, asistí al seminario “Neuroanatomía de las emociones”, dictado por el Dr. Ricardo M. Vela y organizado por la Sociedad Panameña de Psiquiatría.

El Dr. Ricardo M. Vela es Director de Paidopsiquiatría y Psiquiatra en jefe de Servicios al Niño y a la Familia de la Asociación de Salud Mental del Condado de North Suffolk, Estado de Massachusetts y Profesor Asistente en Psiquiatría del Massachusetts General Hospital (Boston). Durante cinco horas, el Dr. Vela nos llevo en un viaje sorprendente a través del sistema límbico, explicando su estructura anatómica y funcional y cómo contribuye a la expresión específica de las emociones y conducta de apego y sus implicaciones en el autismo.

¿Listos para continuar nuestro viaje a través del sistema límbico? Hoy conoceremos más acerca del hipocampo…




El hipocampo en 115 palabras.

El hipocampo es una de las principales estructuras del cerebro humano y otros mamíferos. El nombre le fue dado por el anatomista del siglo XVI Giulio Cesare Aranzio, que advirtió una gran semejanza con la forma del caballito de mar o hipocampo. Pertenece en parte al sistema límbico, componiendo junto al subículo y el giro dentado la llamada formación hipocampal. Es una estructura pareada, con dos mitades que son imágenes especulares en ambos hemisferios cerebrales. Su forma de caballito de mar es típica de primates, pero en otros mamíferos tiene formas variadas, como la del plátano. En su actual diseño en los mamíferos desempeña principalmente funciones importantes en la memoria y el manejo del espacio.

Funciones del hipocampo.

El hipocampo guarda una relación estrecha con los núcleos septales e interactúa con la amígdala en lo relacionado a la atención, generación de imaginería emocional, aprendizaje y memoria. Su rol en las emociones es mínimo.

Nuestro hipocampo, al interactuar con nuestro hipotálamo y núcleos septales previene los extremos en la excitación y mantiene la alerta callada (nuestra capacidad de mantener tanto la calma como la vigilancia).

Si se lesiona puede haber dificultad inhibiendo las respuestas comportamentales (previniendo los extremos arriba mencionados) o desplazando nuestro foco de atención.

El hipocampo y la memoria.

El hipocampo interviene en el almacenamiento y consolidación de la información a nuestra memoria a largo plazo, así como en la codificación del aprendizaje y memoria (el almacenamiento a largo plazo y recuperación de información recientemente adquirida o aprendida).

Si se lesiona se afecta la habilidad de convertir los recuerdos de corto plazo en recuerdos de largo plazo.

El caso de H.M.

Henry Gustav Molaison (1926- 2008) fue un paciente norteamericano con un trastorno de memoria ampliamente estudiado desde finales de 1957 hasta su muerte. Durante mucho tiempo, fue conocido por sus iniciales, H. M., para proteger su privacidad. Su caso supuso un gran hito en el desarrollo de teorías explicativas de la asociación entre la función cerebral y la memoria.

Henry padeció de una epilepsia intratable, que a menudo le ha sido atribuida a un accidente mientras conducía su bicicleta a la edad de nueve años. Sufrió crisis parciales durante muchos años, y convulsiones desde los 16 años.

En 1953 fue derivado para su tratamiento al neurocirujano Beecher Scoville, quien localizó el origen de la epilepsia en los lóbulos temporales mediales izquierdo y derecho, y sugirió una extirpación quirúrgica bilateral del lóbulo temporal medial como medida de tratamiento.

Scoville practicó la lobectomía bitemporal y Henry Molaison perdió aproximadamente dos terceras partes de su hipocampo, giro hipocampal y amígdala. Su hipocampo parecía haber quedado completamente infuncional, ya que los 2 cm restantes parecían atrofiados, y además, toda la corteza entorrinal (el principal centro de comunicación con el hipocampo) había sido destruida.

La cirugía surtió el efecto deseado en cuanto al objetivo de controlar los ataques epilépticos, pero le provocó una severa amnesia anterógrada: a pesar de que su memoria de trabajo y su memoria procedimental se hallaban intactas, no era capaz de incorporar nueva información a su memoria a largo plazo.

Molaison se vio incapacitado para crear nuevos conocimientos semánticos, aunque el alcance de su incapacidad no está del todo clara. También sufrió una moderada amnesia retrógrada, no pudiendo recordar la mayor parte de los acontecimientos de los dos años previos a la cirugía, ni algunos de los acontecimientos ocurridos once años atrás, lo que implica que su amnesia retrógrada estaba graduada temporalmente.

No obstante, su capacidad para formar recuerdos procedimentales a largo plazo estaba intacta. Así, por ejemplo, era capaz de adquirir nuevas habilidades motoras, a pesar de que luego no fuera capaz de recordar haberlas adquirido.

Interacciones entre hipocampo y amígdala.

El rol en la memoria entre el hipocampo y la amígdala es interdependiente. La amígdala es la responsable de almacenar los aspectos emocionales y las reacciones personales ante los eventos y se activa cuando se evocan recuerdos personales y emocionales.

El hipocampo en el autismo.

Al igual que con otras áreas del sistema límbico vistas previamente, en el hipocampo de la persona con autismo también se observan anormalidades neuroanatómicas. Estas anomalías pueden jugar un rol en la modulación (o dificultad para la misma) de las emociones en individuos con autismo, así como en su incapacidad de almacenar reacciones emocionales vinculadas a eventos y evocar recuerdos emocionales personales.

De esta manera concluye la séptima etapa de este viaje a través de la neuroanatomía de las emociones y los invito a leer el próximo post al respecto, donde les contaré más acerca de lo que aprendí en una tarde con el Dr. Ricardo Vela sobre el cerebelo.

¡Hasta entonces! - Izzy.

Links relacionados:
Neuroanatomía de las emociones I: El sistema límbico.
Neuroanatomía de las emociones II: El hipotálamo.
Neuroanatomía de las emociones III: La amígdala.
Neuroanatomía de las emociones IV: Los núcleos septales.
Neuroanatomía de las emociones V: El giro cingulado.
Neuroanatomía de las emociones VI: La teoría de dos golpes de la esquizofrenia.
Henry Molaison: http://es.wikipedia.org/wiki/Henry_Molaison

viernes, 21 de febrero de 2014

El complejo arte de darse cuenta que no está funcionando.

Les cuento, a finales de enero, escribí el post “El difícil arte de arrancarse la curita”, inspirado en un artículo de Danielle Laporte, titulado: “The euphoria of admitting when it sucks” (La euforia de admitir cuando apesta) acerca del arte de rendirse, fracasar y saber cuándo suficiente es suficiente (o demasiado).

Retomando el tema, ¿Cuándo o como sabemos que suficiente es suficiente, que hemos llegado a ese punto de quiebre en nuestra relación y que nuestro instinto o intuición (que lamentablemente en la mayoría de los casos nos han enseñado desde pequeños a desoír o apagar por completo) nos está enviando señales de alerta?




Algunas señales de que no está funcionando:

Tu lista de “contras/desventajas/desagrados/defectos” ya superó por amplio margen tu lista de “pros/ventajas/agrados/virtudes”.

Es simple, todos idealizamos a nuestra pareja al principio, es parte del enamoramiento y le podemos echar la culpa a la oxitocina (¡maldita oxitocina!), pero cuando ya pasó la etapa de enamoramiento, toca empezar a descubrir, procesar y aceptar lo “no tan maravilloso” de tu tal para cual, a menos que quieras seguir idealizándolo y viendo todo color de rosa, pero ni se te ocurra echarle la culpa a la oxitocina, ya la ahuevazón es 100% propia. Entonces, nuestra amada pareja será una bonita mezcla de lo bueno, lo malo y lo feo pero se supone que haya un balance adecuado, aceptable o al menos, cónsono con tus expectativas e ideales (¡realistas!). Si la lista no pinta pareja, ya te toca elegir qué hacer, y aquí es donde para muchos, “lo bueno, lo malo y lo feo” se convierte en “lo idealizado, lo negado y lo reprimido”.

Toda relación requiere trabajo… ¿pero tanto trabajo?

Si, toda relación requiere trabajo, y a veces se requiere de mucho y es justificable, pero cuando te empiezas a preguntar si realmente una relación debería costar tanto o ser tan difícil, o tan confusa, o tan complicada, tu querido instinto (o intuición) está tratando de avisarte que algo anda mal. Cuando la parte “trabajo” de la relación empieza a devorarse a todos los demás aspectos de la misma, entra el tedio, el cansancio, la frustración, la ira y la amargura (esto se hace evidente en etapas medias y avanzadas de terapia de parejas, cuando pareciera que lo único que hace la pareja es ir a terapia y trabajar en la relación). Si te dan ganas de llegar tarde al trabajo, o de faltar, tomarte vacaciones o renunciar y buscar otro empleo… ya sabes.

Bienvenida, ansiedad anticipatoria.

Muy parecido a lo anterior, cuando empiezas a odiar tu trabajo, los domingos emocionantes se transforman en domingos angustiantes, sabiendo por anticipado que mañana hay trabajo y ya no te lo aguantas. Todo evento, actividad, situación que antes disfrutabas con tu pareja, ahora preferirías evitarla. Salidas al súper, tardes viendo tele en la sala, visitas a amistades o familiares, etc. Pareces sentirte más libre, a gusto y en paz cuando tu pareja está en otro lado y tienes tiempo y espacio para ti. Esa es la luz amarilla. ¿La roja? Cuando prefieres evitar tener sexo con tu pareja en vez de buscar tenerlo.

“Ustedes hacen una des-pareja muy bonita.”

¿Te acuerdas cuando te jactabas con tus amig@s del excelente equipo que tú y tu pareja hacían? Química perfecta, conexión total, sincronía absoluta, se completaban las palabras… hasta los pensamientos, ¡orgasmos simultáneos! Ahora te sientes como las parejas de Hollywood, jurando y recontra-jurando que todo está bien y divorciándose a la semana siguiente. La pareja ahora es des-pareja y parecen incapaces de coincidir en lo más mínimo. Ya no se entienden. No solo no entienden a la pareja (luz amarilla), están empezando a desentenderse a sí mismos (luz roja). Lo que fluía ya no fluye. Estancados estamos.

“No es que dejé de amarte. Solo siento que estoy empezando a odiarte.”

Dicen que lo opuesto del amor no es el odio, sino la indiferencia, pero junto con la amargura (que se desarrolla después de mucho tiempo de rumiar ese odio y resentimiento), cualquiera de las tres (y toda combinación posible) hace un arma perfecta para matar al amor, la relación o ambos. Claro, junto con el odio viene la culpa de sentirlo, especialmente hacia esa persona que se supone amamos, por lo que usualmente se guarda en el cajón de lo malo (negado) o lo feo (reprimido) en vez de tomarlo por lo que es: una emoción, desagradable quizás, pero que está cumpliendo una función importante, avisarnos que algo está mal y hay que hacer algo al respecto… a menos que queramos que ese odio crezca (y lo hace aunque sea negado o reprimido) y se convierta en resentimiento y amargura.

¿Conclusiones?

Las señales están ahí, nuestro instinto o intuición nos informan de ellas, pero muchas veces las tomamos como “así se supone que sea esto”, o sea, perpetuando esas ideas distorsionadas acerca del amor y la relación de pareja o preferimos ignorarlas para evitar sentir la culpa (culpa de sentir lo que sentimos y culpa de herir a la otra persona por sentirlo).

No estoy diciendo que esto significa que ya no hay arreglo, solución o esperanza para la pareja, eso ya depende de uno. Es como cuando un carro se daña, en algunos está el hacer lo imposible por lograr que vuelva a arrancar, en otros está el darlo por muerto y buscar uno nuevo, en otros está el decir “Mmmm, bueno, voy a caminar por un tiempo, o tal vez me compro una bicicleta en vez…” y otros deciden quedarse ahí, sentados en un carro que no va para ninguna parte.

Tener la honestidad de aceptar las señales de que algo no está funcionando y no darle “mute” al instinto o intuición al menos es un primer paso, un paso honesto, mas no sea con uno mismo, y en un mundo perfecto, con la pareja. Pero ya sabemos que no vivimos en un mundo perfecto.

Namaste - Izzy

Fragmentos extraídos del artículo “The euphoria of admitting when it sucks” por Danielle Laporte: http://www.daniellelaporte.com/reprise-euphoria-of-admitting/
Imagen: http://mimikascraftroom.deviantart.com/art/Fixing-a-broken-heart-65913383

Café con TCC - VI: Las distorsiones cognitivas.

¡Hola! Llegamos a la anteúltima entrega de “Café con TCC” un vistazo general a lo que es la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) en base al marco teórico de mi tesis de maestría en Psicología Clínica (acerca del uso de la TCC en el abordaje y tratamiento del trauma en mujeres víctimas de violencia doméstica). Espero hayan disfrutado el viaje hasta ahora y les haya aclarado algunas dudas sobre las premisas teóricas y básicas de la TCC y tal vez les haya encendido la curiosidad por aprender más sobre ella. Ahora vamos a lo que nos atañe…

¿Qué son las distorsiones cognitivas?

Las distorsiones cognitivas son una forma de error en el procesamiento de información. Desempeñan un papel predominante en la psicopatología al producir la perturbación emocional. 

La primera enumeración fue dada por Albert Ellis y fue ampliado por Aaron T. Beck. Las distorsiones cognitivas son las que determinan las creencias desadaptativas (pensamientos automáticos) que producirían la perturbación (reacción emocional y comportamental). 

Estas percepciones y pensamientos distorsionados que realiza el sujeto acerca de sí mismo, del mundo y del futuro, lo llevan a desarrollar estados de ánimo disfuncionales. 

Aprender (y enseñar) a refutar estas distorsiones y sus consecuentes pensamientos negativos, se conoce como reestructuración cognitiva.

Las distorsiones cognitivas más frecuentes.

La lista de distorsiones puede variar de autor en autor y de libro en libro, razón por la cual para propósitos de este post, alteré el listado como aparece originalmente en mi tesis acorde al listado de distorsiones cognitivas citado por Judith Beck en el libro “Cognitive Behavior Therapy - Basics and Beyond”:

Pensamiento de todo o nada (pensamiento dicotómico o en blanco y negro): Se refiere a ver los eventos o las personas bajo la lupa del todo o nada. Ejemplo: “Toda esta relación fue una porquería.”.

Adivinación del futuro (catastrofización): El sujeto predice que las cosas van a ponerse peor o algún peligro está por llegar. Ejemplo: “¿Para qué estudiar si voy a fracasar?”.

Descalificar o descartar lo positivo: Consiste en atribuir que los talentos y logros (todo lo positivo) que uno tiene o que otros obtienen son triviales. También se le conoce como minimizar lo positivo. Ejemplo: Una joven profesional, con una excelente carrera y graduada con honores, al hacer una revisión de su rendimiento laboral describe los éxitos obtenidos desvinculando los esfuerzos realizados o desconociendo que gracias a sus habilidades se pudo llegar a la meta propuesta.

Razonamiento emotivo: Dirigir los juicios en base a los sentimientos. Ejemplo: “Mi compañero de trabajo se ha estado quedando hasta tarde en la oficina con nuestra jefa. Siento celos y sospecho de mi compañero. Basado en estos sentimientos, concluyo que mi compañero debe de estar manteniendo un amorío con ella.”

Rotulación (etiquetación): Asignar rótulos o rasgos negativos globales a uno mismo o a otros. Ejemplo: “Yo soy un/a inútil.”

Magnificación/minimización (magnificar lo negativo y minimizar lo positivo): Subestimar y sobreestimar la manera de ser de eventos o personas. Ejemplo: “No me has llamado, me quiero morir.” “Sacaste un 10 en el examen. Seguro eran preguntas facilísimas.”

Filtro mental (abstracción selectiva): Enfocar y seleccionar solo los puntos negativos y no ver los positivos. Ejemplo: Una persona obtiene una mala calificación en un área de su desempeño y una excelente apreciación general sobre sus cualidades, carácter y dedicación; sin embargo desecha estas últimas y considera que ha fracasado totalmente basado solamente en la mala calificación.

Lectura de la mente: El sujeto supone que conoce lo que la gente está pensando sin tener suficientes evidencias sobre sus pensamientos. Ejemplo: “Yo sé que ella está pensando que yo no estoy preparada para este trabajo.”

Generalización (o sobre-generalización): Hace referencia a tomar casos aislados y generalizar su validez para todo. Ejemplo: “Ella no vino a la cita. Todas las mujeres son unas malditas.”

Personalización: También conocida como falsa atribución, consiste en asumir que uno mismo u otros han causado cosas directamente, cuando muy posiblemente no haya sido el caso en realidad. Cuando se aplica a uno mismo puede producir ansiedad y culpa, y aplicado a otros produce enojo exacerbado y ansiedad de persecución. Ejemplo: “A mi madre le dio un ataque. Tiene que ser culpa mía por no haberla llamado desde hace días.”

Expresiones con “debe” o “debería” (exigencias, demandas): Se trata de concentrarse en lo que uno piensa que "debería" ser en lugar ver las cosas como son, y tener reglas rígidas que se piensa que deberían aplicarse sin importar el contexto situacional. Ejemplo: “Aunque la haya mandado al diablo, debería de llamarme para ver cómo estoy.”

Visión de túnel: Solo se ven los aspectos negativos de una situación. Ejemplo: “El profesor de mi hijo no puede hacer nada bien. Es criticón e insensible y pésimo educador.”

Ya saben, la próxima vez que se encuentren sintiéndose o actuando mal, deténganse un momento y háganse la siguiente pregunta: “¿En qué estoy pensando?” Es probable que detecten una (o varias) distorsiones cognitivas en su forma de pensar que no les están haciendo nada de bien y que no vendría mal cambiar por pensamientos más sanos, realistas, flexibles y adaptativos. - Izzy.

Próxima parte: Práctica de la Terapia Cognitiva.

martes, 18 de febrero de 2014

¿Facebook sabe cuándo te estás enamorando?

Los cambios de “situación sentimental” en Facebook son motivo de alegría y tristeza, risa y llanto, amor y odio, y como las redes sociales parecen enredarnos más y más cada día, no es de extrañar que Facebook sepa hacia dónde va tu vida sentimental antes que tu…

La gente de Facebook Data Science exploró las interacciones de las parejas en Facebook antes y después de hacer “oficial” su relación sentimental por medio de Facebook y obtuvieron datos muy interesantes.

Las relaciones empiezan con un periodo de cortejo en el cual se intercambian mensajes, se visitan perfiles y se comparten publicaciones en los muros de cada quien.

100 días antes de que la relación empiece (o al menos, antes de que se haga “oficial” en Facebook) se observa un lento pero constante incremento de publicaciones compartidas entre la futura pareja. Estas comienzan a disminuir desde el momento en que la relación ya es “Facebook oficial”.

Presumiblemente, esta disminución se traduce en la pareja pasando más tiempo fuera de las redes sociales y bien podría ser así. Conozco varias personas que solían ser muy activas en las redes sociales hasta que abandonaron la soltería y cada vez se les ve publicando o tuiteando menos, nuestra versión moderna de “¡Ya consiguió pareja y se olvidó de las amistades!”




Mientras que las interacciones bajan en cantidad, lo publicado aumenta su contenido de dulzura y positivismo (al menos de la mejor manera en que Facebook Data Science pudo medirlo). Para cada interacción se tomó en cuenta la proporción de palabras expresando emociones positivas (amor, bonito, feliz, etc.) menos la proporción de palabras expresando emociones negativas (odio, malo, dolor, etc.). La proporción de emociones positivas expresadas en línea se incrementa al hacerse oficial la relación (Facebook oficial, al menos :P).




Para el estudio se consideraron solo aquellas parejas que declararon una fecha de aniversario entre noviembre del 2010 y octubre del 2013 y permanecieron “solteros” 100 días antes y “en una relación” 100 días después de su fecha de aniversario.

No es ciencia exacta, pero si tienes la sospecha de estarte enamorando, o que alguien se está enamorando de ti, quizás las estadísticas de Facebook puedan aclarar tus dudas… ¡Que va, mejor hazle caso a tu instinto, ya estamos suficientemente enredados con las redes sociales! - Izzy

Fuente: https://www.facebook.com/notes/facebook-data-science/the-formation-of-love/10152064609253859

viernes, 14 de febrero de 2014

Pregunta de una lectora: “¿Cómo se sabe cuando hay sexo con amor?”

¡Hola! Les cuento, hace unos días recibí una pregunta muy interesante de parte de una lectora en mi página de Facebook“¿Cómo se sabe cuando hay sexo con amor?”Aprovecho la oportunidad para compartir la respuesta (un poco más elaborada que la original) en el blog...

¿Cuándo hay sexo con amor? ¡Qué buena pregunta! Creo que el amor se siente en el sexo cuando también está presente en todos los demás aspectos de la relación. Cada parte impregna la otra, le inyecta parte de su esencia y se nota cuando está y se siente cuando falta. El amor aporta profundidad a la relación de pareja, mientras que el sexo le aporta intensidad. ¿En qué medida? Bueno, supongo que eso varía de pareja en pareja, y no es que haya una mezcla perfecta o exacta, sino más bien la que mejor funcione para cada pareja, y para cada uno de sus integrantes. Digamos que mitad y mitad es una buena base, y seguro no se mantiene siempre estable a lo largo de la relación, pero lo importante es que ambos aspectos estén presentes en mayor o menor medida.

Como decía el Doctor Guillermo Garrido en sus Seminarios de Pareja, una relación puede seguir ante la ausencia de alguno de estos dos elementos, pero no deja de ser una relación incompleta. Lo interesante de esto es que muchos pensamos que la falta de amor “mata” una relación antes que la falta de sexo, pero en realidad ocurre lo contrario, es más probable que una relación sucumba por la falta de intensidad que por la falta de profundidad. 

Digamos que el amor, la profundidad, es el combustible de la pareja, mientras que el sexo, la intensidad, es esa chispa que enciende el motor. Por más lleno que esté el tanque, si no hay chispa, ese motor no va a arrancar. “¡Pero hay muchas relaciones que sobreviven a pesar de la falta de sexo!” dirán muchos. Si, quizás, pero sobreviven, no viven. Y sobreviven porque nos han vendido esta idea, nos la han taladrado en la cabeza desde que somos infantes de que al amor lo puede todo y el sexo, bueno, el sexo es algo secundario.

Piénsenlo, es más fácil imaginar terminar una relación porque no hay amor que porque no hay sexo. ¿Por qué? Bueno, aunque nos sintamos mal por la carencia de cualquiera de los dos elementos, por toda esa enseñanza distorsionada de que el amor es todo pureza y el sexo es algo sucio, nos hace sentir especialmente hijos de puta el ponerlo por encima del amor (¡o siquiera cerca!) en nuestra escala de valores o necesidades o aspectos no negociables de una relación.


Puedes tener increíble sexo de rock star sin amor...
¡¡¡pero no puedes tener ese amor de una sola vez
en la vida sin increíble sexo de rock star!!!


La parte jodida de esto, y si, hay una parte jodida, muy jodida, es que estos elementos no solo aportan a la relación, sino que tienen una dinámica entre sí. El amor le da profundidad a la relación y le da profundidad al sexo, y el sexo le da intensidad a la relación y le da intensidad al amor.

Entonces, falta un elemento, o hay un desbalance en esa mezcla de combustible tan particular que nos enciende, que enciende a nuestra pareja y enciende nuestra relación, y empezamos a cojear de una pata. Y si lo que falta es sexo, es más probable que tratemos de disimular mas la renguera que si se tratase de falta de amor, no vaya a ser que nuestra madre, padre y espíritu santo introyectados en nuestro súper yo (o estado del ego padre) se vaya a enojar con nosotros por atrevernos a darnos el permiso de considerar nuestra sexualidad como una parte importante, vital e integral de nuestra vida y de nuestra relación de pareja.

Regresando al tema, ¿cómo sabemos si hay amor en el sexo? Bueno, porque hay amor en otras cosas, las cosas de todos los días, los detalles grandes y pequeños que se comparten: la amistad, la complicidad, la compañía, la conexión, los planes conjuntos, las metas propias y compartidas, la admiración, la fascinación, las tardes caminando por el parque, las noches viendo The Big Bang Theory y comiendo hamburguesas con papas fritas hechas en casa, las cenas de sushi, el llanto y la risa compartidos, las peleas (inteligentes, si son afortunados) que terminan en tremendas sesiones de “make-up sex”, en fin, ¡TANTAS COSAS!

Si no hay nada de esto, o muy poco, o no lo suficiente, quien sabe, quizás solo están teniendo sexo, y eso no tiene nada de malo, si es algo que está claro y consensuado entre los dos. Pero si estás buscando amor en tu sexo y sientes que falta, probablemente es tu intuición o instinto jalándote las mangas de la remera o la basta del pantalón, tratando de avisarte que algo pasa, algo falta, algo. Ah, y el amor a veces es ciego y el sexo a veces nos ciega, ¿pero el instinto? El instinto tiene vista 20/20 y es jodidamente difícil engañarlo.

¡Feliz Día de San Valentín! - Izzy

lunes, 10 de febrero de 2014

La transferencia y contratransferencia en la Terapia Cognitivo Conductual (TCC).

¡Hola! Les cuento, podemos decir que la terapia cognitiva conductual es mi línea terapéutica predilecta; después de todo, fue la base teórica de mi tesis de maestría en psicología clínica y mi mentor en esta corriente teórica fue Fabio Bethancourt, ¡una eminencia en TCC (y una belleza de ser humano)!

Sin embargo, yo soy de la filosofía integrativa, es decir, considero que toda corriente teórica y terapéutica en el campo de la psicología tiene su utilidad, y al igual que en tantas otras cosas de la vida, la diversidad enriquece la experiencia. Por eso no es raro verme en congresos de relaciones objetales y tomando seminarios de corte psicodinámico, ¡hay que tener la mente abierta!

En uno de los últimos congresos organizados por el IPI Panamá (Instituto de Psicoterapia Internacional) tuve el gusto de conversar con muchos colegas acerca de este tema de corrientes psicodinámicas y cognitivo conductuales, sus parecidos y diferencias y comenté que a pesar de mi corte cognitivo, en mis consultas sigo prestando muchísima atención a la transferencia y contratransferencia.

Transferencia: La función psíquica mediante la cual un sujeto transfiere inconscientemente y revive, en sus vínculos nuevos, sus antiguos sentimientos, afectos, expectativas o deseos infantiles reprimidos.

Contratransferencia: Conjunto de las reacciones inconscientes del analista frente a la persona del analizado y, especialmente, frente a la transferencia de éste.

Esto nos llevo a la interesante pregunta: ¿Existe la transferencia y contratransferencia en la TCC? Actualmente estoy leyendo el libro “Cognitive Behavior Therapy - Basics and Beyond” de Judith S. Beck y me atrevo a decir que podemos considerarlo la “biblia” de la TCC, y no mencionan para nada la transferencia y contratransferencia.

El tema me quedo dando vueltas en la cabeza y finalmente di con algo revisando el libro “Learning Cognitive-behavior Therapy: An Illustrated Guide” de Jesse H. Wright. Les comparto lo que aprendí:

La transferencia en la Terapia Cognitivo Conductual (TCC).

"Usted no me entiende, doctor, nunca me entiende (igual
que mi papá...)"
El concepto de transferencia se deriva del psicoanálisis y psicoterapia psicodinámica, pero esta sustancialmente revisado en la TCC para ser consistente con sus teorías y métodos. Como en otras terapias, el fenómeno de transferencia es visto como la recreación en la relación terapéutica de elementos clave de relaciones previas importantes (padres, abuelos, maestros, jefes, colegas). Sin embargo, en la TCC no se enfoca en sus componentes inconscientes o en los mecanismos de defensa sino en las formas de pensar y actuar habituales que se recapitulan en el marco terapéutico. 

Dado que usualmente la TCC es de corta duración, con una alianza terapéutica directa y altamente colaborativa, la intensidad de la transferencia es menor que en la psicoterapia psicodinámica. Además, no es vista como un mecanismo primario o necesario para el aprendizaje o el cambio. Aun así, el estar conscientes de las respuestas de transferencia en los pacientes y la habilidad de usar este conocimiento para mejorar la relación terapéutica y modificar patrones disfuncionales de pensamiento son partes importantes de la TCC.

Al evaluar la transferencia en la TCC, el terapeuta está pendiente de esquemas y patrones comportamentales asociados que probablemente se desarrollaron en el contexto de relaciones significativas pasadas. Esta evaluación sirve dos funciones primarias:

- El terapeuta puede analizar la relación terapéutica y aprender acerca de las creencias centrales y examinar en vivo los efectos de estas cogniciones sobre el comportamiento del paciente en relaciones importantes.

- El terapeuta puede diseñar intervenciones para cercenar cualquier efecto negativo de la transferencia sobre la alianza terapéutica o el desenlace de la terapia.

Si hay evidencias de que una creencia central esta influenciando la relación terapeuta-paciente, el clínico debe considerar las siguientes preguntas:

¿Es la transferencia un fenómeno saludable o productivo? 

De ser así, el terapeuta puede abstenerse de comentar al respecto y permitir que siga su curso.

¿Cree que hay potencial para efectos negativos de la transferencia?

Quizás el estado actual de la transferencia sea neutral o benigno, pero existe la posibilidad de complicaciones. Se debe planear anticipadamente y tomar acciones preventivas para evitar problemas futuros, tales como colocar límites estrictos y detallar directrices detalladas para la alianza terapéutica.

¿Hay una reacción de transferencia que requiere de atención inmediata?

Si la reacción de transferencia interfiere con la colaboración, bloquea el progreso o tiene efecto destructivo sobre la terapia, el terapeuta debe tomar acción. Las intervenciones pueden incluir psico-educación sobre el fenómeno de transferencia, uso de técnicas estándar de TCC para modificar pensamientos automáticos y esquemas involucrados en la transferencia, practicar comportamiento alternativos más saludables, etc.

La contratransferencia en la Terapia Cognitivo Conductual (TCC).

"¡Es que tu nunca me escuchas, eres mi paciente
pero no me escuchas (igual que mi hijo...)!"
El terapeuta debe estar alerta a posibles reacciones de contratransferencia que puedan estar interfiriendo con el desarrollo de una relación terapéutica colaborativa. La contratransferencia en la TCC ocurre cuando la relación con el paciente activa pensamientos automáticos y esquemas en el terapeuta, y estas cogniciones tienen el potencial de influir sobre el proceso terapéutico. Como los pensamientos automáticos pueden operar fuera de nuestra plena conciencia una buena manera de detectar posibles reacciones de contratransferencia es reconocer reacciones emocionales, sensaciones físicas y comportamientos que pueden estar siendo estimuladas por nuestras cogniciones.

¿Indicadores comunes de que puede estar ocurriendo una reacción de contratransferencia?

- Sentirse enojado, tenso o frustrado con el paciente;

- Aburrirse en la terapia;

- Sentir alivio cuando el paciente está atrasado o cancela la cita;

- Tener dificultades repetidas trabajando con un tipo particular de trastorno, conjunto de síntomas o dimensión de la personalidad;

- Sentirse atraído particularmente a cierto paciente.


Las teorías y métodos de la TCC pueden usarse por parte del terapeuta para manejar y entender la reacción. Primeramente se deben identificar los pensamientos automáticos y esquemas, y entonces trabajar en modificarlos.

Bueno, espero que este tema les haya parecido interesante y me encantaría escuchar sus ideas, comentarios, preguntas y experiencias al respecto. Seguro a todos nos ha pasado alguna vez sentir estas reacciones de contratransferencia con uno que otro paciente, después de todo, somos humanos y lo importante es detectarlas a tiempo y hacer lo necesario para asegurar el bienestar del paciente y de la relación terapéutica. ¡Se me cuidan mucho y hasta el próximo post! – Izzy

Fragmentos extraídos del libro “Learning Cognitive-behavior Therapy: An Illustrated Guide” de Jesse H. Wright.

domingo, 9 de febrero de 2014

Reseñas - Libros | Los misterios del amor y el sexo - Silvia Olmedo.

"Silvia Olmedo te cuenta todo lo que querías saber (y un montón de cosas que de seguro no sabias ni te imaginabas) acerca del amor y el sexo. El libro está dividido en cuatro partes: Los misterios sobre el amor, Manual de emergencias para el amor, Los misterios del sexo y Manual de emergencias para el sexo. De esta manera logra darnos información teórica y consejos prácticos para lidiar..."

sábado, 8 de febrero de 2014

"6 mitos sobre los besos" (publicado en Vivir+, La Prensa, 8 de febrero, 2014).

1. Es ‘normal’ que las parejas que tienen muchos años de casadas dejen de besarse.

Falso. Un predictor exitoso de las relaciones a largo plazo es la demostración física de afecto, ¡y el beso es el caballo de batalla preferido de las parejas exitosas para demostrarse amor! Siempre asumimos que con el pasar de los años la intensidad afectiva (sobre todo la física) disminuye y con ello la frecuencia de los besos, pero no necesariamente es así, ni tiene por qué serlo. Las parejas más felices siguen demostrándose afecto y besándose sin importar cuántos años llevan juntos ni la edad. Si disminuye la frecuencia de los besos, ¡cuidado!, puede ser señal de problemas en la relación. ¡Los besos son nuestro termómetro relacional!

2. La función del beso no varía, independientemente de la naturaleza de la relación.

Falso. Para las personas involucradas en relaciones casuales y de corta duración el beso tiene mayor importancia antes de tener relaciones que después. Mientras tanto, para las personas involucradas en relaciones formales y de larga duración, el beso es igualmente importante antes, durante y después de la relación sexual. Cabe destacar que para las mujeres, la importancia del beso se mantiene tanto para relaciones cortas como prolongadas; por el contrario, para los hombres la importancia del beso va disminuyendo a lo largo de la duración de la relación. ¡Mujeres, sigan besando mucho a sus parejas! ¡Hombres, besen más a las suyas!

3. Los besos no son importantes para mantener ‘viva’ la relación de pareja.

Falso. Los besos son una expresión de afecto y cercanía en la relación y mantienen tanto los sentimientos de intimidad como los de intensidad sexual. Los besos no solo mantienen “viva” la relación, también la mantienen saludable. Las parejas que se besan con frecuencia muestran niveles menores de colesterol y estrés (besarse por 15 minutos conduce a una disminución significativa en los niveles de cortisol, la hormona del estrés) y mayor calidad de relación que aquellas que no lo hacen. ¡Es más, estas parejas besuconas reportan ejercitarse más, discutir menos, tener menos conflictos y entenderse mejor!




4. Los besos no tienen nada que ver con la reproducción.

Falso. Según la antropóloga Helen Fisher, besarse juega un rol en cada una de las tres fases evolutivas de nuestra estrategia reproductiva: 1) El beso activa y dirige la libido (nuestro deseo sexual), provocando el deseo de tener sexo con múltiples parejas. 2) El beso activa el amor romántico, que nos impulsa a elegir una de entre muchas parejas. 3) El beso nos ayuda a mantener y reforzar el apego, lo que nos mantiene juntos el tiempo suficiente para criar a los hijos hasta su madurez sexual. ¡Sí, hemos evolucionado, pero cuando encontramos a la persona indicada, sentamos cabeza y formamos una familia, cuando miramos atrás es fácil ver cómo todo empezó con un beso!

5. Los besos no activan un componente hormonal.

Falso. A nivel biológico, el beso evolucionó como un mecanismo para recopilar información sobre potenciales parejas sexuales. Besarnos nos permite acercarnos físicamente e incorpora todos nuestros sentidos. Los químicos segregados por las glándulas de nuestra área facial transmiten información genética e inmunológica y nuestra saliva transporta mensajes hormonales. Todo esto nos proporciona información acerca de la salud, higiene y potencial procreativo de la persona que besamos. ¡Claro que no estamos pensando conscientemente en esto cuando lo hacemos! Besarse aumenta los niveles de dopamina (regula el deseo sexual), serotonina y endorfinas (regulan el ánimo) y aumenta los niveles en sangre de la oxitocina (que aumenta nuestro apego). ¿Necesitamos más razones para besarnos más?

6. Los seres humanos somos la única especia que besa.

Falso. Los chimpancés y los bonobos son las únicas dos especies conocidas que se besan como nosotros. ¿Por qué lo hacen? Para comunicar apego y reducir las tensiones sociales en el grupo (¡los seres humanos también recurrimos a los besos como una estrategia para poner fin a los desacuerdos y discusiones de pareja!). Los bonobos, al igual que los humanos, también besan durante el sexo, y los bonobos dan mucha importancia a la sexualidad en sus relaciones sociales, ¡así que pueden sacar sus propias conclusiones respecto a la importancia del beso en la sexualidad humana!

Este artículo fue publicado en la sección de Mitos de Vivir+ de La Prensa el sábado 8 de febrero, 2014. Enlace original: http://www.prensa.com/impreso/vivir/6-mitos-sobre-besos/272783

martes, 4 de febrero de 2014

Neuroanatomía de las emociones VI: La teoría de dos golpes de la esquizofrenia.

El 26 de noviembre del 2012, asistí al seminario “Neuroanatomía de las emociones”, dictado por el Dr. Ricardo M. Vela y organizado por la Sociedad Panameña de Psiquiatría.

El Dr. Ricardo M. Vela es Director de Paidopsiquiatría y Psiquiatra en jefe de Servicios al Niño y a la Familia de la Asociación de Salud Mental del Condado de North Suffolk, Estado de Massachusetts y Profesor Asistente en Psiquiatría del Massachusetts General Hospital (Boston). Durante cinco horas, el Dr. Vela nos llevo en un viaje sorprendente a través del sistema límbico, explicando su estructura anatómica y funcional y cómo contribuye a la expresión específica de las emociones y conducta de apego y sus implicaciones en el autismo.

Nuestra parada anterior fue en el giro cingulado, ¿estamos listos para continuar nuestro viaje a través del sistema límbico? Hoy conoceremos más acerca de la teoría de dos golpes de la esquizofrenia…

Antes de entrar en materia, les aclaro que con la teoría de “dos golpes” de la esquizofrenia intento aproximarme lo más posible al término original: “two-hit hypothesis of schizophrenia”. Hago la aclaración porque intenté encontrar la definición en español y no di con ella, así que podemos considerar esta una traducción literal, ¿vale? Si alguien conoce el término (¿algún colega psiquiatra de repente?) me deja saber y con gusto hago las ediciones pertinentes.


¿Qué es la esquizofrenia?

La esquizofrenia es un trastorno mental común pero complejo que provoca disrupciones en el proceso de pensamiento, percepciones y emociones. A pesar de que los efectos de este trastorno son profundos, no parece haber una causa neurobiológica singular (como la degeneración neural observada en la enfermedad de Alzheimer o la lesión específica en un área cerebral singular como en la enfermedad de Parkinson).

Ante la ausencia de una patología celular o anatómica discreta, la atención en el estudio de la esquizofrenia se ha volcado hacia anomalías más sutiles. Estudios sugieren que la integridad del circuito neuronal en el cerebro puede estar alterada en la esquizofrenia. Sin embargo, los mecanismos patológicos que median estas alteraciones no son claros.

Las causas de la esquizofrenia.

Décadas de investigación acerca de la patogénesis de la esquizofrenia han examinado docenas de factores de riesgo ambientales y genéticos que pueden correlacionarse con la historia natural del trastorno; sin embargo, no ha surgido un mecanismo singular que lo explique. En su lugar, cada factor puede contribuir a un incremento en la vulnerabilidad a la esquizofrenia. Dependiendo de la combinación de estos factores de riesgo, puede traspasarse un umbral patológico que conlleve a la aparición de síntomas del trastorno. Esta conclusión se apoya en varias observaciones:

La esquizofrenia es común: La esquizofrenia es un trastorno psiquiátrico común, con estimados de prevalencia de 1 en 100. Esta frecuencia tan alta sugiere que la causa del trastorno es común o hay causas múltiples que interrumpen funciones biológicas esenciales y vulnerables y conducen a la aparición de síntomas.

La esquizofrenia está vinculada a muchos factores de riesgo genéticos: Estudios a niveles de familia, adopción y gemelos proveen fuerte evidencia de la heredabilidad de la esquizofrenia. Adicionalmente, al menos 15 locus genéticos han demostrado tener vínculos débiles a moderados a la esquizofrenia. Por ende, cualquier modelo para explicar el trastorno debe tomar en cuenta la vinculación a múltiples genes.

La esquizofrenia no es estrictamente genética: La genética por si sola no predice el desarrollo del trastorno. La tasa de concordancia para la esquizofrenia en gemelos idénticos es de tan solo el 50%. Aunque los factores genéticos aumentan el riesgo, por si solos no determinan la génesis del trastorno.

La esquizofrenia está vinculada a factores de riesgo ambientales y no genéticos: Se han vinculado numerosos factores ambientales a la esquizofrenia. Nacimientos en los meses de invierno-primavera incrementan el riesgo para la esquizofrenia posiblemente debido a deficiencias nutricionales maternas o la prevalencia de infecciones virales invernales. Adicionalmente, el riesgo de desarrollar esquizofrenia se correlaciona a factores demográficos, tales como el tamaño de la familia y localidad y la disponibilidad de una dieta maternal adecuada.

De todas maneras, estos factores por si solos no son suficientes para predecir el desarrollo de esquizofrenia en un individuo en particular.




Las consecuencias de la esquizofrenia.

A pesar de no tener aun clara la causa especifica de la esquizofrenia, sus consecuencias están bien documentadas. Estas no parecen incluir neurodegeneración o muerte celular a gran escala, sino más bien, una serie de cambios sutiles al circuito neuronal del cerebro aparenta subyacer a los síntomas psiquiátricos que se observan durante el progreso del trastorno. Esta conclusión se apoya en las siguientes observaciones:

La esquizofrenia no se acompaña de anomalías neuroanatómicas consistentes: Marcadores generales de patología cerebral han sido asociados con la esquizofrenia, mas estos cambios también se asocian a un número de enfermedades neurológicas y psiquiátricas y por tanto, no son predictores confiables de esquizofrenia. En conclusión, los marcadores neuropatológicos asociados con la población esquizofrénica no son predictores absolutos del trastorno en ningún individuo particular.

Cambios moleculares han sido observados en los cerebros de pacientes de esquizofrenia: Hay un extenso catálogo de moléculas cuyos niveles de expresión cambian en los cerebros de pacientes de esquizofrenia. 

La esquizofrenia afecta la función de los circuitos neuronales: Adicional a estos cambios neuroanatómicos, manipulaciones farmacológicas sugieren que la trasmisión sináptica en algunos circuitos cerebrales puede estar comprometida. 

La esquizofrenia afecta la trasmisión sináptica: Los efectos de la esquizofrenia sobre los circuitos neuronales se apoyan aun más con la evidencia de cambios en la localización y función de diversos neurotransmisores. 

Los síntomas de la esquizofrenia generalmente aparecen durante la adolescencia tardía: Es ampliamente aceptado que la esquizofrenia tiene su origen durante las etapas tempranas del neurodesarrollo. Problemas atencionales, motores y sociales sutiles se reportan durante la niñez en personas que luego fueron diagnosticadas con esquizofrenia, aunque estos problemas son frecuentes en la población general y no predicen confiablemente la aparición del trastorno. Los síntomas evidentes generalmente se manifiestan poco después del comienzo de la pubertad. La aparición de síntomas generalmente ocurre en edades más tardías para las mujeres, sugiriendo que las hormonas esteroides gonadales juegan algún rol en el trastorno. 

La esquizofrenia es un desorden progresivo: A menudo, las primeras manifestaciones evidentes del trastorno son alucinaciones y delirios atenuados que se vuelven más severos y persistentes sobre el curso de semanas o meses. Los síntomas psicóticos en si parecieran “sensibilizar” al cerebro, incrementando la patología asociada a la enfermedad.




Construido para el fracaso: La hipótesis de “dos golpes” de la esquizofrenia.

Ante la ausencia de un agente patógeno genético o ambiental singular para la esquizofrenia, la atención se torna hacia modelos que involucran múltiples factores. Uno de tales modelos es la hipótesis de los “dos golpes”, similar a aquellos propuestos para enfermedades complejas tales como el cáncer. 

La hipótesis de dos golpes para la esquizofrenia sugiere que un “primer golpe” genético o ambiental prenatal interrumpe algún aspecto del desarrollo cerebral, y establece una vulnerabilidad incrementada a un segundo golpe que puede ocurrir más tarde en la vida. 

Ninguno de estos dos golpes, eventos o incidentes son, por si mismos, suficientes para inducir esquizofrenia. Por el contrario, el primer golpe “prepara” al sistema nervioso para el segundo, el cual precipita los síntomas del trastorno. 

Como se piensa que el primer golpe ocurre durante el desarrollo embrionario, pareciera que los candidatos para este evento deberían involucrar la interrupción de un mecanismo que es (1) susceptible a numerosas perturbaciones genéticas y ambientales y (2) capaz de producir cambios significativos a largo plazo. En contraste, un segundo golpe podría pasar desapercibido en un cerebro que no hubiera sido “preparado” para responder de una manera aberrante. 

Lecciones aprendidas de anomalías físicas menores.

Muchos déficits neurológicos severos (como los observables en pacientes con síndrome de Down) se acompañan de malformaciones físicas. La evaluación cuantitativa de tales anomalías (definidas como “anomalías físicas menores”) muestra correlación con problemas psicológicos y comportamentales.

Anomalías físicas menores son mas observables entre pacientes adultos con esquizofrenia que entre la población general. Es probable que tanto las anomalías físicas menores como las anomalías cerebrales menores que se presentan en la esquizofrenia sean el resultado de los mismos procesos de desarrollo aberrante que puede estar involucrado con la patogénesis de la esquizofrenia. 

Comunicación celular, anomalías físicas menores y el prosencéfalo.

Durante el primer trimestre de embriogénesis, la morfogénesis de nuestras extremidades, corazón, cara y prosencéfalo (nuestro cerebro primitivo anterior, la porción anterior del cerebro durante la fase de desarrollo del embrión) depende de un complejo sistema de comunicación celular, el cual podría ser el blanco de un primer golpe en el modelo de dos golpes de la esquizofrenia. 

Las consecuencias de la interrupción de este sistema de comunicación celular podría incluir cambios en neuronas o circuitos del prosencéfalo, predisponiendo al cerebro a procesos patogénicos subsecuentes que convergen en un umbral que, una vez traspasado, conduce al desarrollo de la esquizofrenia (es decir, el primer golpe hace vulnerable al cerebro a desarrollar el trastorno). 




El primer golpe: La “preparación” para un segundo golpe.

El segundo golpe debe comprometer la integridad funcional de las neuronas o circuitos del SNC (sistema nervioso central). Por lo tanto, gran parte de la aparente disfunción sináptica (dificultad en la intercomunicación entre nuestras neuronas) que emerge con la esquizofrenia puede reflejar las consecuencias de un segundo golpe.

Adicionalmente, algunos de los cambios neuropatológicos asociados al trastorno pueden precipitarse o exacerbarse a raíz de un segundo golpe. No hay claro consenso respecto a qué serie de mecanismos podrían causar tales cambios funcionales o estructurales inmediatamente antes de la aparición de los síntomas del trastorno, pero es plausible que la identidad de estos segundos golpes se clarifique considerando la naturaleza de los golpes que le anteceden. 

Los mecanismos de comunicación celular durante el desarrollo tienes dos características consistentes que son potencialmente relevantes a los segundos golpes en la patogénesis de la esquizofrenia: Primero, esta comunicación se usa tanto en el embrión como en adultos para influenciar la identidad, mantenimiento y función celular. Segundo, pueden regular su propia función.

Una consecuencia de la interrupción en la comunicación celular durante la fase embrionaria podría ser un cambio silencioso y sutil, más significativo, en la respuesta posterior de células maduras. Por ende, un primer golpe puede “preparar” directamente a las vías de comunicación celular para responder aberrantemente a un segundo golpe al SNC que excede un umbral patológico y conduce a la esquizofrenia.

Segundos golpes y patología esquizofrénica subsecuente.

La interrupción en la comunicación celular debido a un segundo golpe podría ayudar a explicar el curso progresivo frecuentemente observado en la esquizofrenia no tratada. Es posible que, cuando no es tratada, la desregulación prolongada de la comunicación neuronal involucrada en un episodio psicótico puede lesionar o estresar neuronas individuales, que podrían a su vez llevar a cambios patológicos subsecuentes.

Por ende, un tratamiento temprano y agresivo podría no solo atenuar los síntomas inmediatos de la esquizofrenia, sino también preservar neuronas y circuitos adicionales de sufrir cambios que refuercen o aceleren la patología.

Comunicación celular y patogénesis de la esquizofrenia: Un mecanismo vulnerable.

Es poco probable que la esquizofrenia se llegue a vincular a un solo mecanismo genético o biológico. El modelo de dos golpes provee de un marco de trabajo para interpretar el significado de muchos de los factores genéticos y ambientales correlacionados al trastorno. 

De esta manera concluye la sexta etapa de este viaje a través de la neuroanatomía de las emociones (¡espero no haya sido demasiado larga y/o compleja!) y los invito a leer el próximo post al respecto, donde les contaré más acerca de lo que aprendí en una tarde con el Dr. Ricardo Vela sobre el hipocampo.

¡Hasta entonces! - Izzy.

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Neuroanatomía de las emociones IV: Los núcleos septales.
Neuroanatomía de las emociones V: El giro cingulado.

Fragmentos de este post fueron tomados del estudio: “Neural Development, Cell-Cell Signaling, and the "Two-Hit" Hypothesis of Schizophrenia”.