viernes, 31 de octubre de 2014

¿Qué es el apego desorganizado?


Dime tu patrón de apego y te diré quién eres…” Es tal cual como suena. Nuestro patrón de apego, aprendido de nuestra primera y más temprana relación con nuestros padres o cuidadores primarios, determina nuestra relación con los demás, con el mundo y con nosotros mismos. Puede ser nuestra base segura, desde la cual nos lanzamos a explorar el mundo, o la base más insegura, desde la cual nos escondemos de nuestros miedos más primarios.

Hay varios tipos de apego, desde el más saludable, el apego seguro, al más disfuncional, el apego desorganizado. Este patrón de apego me explica por qué muchos de mis pacientes se sienten desbordados en situaciones de estrés con sus hijos y pierden el control, dando rienda suelta a una ira, enojo y agresión tan intensos como conflictivos, porque quieren controlarse a toda costa, pero hacerlo parece imposible.

Cuando me comparten y relatan su historia, los traumas y pérdidas se hacen evidentes, al igual que lo disfuncional de sus patrones de apego más tempranos, y ayudarles a entender y dar sentido a su relación de apego con sus padres, y cómo se traduce a su relación con sus hijos, es una parte tan vital del proceso terapéutico como el ayudarles a reprocesar sus historias traumáticas y pérdidas.

Según la Dra. Lisa Firestone, cuando un niño tiene un patrón de apego ideal, sus padres o sus cuidadores primarios le proveen de una base segura a partir de la cual puede aventurarse a explorar su entorno de manera independiente, sabiendo que puede regresar a un lugar seguro. Cuando los padres o los cuidadores primarios son abusivos, el infante puede experimentar el abuso físico y emocional y el comportamiento atemorizante como amenazantes.

Esto lo pone en un dilema porque sus instintos de supervivencia le indican que se aleje del peligro y busque seguridad, pero la seguridad podría bien estar representada por las mismas personas que lo atemorizan. En este caso, la figura de apego (la persona con la que el infante establece su patrón de apego) es también la fuente de malestar del niño. Bajo estas condiciones, los niños a menudo se disocian de si como mecanismo de defensa. Pueden sentirse separados o escindidos de lo que les está sucediendo. Lo que experimentan puede quedar bloqueado de su consciencia. Los niños bajo este estado conflictivo desarrollan apegos desorganizados con sus figuras parentales.

El apego desorganizado nace del miedo sin solución. Los padres pueden atemorizar a sus niños de muchas maneras, tanto conscientes como inconscientes. Pueden hacerlo a través del abuso y la negligencia, pero también debido a traumas irresueltos y pérdidas en sus vidas que les ha dejado con sus propios sentimientos de temor tan abrumadores que impactan y obstaculizan la formación de una relación de apego saludable con el niño.

Si algo de esto les resuena con su propia historia, los invito a buscar ayuda terapéutica para poder superar aquellos traumas y pérdidas de su infancia que les perturban en su presente y afecta sus relaciones con los demás y a aprender patrones de apego más saludables. - Izzy

Fragmentos extraídos del artículo “Disorganized Attachment”, por la Dra. Lisa Firestone.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Violencia física y violencia sexual.


Hace algunos años atrás, la OMS realizo un estudio multipaís sobre salud de la mujer y violencia domestica, destacando que los actos de violencia sexual son mucho menos frecuentes que los de violencia física en la mayoría de los entornos. En los países donde se estudiaron tanto ciudades grandes como entornos provinciales, los niveles globales de violencia infligida por la pareja fueron siempre más elevados en las provincias, con una población rural más numerosa, que en los núcleos urbanos.

Actos, gravedad y frecuencia de la violencia física.

La OMS clasifica la gravedad de los actos de violencia física en función de las probabilidades de que cause lesiones. La bofetada y el empujón se definen así como violencia moderada. El ser golpeada con el pie, arrastrada o amenazada con un arma, o la utilización de un arma contra la mujer, se define como violencia grave.

Según esta definición, el porcentaje de mujeres que alguna vez habían tenido pareja y habían sido víctimas de violencia física grave se situaba entre el 15% y el 30% en la mayoría de los países. Cuando la mujer ya ha sido víctima alguna vez de violencia infligida por su pareja, es muy probable que en algún momento ocurra un acto de violencia grave.

Lejos de tratarse de un hecho aislado, la mayoría de los actos de violencia física infligida por la pareja sigue un patrón de maltratos continuados. La gran mayoría de las mujeres que han sido víctimas de maltratos físicos en manos de sus parejas han sufrido actos de violencia más de una vez, y en ocasiones con frecuencia.

Violencia sexual.

El estudio de la OMS brinda información escalofriante acerca de la violencia sexual en diversos entornos mundiales. Por regla general, el porcentaje de mujeres que declararon haber sido víctimas de abusos sexuales por parte de su pareja oscilaba entre el 10% y el 50% en la mayoría de los entornos abarcados por el mismo.

En la mayoría de los entornos, cerca del 50% de los casos de violencia sexual había sido consecuencia de la fuerza física más que del miedo. En todos los entornos, hubo mujeres que habían sido forzadas por sus parejas a realizar actos sexuales que consideraban degradantes o humillantes.

Superposición entre la violencia física y sexual infligida por la pareja.

El estudio de la OMS ofrece uno de los primeros exámenes entre culturas de los patrones de violencia infligida por la pareja. El patrón más común es que las mujeres sean víctimas de violencia física únicamente, o de violencia física y sexual. En la mayoría de los entornos, entre el 30% y el 56% de las mujeres que había sido víctimas de algún tipo de violencia por parte de su pareja informó que se había tratado tanto de violencia física como sexual.

Extraído de: “Investigación pre-experimental acerca del efecto del Programa de Recuperación Breve (PRB) para Sobrevivientes de Trauma de la Dra. Edna B. Foa y el Dr. David S. Riggs en el tratamiento ambulatorio a mujeres víctimas de violencia atendidas en el Centro para el Desarrollo de la Mujer (CEDEM); Autor: Ezequiel Meilij.

miércoles, 8 de octubre de 2014

El amigable arte de ser feliz en pareja.


No sé si a ustedes les pasa, pero yo siempre me sorprendo con la capacidad de los actores de representar tantos roles diferentes, pero si nos ponemos a pensarlo un poco, cuando estamos en pareja, también nos toca representar una variedad de roles y papeles, y muchas veces o bien nos toca cambiar de uno a otro en una fracción de segundo o desempeñar varios al mismo tiempo… ¡y aquí no hay nada de segundas tomas!

Con nuestra pareja somos de todo un poco: compañeros, aliados, compinches, cómplices, amigos, familia, socios, amantes, co-parientes; y cuando metemos a nuestras familias extendidas, nos toca barajar todos estos roles junto con ser hijos o hijas, hermanos o hermanas, cuñados o cuñadas, yernos o nueras… y así nos vamos.

Esto me pone a pensar, si queremos ser y permanecer felices con nuestra pareja, ¿cuál será el papel o rol que más debemos proteger, nutrir y cuidar? No creo que podamos llegar a un consenso, y seguro cada quien tendrá su propia opinión al respecto (hagan el ejercicio y pregúntenle a su pareja, a ver si contestan lo mismo o tienen perspectivas diferentes al respecto), pero según Mike Bundrant, terapeuta especialista en PNL (programación neurolingüística), las parejas felices son amigos antes que familia.

Al menos en promedio, las personas disfrutan más pasar tiempo con sus amigos que con su familia. Es más, hay casos en los que los amigos pueden incluso aportar mayor felicidad que la pareja misma, ni decir la familia. ¿Suena muy cínico?

En más de una ocasión, recurrimos a nuestros amigos cuando buscamos un respiro de nuestras familias e incluso de nuestras parejas. ¿Alguna vez han oído que alguien busque en su familia o pareja un respiro de sus amigos? De repente pasa, pero no creo que sea la norma.

Y es que, como dice Mike, “Las familias de origen a menudo son verdaderos calderos de miseria”.

No teman, que la relación de pareja no necesariamente debe seguir el mismo destino, especialmente si se enfocan en ser amigos primero. Después de todo, los buenos amigos son menos propensos a tratarse sin respeto y más propensos a respetar límites, cosa que no siempre sucede con la familia.

Bundrant indica que el error que muchas parejas cometen es zambullirse en una relación joven demasiado rápido y profundamente. Al hacer esto se omite la oportunidad de formar una amistad y al instante lo que se crea es otro miembro de la familia... a veces demasiado “familiar” para nuestro gusto.

Fragmentos extraidos de “Six Things Happy Couples Do Differently than the Rest (Based on Research)” (autor: Mike Bundrant).