lunes, 10 de noviembre de 2014

Factores que protegen o exponen a la mujer a situaciones de violencia.


Hace algunos años, mientras elaboraba mi tesis de maestría sobre trauma y mujeres víctimas de violencia doméstica, descubrí que existen diversos factores personales, familiares y sociales que pueden proteger a la mujer de la violencia o ponerla en situación de mayor riesgo. Adoptando un enfoque “ecológico”, se pueden abarcar diversos factores en diferentes niveles y distintos contextos de la vida de una mujer, a saber:

Factores individuales: Comprenden el nivel educativo de la mujer, su autonomía financiera, el historial de victimización anterior, el nivel de potenciación de su capacidad (empoderamiento) y apoyo social, y si ha habido un historial de violencia en su familia cuando era niña.

Factores relacionados con la pareja: Abarcan el nivel de comunicación del hombre con su mujer, el consumo de alcohol y drogas, su situación laboral, si ha presenciado actos de violencia entre sus padres cuando era niño y si es agresivo físicamente con otros hombres.

Factores relacionados con el contexto social inmediato: Comprenden el grado de desigualdad económica entre hombres y mujeres, los niveles de movilidad y autonomía de la mujer, las actitudes hacia los papeles asignados a cada sexo y la violencia contra la mujer, la intervención de los familiares más cercanos, vecinos y amigos en los incidentes de violencia doméstica, el porcentaje de agresiones y delitos entre hombres, así como la evaluación del capital social.

Influencia que factores socio-demográficos tales como la edad, la situación de la pareja y la educación ejercen sobre la prevalencia del maltrato.

Edad: Según datos de la OMS, las mujeres más jóvenes, sobre todo con edades comprendidas entre 15 y 19 años, tienen más riesgo de ser objeto de violencia física o sexual, o ambas, infligida por su pareja. Este patrón puede reflejar, en parte, el hecho de que los hombres más jóvenes suelen ser más violentos que los mayores y de que la violencia suele empezar temprano en muchas relaciones. En algunos entornos, es posible que un mayor número de mujeres jóvenes viviera con su pareja sin estar casada, y estas mujeres, por lo general, presentan mayores riesgos de ser víctimas de violencia. También en algunos entornos, las mujeres mayores tienen un estatus social más alto que las jóvenes, y, por ende, pueden ser menos vulnerables a la violencia.

Estado de la relación: Las mujeres separadas o divorciadas usualmente son víctimas de muchos más actos de violencia infligida por sus parejas a lo largo de su vida que las mujeres casadas. También se dan más casos de violencia infligida por la pareja entre las mujeres que cohabitan (es decir, que viven con un hombre) sin estar casadas. Se producen más casos de violencia entre las mujeres separadas o divorciadas, lo que implica que, en algunos casos, la violencia puede persistir incluso después de la separación.

Educación: Hace algunos años atrás, la OMS realizo un estudio multipaís sobre salud de la mujer y violencia domestica, en el que se comprobó que, en muchos entornos, cuanto mayor era el nivel educativo menor era el número de casos de violencia. Se observó que el efecto protector de la educación parece empezar cuando la mujer cursa estudios más allá de la escuela secundaria. Puede ser que las mujeres con un mayor nivel educativo tengan más posibilidades de elegir a su pareja y mayor capacidad para elegir entre casarse o no, y sean capaces de negociar mayor autonomía y control de los recursos dentro del matrimonio. - Izzy

Extraído de: “Investigación pre-experimental acerca del efecto del Programa de Recuperación Breve (PRB) para Sobrevivientes de Trauma de la Dra. Edna B. Foa y el Dr. David S. Riggs en el tratamiento ambulatorio a mujeres víctimas de violencia atendidas en el Centro para el Desarrollo de la Mujer (CEDEM); Autor: Ezequiel Meilij.

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