martes, 1 de enero de 2013

El hombre que juraba que su gato quería volverlo loco (Segunda parte).

Hace unas semanas escribí un post acerca del científico checo Jaroslav Flegr, los mininos asesinos y un parásito calculador llamado Toxoplasma gondii, el organismo causante de la toxoplasmosis (ver el post original aquí). Como quedó bastante material en el tintero, decidí agregar una segunda parte.

A principios de los 90, Jaroslav Flegr comenzó a sospechar que un parásito unicelular estaba sutilmente manipulando su personalidad, haciéndolo actuar de manera extraña y, a menudo, auto destructiva. El parásito, excretado por los gatos en sus heces, se llamaToxoplasma gondii y el es microbio causante de la toxoplasmosis.

"¿Que si me gustan los gatos? Claro que si, tengo locura por ellos."
(Fotografía de Jaroslav Flegr, un súper genio de la ciencia).

El Dr. Flegr cruzaba despreocupadamente calles en medio de tráfico denso, sin alterarse por las bocinas de los carros que le pasaban zumbando. No hacía esfuerzos por ocultar su odio hacia los comunistas que gobernaban Checoslovaquia durante su adultez temprana (una postura por demás arriesgada en la época). Durante una investigación al este de Turquía, una zona arrasada por el conflicto, donde no eran raros los tiroteos, se recuerda muy calmado, contrastando con sus aterrorizados colegas y preguntándose por qué reaccionaba de tal forma.

En los noventa, se une a la facultad de biología de Charles University, líder mundial en la documentación de los efectos del T. gondii sobre la salud y el desarrollo de métodos de detección del parásito. Al donar sangre para ayudar a probar un nuevo kit diagnóstico, descubre que porta el parásito, posiblemente la clave a su comportamiento desconcertantemente auto destructivo.

En el post anterior hablé acerca del ciclo de vida del parásito, en el cual los seres humanos somos simplemente una estación de paso. Una vez aquí, el parásito necesita regresar al interior del gato (uno de sus huéspedes previos al humano), el único lugar donde puede reproducirse sexualmente. Es aquí donde, según la teoría de Flegr, comenzaría la manipulación del comportamiento del huésped por parte del parásito.

Los estudios con animales estaban más allá del presupuesto de investigación, por lo que aprovecho que 30-40% de los checos tenían la forma latente de la enfermedad y uso estudiantes como participantes de sus estudios. Aplico pruebas de personalidad estandarizadas y un test computarizado para medir tiempos de reacción y así medir diferencias entre los grupos (un grupo experimental con sujetos portadores de la enfermedad y un grupo control con sujetos libres del parásito).

Los sujetos infectados mostraban tiempos de reacción más lentos pero lo que sorprendió a Flegr fueron los cambios de personalidad específicos a cada sexo ocasionados por el parásito. Comparados con el grupo control, los hombres que tenían el parásito eran más introvertidos, suspicaces, ajenos a las opiniones de otras personas sobre ellos, y con tendencia a ignorar las reglas. Las mujeres infectadas, en cambio, presentaban un comportamiento completamente opuesto.

Por qué los hombres y las mujeres reaccionaban de forma tan diferente al parásito podía deberse a un denominador común subyacente a sus respuestas: mayor ansiedad. Cuando se está bajo tensión emocional, las mujeres buscan consuelo a través de la vinculación y nutrición social. Los hombres ansiosos, en cambio, responden retrayéndose y siendo hostiles o antisociales.

Por su parte, los tiempos de reacción más lentos en sujetos infectados sugería un impacto adverso al conducir. Dos estudios epidemiológicos en la República Checa mostraron que quienes estaban infectados tenían 2.5 veces más probabilidades de estar involucrados en un accidente de tráfico que sus compañeros no infectados.

Datos adicionales sugieren que los hombres infectados pudieran tener niveles elevados de testosterona.

Dos estudios turcos han replicado sus estudios vinculando el Toxoplasma a los accidentes de tráfico. Con hasta un tercio de la población mundial infectada con el parásito, este puede ser un factor probable en cientos de miles de muertes anuales por accidentes de tráfico (quizás debido a que muchas personas con la infección latente se sienten intrépidas en situaciones de peligro y no muestran la respuesta normal de temor).

"¿Alguien anotó el número de placa del parásito que hizo esto?"

A pesar de que los efectos del parásito sobre la personalidad son muy sutiles, no deja de ser preocupante para un pequeño porcentaje de personas. Muchos pacientes con esquizofrenia muestran encogimiento en partes de su corteza cerebral. Un estudio reciente muestra que 12 de 44 pacientes con esquizofrenia tenían materia gris reducida en el cerebro, y esta disminución ocurría casi exclusivamente en aquellos que estaban infectados con el parásito. Esto podría sugerir (estreso el “podría”) que el parásito sea un detonante de la esquizofrenia en personas genéticamente susceptibles.

Espero les resulte tan fascinante como a mí todo este tema, para que así me acompañen muy pronto en la tercera parte de este post, donde vamos a conocer un poco más sobre la parasitóloga Joanne Webster y sus descubrimientos sobre la interacción del parásitoToxoplasma gondii con roedores.

Hasta entonces,

Namaste.

Links relacionados:
How Your Cat Is Making You Crazy (Por Kathleen McAuliffe)

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