Con este post espero terminar la trilogía del Dr. Jaroslav Flegr (a quien ya casi considero uno de esos amigos que uno quisiera invitar a tomarse un cafecito Freud para hablar de psicología, gatos asesinos y parásitos manipuladores), el hombre que juraba que su gato quería volverlo loco.
Para que no se sientan perdidos, los invito a leer la primera y segunda parte de este multi-post. ¿Ya se pusieron al tanto? ¿Listos para seguir? ¡Vamos!
Mientras el Dr. Flegr se embarcaba en sus pruebas con sujetos humanos, Joanne Webster, parasitóloga en el Imperial College London lanzaba estudios con roedores infectados con el T. gondii, razonando que como huéspedes del parasito, serian blancos de su manipulación comportamental.
Confirmó que las ratas infectadas eran más activas y menos cautelosas en áreas donde habitaban predadores, pero el parásito iba un paso más allá. El parásito no solo disminuía la aversión natural de las ratas a la orina felina, sino que incrementaba su atracción. Este efecto era tan específico a la orina felina que lo llamaron “atracción fatal felina”.
Para que no se sientan perdidos, los invito a leer la primera y segunda parte de este multi-post. ¿Ya se pusieron al tanto? ¿Listos para seguir? ¡Vamos!
Mientras el Dr. Flegr se embarcaba en sus pruebas con sujetos humanos, Joanne Webster, parasitóloga en el Imperial College London lanzaba estudios con roedores infectados con el T. gondii, razonando que como huéspedes del parasito, serian blancos de su manipulación comportamental.
Confirmó que las ratas infectadas eran más activas y menos cautelosas en áreas donde habitaban predadores, pero el parásito iba un paso más allá. El parásito no solo disminuía la aversión natural de las ratas a la orina felina, sino que incrementaba su atracción. Este efecto era tan específico a la orina felina que lo llamaron “atracción fatal felina”.
"¡Que no cunda el pánico, estoy desparasitado!" |
Se sorprendieron de encontrar quistes (la forma latente del parásito) esparcidos por todo el cerebro de lo que aparentaba ser, bajo cualquier otro aspecto, una rata saludable. Los quistes eran más abundantes en la parte del cerebro que media con el placer y otra área involucrada con el miedo y la ansiedad.
El parásito posee otro talento: tiene dos genes que le permiten subir la producción del neurotransmisor dopamina en el cerebro huésped. La dopamina es una molécula de señalización (un químico involucrado en la trasmisión de información entre las células) importante relacionada con el miedo, el placer y la atención.
Este neurotransmisor ya se encuentra elevado en personas con esquizofrenia. La medicina anti psicótica diseñada para apaciguar los delirios esquizofrénicos aparentemente bloquean la acción de la dopamina, sugiriendo a Webster que quizás lo que estaba haciendo el medicamente en realidad era actuar sobre el parásito.
Investigaciones previas habían demostrado que el medicamente detenía el crecimiento del parásito. Por lo tanto, Webster administro la droga anti psicótica a sus roedores y estos no desarrollaron la “atracción fatal felina”. De esta manera, el atribuir cambios de comportamiento a la influencia del parásito parecía mucho más plausible.
El T.gondii desconecta circuitos del miedo en el cerebro y también logra alterar los circuitos relacionados a la excitación sexual en las ratas macho. En teoría, de esta manera, cuando el roedor capta el aroma de la orina felina, el centro de miedo del cerebro no logra activarse, y en su lugar se activa el centro del placer sexual, atrayendo a la rata a la orina felina.
¿Más sorprendente aún? Flegr aparentemente probó que la “atracción fatal felina” también afecta a los humanos. A los hombres infectados con el parásito, el aroma de la orina felina les resulta atractivo y desplegando las características diferencias entre los sexos que definen muchos de los rasgos del Toxo, las mujeres infectadas muestran el comportamiento inverso.
Para la vasta mayoría de las personas infectadas con el parásito, los efectos sobre el comportamiento serán muy sutiles. Pero es posible que para un número reducido de casos, la infección esté ligada a la esquizofrenia y otros trastornos asociados con niveles de dopamina alterados (trastornos obsesivo-compulsivos, TDAH y trastornos del estado de ánimo).
El psiquiatra E. Fuller Torrey agrega información súper interesante acerca de la esquizofrenia y sus orígenes:
Dice que según la literatura epidemiológica, la esquizofrenia no surgió en prevalencia hasta la segunda mitad del siglo XVIII, cuando por primera vez, gente en Paris y Londres comenzaron a tener gatos por mascotas. Indica que coincidentemente con este desarrollo, aumentó la incidencia de esquizofrenia.
Alrededor de 70 estudios desde la década de 1950 han explorado el eslabón entre esquizofrenia y T.gondii, y aparentemente hay mayor incidencia de esquizofrenia entre las personas infectadas (dos o tres veces más común al comparar con grupos control en una misma región).
Diversos agentes infecciosos han sido vinculados a la esquizofrenia y el T.gondii permanece como el factor ambiental más fuerte implicado en el trastorno. Torrey estima que 75% de los casos de esquizofrenia están asociados a agentes infecciosos y que el T.gondii estaría involucrado en un subgrupo significativo de estos.
Según Torrey, el parásito pudiera incrementar el riesgo de suicidio. En un estudio del 2011 de 20 países europeos, la tasa de suicidio nacional entre mujeres se incrementaba en proporción directa a la prevalencia de la infección latente de T.gondii para la población femenina de cada nación.
¡¡¡PAUSA!!! ¡¡¡ATENCION!!!
Ya hay suficientes gatitos huérfanos en las calles de Panamá como para que estos posts sean motivo de que abandone a su gatito o gatita, así que, para todos aquellos que aman a sus gatos, y todos aquellos que los aman pero ahora no están tan seguros, lean cuidadosamente (por supuesto, ante la duda, consulte con un veterinario, cuyo consejo y conocimiento en este tema será mucho más certero que el de un psicólogo clínico):
Los gatos que viven en interiores no son una amenaza, porque no portan el parasito. Los gatos que vienen de la calle hospedan al parasito por solamente tres semanas de su vida, típicamente cuando son jóvenes y recién han comenzado a cazar. Mucha higiene y cuidado parecen ser los requisitos de seguridad (de vuelta, consulte al veterinario).
(FIN DE LA PAUSA…)
¿Sabían que el virus de la gripe podría aumentar nuestro deseo por socializar? Un estudio rastreó 36 sujetos que habían recibido la vacuna para la gripe (razonando que contiene muchos de los mismos componentes químicos que el virus y podría causar que el sistema inmune de los sujetos reaccionase de igual forma que ante el patógeno real).
La diferencia de comportamiento antes y después de la inoculación fue pronunciada: el efecto de la vacuna casi duplicaba el número de personas con las cuales los sujetos entraron en contacto durante el periodo de tiempo en el cual el virus sería más contagioso.
Asimismo, muchas personas que se encuentran en las fases finales del SIDA y sífilis expresan ansias intensas por tener sexo, el mismo comportamiento mostrado por individuos al comienzo de un brote de herpes.
Si bien los campos de la psicología y la psiquiatría continúan su avance en la búsqueda de nuevos tratamientos e intervenciones para diversos trastornos mentales, como pueden ver, las causas y factores que los determinan siguen descubriéndose gracias a las neurociencias y a personas como el Dr. Jaroslav Flegr, que un día comenzó a sospechar que quizás, tan solo quizás, su gato estaba tratando de volverlo loco…
Namaste.
Links relacionados:
How Your Cat Is Making You Crazy (Por Kathleen McAuliffe)
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