Falso. Mientras que las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan como intrusas o no deseadas, y que causan ansiedad o malestar importante, las compulsiones son comportamientos o actos mentales repetitivos que el sujeto realiza como respuesta a una obsesión o de acuerdo con reglas que ha de aplicar de manera rígida.
2. El trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva son la misma cosa.
Falso. La característica esencial del trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad es una preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental e interpersonal, a expensas de la flexibilidad, la espontaneidad y la deficiencia. A pesar de la similitud de los nombres, el trastorno obsesivo-compulsivo se distingue fácilmente del trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad por la presencia de verdaderas obsesiones y compulsiones.
3. Las personas perfeccionistas, pulcras y altamente organizadas son obsesivo-compulsivas.
Falso. Si bien es posible que algunas de estas personas presenten rasgos de personalidad obsesivo-compulsiva e inclusive puedan reunir los criterios para un trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva, se debe diferenciar del comportamiento que sirve un propósito valioso, contribuyendo a la autoestima de la persona y su éxito en el trabajo o en su carrera, versus las obsesiones y rituales que provocan malestar y deterioro en las personas que sufren de trastorno obsesivo-compulsivo.
4. Las personas que comen, tienen sexo, consumen drogas y/o alcohol o juegan de manera compulsiva son obsesivo-compulsivas.
Falso. Si bien es cierto que estas actividades se califican como compulsivas debido a la forma excesiva y sin control con que se llevan a cabo, no se consideran compulsiones ya que, a pesar de sus efectos negativos, el individuo obtiene placer de estas actividades y no las realiza para contrarrestar una obsesión, sino más bien debido a una incapacidad para controlar sus impulsos.
5. Las personas supersticiosas y que realizan comportamientos repetidos de comprobación son obsesivo-compulsivas.
Falso. Las supersticiones pueden confundirse con obsesiones (por ejemplo, si se nos cruza un gato negro, algo malo pasará) y los comportamientos repetidos de comprobación (revisar varias veces si cerramos la puerta porque no estamos seguros) con compulsiones, pero muchas veces son parte de nuestra vida cotidiana y no indicativos de un trastorno obsesivo-compulsivo a menos que supongan una pérdida diaria de tiempo significativa o den lugar a un deterioro marcado de la actividad global de la persona afectada o a un malestar clínicamente significativo.
6. Los niños no sufren de este trastorno.
Falso. Aunque el trastorno obsesivo-compulsivo se suele iniciar en la adolescencia o a principios de la edad adulta, también puede hacerlo en la infancia, de manera similar a los de los adultos. Pero a diferencia de los adultos, los niños no saben que su comportamiento es excesivo e irracional, debido a que, por su edad, puede que no dispongan todavía de la suficiente capacidad cognoscitiva para llegar a conclusiones de este tipo.
7. No existe tratamiento efectivo para los trastornos obsesivo-compulsivos.
Falso. Las personas que sufren de trastornos obsesivo-compulsivos pueden beneficiarse enormemente de tratamientos farmacológicos, terapias cognitivo conductuales o una mezcla de ambos. Muchas veces se recurre inicialmente al uso de fármacos para disminuir la sintomatología, facilitando así el abordaje psicoterapéutico.
8. Quienes sufren de este trastorno piensan que su comportamiento es completamente normal.
Falso. Generalmente en algún momento del curso del trastorno la persona reconoce que sus obsesiones o compulsiones son exageradas o irracionales. Las obsesiones se experimentan como intrusas e inapropiadas, provocando una ansiedad o malestar significativos, que conducen, precisamente, a la aparición de las compulsiones, orientadas a disminuir la ansiedad y malestar provocado por las obsesiones.
9. Se desconoce la causa de los trastornos obsesivo-compulsivos.
Falso. Tradicionalmente se creía que el trastorno obsesivo-compulsivo era resultado de experiencias vitales, particularmente actitudes aprendidas en la infancia, con énfasis excesivo en la limpieza, o la creencia de que ciertos pensamientos son peligrosos o inaceptables. Siguiendo el modelo biopsicosocial, actualmente se consideran causas centradas en la interacción de factores neurobiológicos e influencias ambientales, así como de procesos cognitivos.
10. Superar los trastornos obsesivo-compulsivos depende solamente de la fuerza de voluntad de la persona que los padece.
Falso. Contar con un sistema de soporte adecuado (amigos, familiares, terapeutas, etc.) es muy importante en la recuperación de una persona con un trastorno obsesivo-compulsivo. La familia debe apoyar, sin permitir la perpetuación de los síntomas. Es importante no trivializar el trastorno (por ejemplo, nunca decirle al paciente que lo que tiene no es nada y debería poder superarlo si realmente quisiera) ni demandar mejoría de parte del paciente sin haber tratamiento terapéutico de por medio. Se debe recordar tener mucha paciencia con el paciente y reconocer sus progresos, por pequeños que sean.
Enlace original: http://www.prensa.com/impreso/vivir/10-mitos-del-trastorno-obsesivo-compulsivo/36123
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