viernes, 11 de julio de 2014

Formas y contextos de la violencia I: Violencia interpersonal.

Existen muchos tipos distintos de violencia, y se producen en muy diversos contextos, tales como la violencia interpersonal, la autoinfligida y la colectiva.

La violencia interpersonal abarca tanto la violencia intrafamiliar (abuso sexual infantil, maltrato a la mujer, abuso contra personas ancianas y con discapacidad) y la violencia comunitaria.

Por cada persona que muere a consecuencia de actos violentos hay muchas más que sufren lesiones físicas o psíquicas. Los datos oficiales sobre los casos no mortales son a menudo incompletos, sobre todo en los tipos de violencia interpersonal que comportan un estigma social.

De acuerdo a la OMS las características de la violencia interpersonal difieren notablemente entre las diversas regiones del mundo. Tanto el maltrato de niños y ancianos como la violencia de pareja son problemas frecuentes en todos los países, pero, en comparación con otras regiones, las tasas de violencia juvenil son excepcionalmente elevadas en África y América Latina. Algunas formas de violencia sexual, como los matrimonios precoces y la trata de menores, son más frecuentes en África y el sur de Asia que en cualquier otro lugar.


Los jóvenes y la violencia.

La violencia juvenil (la que afecta a personas de edades comprendidas entre los 10 y los 29 años) comprende un abanico de actos agresivos que van desde la intimidación y las peleas hasta formas más graves de agresión y el homicidio. En todos los países, los varones jóvenes son tanto los principales perpetradores como las principales víctimas de los homicidios.

De acuerdo a lo señalado por la OMS las tasas más elevadas de homicidio juvenil se registran en África y América Latina, y las más bajas corresponden a Europa Occidental y algunas zonas de Asia y el Pacífico. Con la notable excepción de los

Estados Unidos, la mayor parte de los países con tasas de homicidio juvenil superiores al 10 por 100,000 son países en desarrollo o países que están sumidos en la agitación del cambio social y económico. Se calcula que, por cada joven muerto a consecuencia de la violencia, entre 20 y 40 sufren lesiones que requieren tratamiento hospitalario.

Algunos niños presentan problemas de comportamiento en la primera infancia que van derivando hacia formas más graves de agresión al entrar en la adolescencia y suelen persistir en la vida adulta. Sin embargo, la mayoría de los jóvenes que se comportan de forma violenta lo hacen durante periodos más limitados, en la adolescencia, y tras haber mostrado pocos o ningún signo de problemas de comportamiento durante la infancia. A menudo, estos jóvenes que sólo delinquen durante la adolescencia buscan emociones y es frecuente que cometan los actos violentos en compañía de un grupo de amigos. Los jóvenes tienden también a verse involucrados en una amplia gama de comportamientos antisociales, y cometen más delitos no violentos que violentos. Entre los jóvenes con comportamientos violentos y delictivos, la presencia de alcohol, drogas o armas aumenta las probabilidades de que la violencia lleve aparejadas lesiones o la muerte.

Los factores que contribuyen a la violencia juvenil abarcan todos los niveles del modelo ecológico. El comportamiento violento o delictivo antes de los 13 años es un factor individual significativo, así como la impulsividad, las actitudes o las creencias agresivas y los malos resultados escolares. El hecho de haber sufrido castigos físicos severos o presenciado actos de violencia en el hogar, la falta de supervisión y vigilancia por parte de los padres y la asociación con compañeros delincuentes son otros factores importantes.

En los niveles comunitario y social, algunos datos parecen indicar que la exposición a la violencia en los medios de comunicación incrementa a corto plazo las agresiones, aunque no son concluyentes en cuanto a la influencia de los medios de comunicación en las formas más graves de violencia (como las agresiones u homicidios), ni en su repercusión a largo plazo.

Las investigaciones sobre otros factores comunitarios y sociales demuestran que los jóvenes que viven en barrios y comunidades con altas tasas de delincuencia y pobreza corren mayor riesgo de verse involucrados en actos violentos. Además, las tasas de violencia juvenil aumentan en tiempos de conflicto armado y represión, y cuando el conjunto de la sociedad atraviesa por un periodo de cambio social y político. También son elevadas en los países en los que las políticas de protección social son débiles, hay grandes desigualdades en los ingresos e impera una cultura de la violencia. - Izzy

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