Llega un momento en la
vida donde nos toca hacer las paces con aquellas conversaciones que no pudimos
tener o nos hubiera gustado poder tener con algunas personas significativas de
nuestra vida, es decir, ¡ponerle fechas de vencimiento a aquellas
conversaciones pendientes!
Por supuesto que no es
un proceso fácil, si bien es necesario, e implica aceptar y hacer el duelo por
esas pérdidas y aprender a vivir con los dichosos fantasmas de lo que fue y
pudo haber sido, al menos por un tiempo, hasta que esas heridas sanen y
cicatricen y esos fantasmas decidan que es hora de seguir camino, haciendo
lugar para la llegada de un “No se dio, pero voy a estar bien de todas formas”.
Lo bueno es que este
proceso nos permitirá lidiar con aquellas conversaciones que otros no pudieron
tener o les hubiera gustado poder tener con nosotros, entender que ese es un proceso de ellos y no de nosotros,
permitir que cada quien se ocupe de su paquete, y no tomar ni aceptar
responsabilidades (y mucho menos culpas) ajenas.
En la medida en que
vayamos aprendiendo esto, es posible que nos sintamos más livianos, más
ligeros, más a gusto en nuestra propia piel, y de eso se trata, ¿no creen?
Ya saben, ¡que estén
bien! – Izzy
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