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Hace unas semanas atrás fui contactado por la periodista Michelle Montenegro para colaborar en un artículo sobre amistades tóxicas.
Creo que todos hemos tenido alguna amistad o relación tóxica (o lamentablemente muchas o demasiadas) en nuestras vidas o tendremos que lidiar con alguna en el futuro, así que me gustó mucho poder aportar mi granito de arena a su artículo.
El artículo se llama "¿Amistades peligrosas?" (por Michelle Montenegro) y fue publicado en la Revista "Ellas" de la "La Prensa" el 3 de mayo, 2013. Este es mi segunda colaboración para una nota de La Prensa y con la tercera en camino, de más está decir lo feliz y satisfecho que estoy. A continuación les transcribo el mismo (los párrafos resaltados corresponden a mis contribuciones)...
"Es que mi terapeuta me advirtió que me protegiera de mis amistades tóxicas..." |
Aquello de las amistades peligrosas -como el dueto de los 90 o la novela de culto del siglo XVIII- en verdad es, en todo sentido, una plena contradicción con lo que en esencia debe significar la amistad. "La amistad que te genere emociones negativas no es amistad, puede que sea más bien codependencia", señala la psicóloga Xochitl McKay.
Si bien todas las relaciones humanas, ya sean familiares, de amistad o de pareja, pueden tener un momento de tensión, para el psicólogo clínico Ezequiel Meilij debemos estar muy alertas a la intensidad y continuidad de estos momentos, ya que son señales de una posible amistad tóxica que nos aporta un nivel de drama innecesario e indeseado.
Y es que en una relación sana "el objetivo siempre debe ser generar satisfacción y alegría a quienes están involucrados en ella. Por eso, un amigo debe ser una persona a quien puedes acudir en las buenas y en las malas, y que a su vez puede acudir a ti. Y no una fuente de problemas", expresa por su parte la psicóloga Mónica Alegre.
A pesar de ello, hay probabilidades de verse involucrado en una amistad en la que solo una de las partes da mientras que la otra solo recibe. "En una relación tóxica se da una dinámica distorsionada por uno o los dos miembros, generando sentimientos negativos como la frustración, el enojo, la ira, la tristeza. A la vez la otra persona es incapaz de darse cuenta del tipo de relación en la que se encuentra inmersa, no se siente bien, pero tampoco es capaz de dejarla o apartarse de ella", comenta la psicóloga Mariela Donato.
Alegre considera que "la clave para reconocerla es que una relación tóxica te deja siempre agotada e incómoda".
¿Cuáles son esas señales de alerta para poner un alto a una "amistad" que no aporta más que sinsabores y problemas?
Entender que una amistad no es satisfactoria o que es desigual, de acuerdo con Alegre, implica reevaluar las condiciones que para la persona son importantes en una relación. En este sentido, la especialista enumera algunas señales que pueden mostrar que la amistad va por mal camino. "Si después de compartir con la otra persona te sientes mal contigo misma, y lo que dice, directa o indirectamente, afecta tu autoestima, o eres capaz de dejar lo que estás haciendo para apoyarla cuando tiene un problema, pero cuando necesitas apoyo no recibes el mismo trato; o bien te sientes presionada o criticada por tus valores, gustos, actividades u opiniones, es tiempo de hacer algunos cambios", explica.
¿Caja de confidencias? Nada hay más preciado en la amistad que la confianza, por eso la típica amiga que no sabe guardar secretos y que los divulga a diestra y siniestra es realmente una cuestión de cuidado. En este caso, como en muchos otros, para Xochitl Mckay "la comunicación es fundamental, y de poder darse la oportunidad, se debe conversar abiertamente con la otra persona sobre cómo te estás sintiendo respecto a esta actuación de su parte".
Su colega Meilij dice que si luego de hacerle ver el problema "descubres que tu amiga sigue con su comportamiento indiscreto, o no acepta su falta, es tu decisión continuar siendo su amiga o seguir confiándole tus secretos y confidencias".
El vaso medio vacío. No necesita buscarse lo negativo; accidentes, catástrofes, problemas de todo tipo, por desgracia, son parte de la vida misma. ¿Qué hacer entonces con la amiga que todo lo ve desde el "lado oscuro"? No solo en su vida, sino que también pone un velo negro sobre lo que te pasa, aún lo positivo, como una primera cita con un chico ("¿No te llamó hoy? Seguro está saliendo también con otra...") o recibir un ascenso ("Eso es más trabajo y serás la primera que despidan cuando hagan recortes").
Meilij explica que, en psicología, este mecanismo se conoce como "abstracción selectiva" y es la principal razón por la que las personas tienden a ver solo una cara de la moneda. "Si te permites pensar como ella, por supuesto que tu confianza en ti misma disminuirá. Es posible que ella esté proyectando su propia baja autoestima en ti, y es responsabilidad tuya no caer en su juego, que no necesariamente es intencional", asevera. "Como buena amiga, intenta hacerle comprender que su manera de pensar es distorsionada, si está renuente, entonces pídele que se reserve sus opiniones negativas", aconseja el especialista.
La misma piedra. Los problemas bien pueden ser oportunidades para crecer en la vida. Sin embargo, el verdadero problema es cuando nos rodeamos de personas que tienden a repetirlos al infinito. "Al permitirte convertirte en el paño de lágrimas de tu amiga que comete el mismo error siempre, estás asumiendo el rol de su salvadora y dejando que ella asuma el de víctima. Salte del triángulo, sugiérele que busque ayuda terapéutica para comprender por qué sigue incurriendo en los mismos errores y cómo abandonar la posición de víctima", sugiere Meilij.
Campo limítrofe. Si una amiga se propasa en coquetería o intenta desacreditar lo que haces o dices frente a todos, lo más probable "es que tenga un problema de límites", opina el especialista. Sobre esto, Mónica Alegre deja bien claro que los límites los establece cada persona individualmente. "Límite es la respuesta a cuánto estoy dispuesta a tolerar, cuánto estoy dispuesta a ceder. Es plantearse la separación entre lo aceptable y lo inaceptable".
Ezequiel Meilij propone que, si es la primera vez, explicarle cómo te hace sentir lo que ella está haciendo.
"Sin embargo, si luego de expresar tu incomodidad no hay cambios y te sientes aún peor, quizás es tiempo de seguir adelante", recomienda Alegre.
Un 'no' asertivo. Los expertos coinciden en que saber decir 'no' es algo que cuesta muchísimo, y esto se debe a nuestra incapacidad de ser asertivos. "La asertividad consiste en expresar nuestros sentimientos, pero respetando los derechos de las otras personas", aporta Mckay, y por lo tanto, mientras se haga con respeto y aprecio, no tiene por qué implicar culpa.
Al contrario, Alegre señala que cualquier relación sana requiere de cada una de las partes esta capacidad de negar y de ser honestos, que es el único medio para poder sobrevivir a los malos entendidos.
Por su parte, Meilij deja en claro que la asertividad es una difícil virtud, por lo que es probable que al empezar a practicarla sea común equivocarse, ser demasiado flexibles o demasiado fuertes. "Está bien, es normal y debemos darnos permiso de que nos salga mal un par de veces hasta que empieza a salir bien", inquiere.
Los psicólogos recuerdan que todo cambio comienza por uno mismo. Por ello, Mariela Donato observa que "más que tener una amiga indiscreta, problemática, coqueta, tenemos que estar seguros de quiénes somos nosotros y aceptar a la persona tal como es, siempre y cuando no nos perjudique".
Lo que nunca debe hacerse es intentar negar el problema, si este existe. "A veces las personas se valen de la negación para minimizar el problema o se rehúsan a ver la situación con claridad. Solamente cuando se derrumbe este mecanismo de negación puede aceptarse el problema y buscar alternativas saludables que nos permitan salir de esta situación angustiosa", explica McKay.
Finalmente, su colega Donato recuerda que toda relación tiene la oportunidad de ser salvada si ambos son capaces de aceptar las fallas y desean mejorar para que la relación satisfaga a ambas partes.
Disfrute muchísimo mi primera colaboración con Michelle Montenegro, le agradezco su consideración y el artículo le quedó sensacional! Lo leen y me comentan, ¿vale? - Izzy
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Ezequiel Meilij es psicólogo clínico. Obtuvo su licenciatura en Psicología en la Universidad Interamericana de Panamá (2008) y su Maestría en Psicología Clínica en la Universidad de Panamá (2012). Además de ser el editor de Psicología Panamá y Sexualidad Panamá, es colaborador en las redes sociales para la Asociación EMDR IBA Panamá y ejerce la práctica privada en psicoterapia.
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