lunes, 17 de marzo de 2014

¿Mentes y genitales en desacuerdo?

Con todas las distorsiones cognitivas, creencias irracionales, pensamientos rígidos, tabúes y miedos con los que nos crían y educan desde la infancia en relación al sexo, no es de extrañar que lleguemos a adultos con un conocimiento muy pobre acerca de nuestra sexualidad, nuestros genitales y aquello que nos gusta y excita versus lo que no. Tenemos muy pocos permisos para explorar y explorarnos, así nuestra sexualidad crece a la sombra de la culpa y el miedo.

Podemos aprender mucho de nuestros cuerpos y genitales, si les damos permiso de enseñarnos y nos damos permiso de aprender, sobre todo acerca de aquellas cosas que pensamos no nos excitan, o al menos eso nos dice nuestra mente, mientras que nuestros genitales nos envían una señal muy alta y clara de que quizás no sea tan así…

Lo que ocurre, como descubrí leyendo el fantástico libro “S=ex2: La ciencia del sexo” de Pere Estupinyá, es que la reacción de nuestros genitales no siempre concuerda con nuestra percepción subjetiva de estar excitados. Nuestra mente puede decidir que algo no nos gusta, no nos atrae y no nos excita mientras nuestro cuerpo y genitales bailan al son de su propia tonada. ¡No nos asustemos, esta es una excelente oportunidad de retar nuestros miedos, desaprender lo que nos enseñaron mal acerca de nuestra sexualidad y aprender lo que realmente nos gusta, nos atrae, nos enciende, nos prende, nos excita… sin tanto tabú, inhibiciones y penas! ¿Nos atrevemos?




Ahora bien, ¿qué es la concordancia sexual? Es el grado de correspondencia entre la respuesta fisiológica de nuestros genitales y la experiencia subjetiva de sentirnos excitados o no. Es decir, los genitales pueden reaccionar a estímulos que nuestra mente no interpreta ni experimenta como excitantes y no ser conscientes de ello.

La concordancia sexual entre mente y genitales femeninos es mucho más limitada que en hombres. Esto se debe, al menos en parte, a que en los hombres es más fácil identificar un principio de erección y asociarlo a sensación de excitación, mientras que algunas mujeres no saben si han lubricado hasta que se tocan.

¡Esto no significa que todas las mujeres experimentan discordancia sexual! Más bien, la diversidad de respuesta es enorme. Hay mujeres absolutamente conscientes del estado de sus genitales (concordancia alta) y otras que no (concordancia baja) y claro, un continuo de gradientes entre ambos extremos.

¿Qué influye en estas diferencias? Según estudios, la concordancia sexual está asociada a mayor nivel educativo y frecuencia de masturbación. Las mujeres que practican meditación o técnicas de relajación también suelen desarrollar mayor concordancia.

¿Y de que sirve una mayor concordancia? Simple: las mujeres con mayor concordancia se declaran más satisfechas con su sexualidad. Como indica Estupinyá:

“Conocer la respuesta de los genitales puede dar información 
útil sobre algunas fantasías  o prácticas que nos pueden 
atraer sin ser del todo conscientes de ello.”

Los hombres también le podemos sacar provecho y aprendizaje a esto, así que los reto a hacerlo, porque de la misma forma en que los genitales femeninos ponen a prueba la mente de la mujer y la obligan a repensar su sexualidad, lo mismo ocurre con nosotros, ¡solo que nuestros genitales son mucho más claros a la hora de transmitirnos el mensaje, y nosotros mucho más rápidos para hacernos los desentendidos!

¿Recomendaciones para ambos sexos? Educarnos más acerca de nuestro cuerpo y nuestra sexualidad; masturbarnos más para conocer mejor nuestro cuerpo, nuestros genitales y qué nos excita; atrevernos más a explorar esas fantasías y prácticas que nos excitan, provocan morbo y/o curiosidad (¡siempre con respeto, consentimiento, igualdad, confianza y seguridad!) y, por qué no, practicar meditación y/o técnicas de relajación, ¡mal no nos viene! Ah, y todo esto lo podemos hacer solos o en pareja. - Izzy

Fragmentos extraídos del libro “S=ex2: La ciencia del sexo” por Pere Estupinyá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario