miércoles, 5 de marzo de 2014

Neuroanatomía de las emociones VIII: El cerebelo.


El 26 de noviembre del 2012, asistí al seminario “Neuroanatomía de las emociones”, dictado por el Dr. Ricardo M. Vela y organizado por la Sociedad Panameña de Psiquiatría. El Dr. Ricardo M. Vela es Director de Paidopsiquiatría y Psiquiatra en jefe de Servicios al Niño y a la Familia de la Asociación de Salud Mental del Condado de North Suffolk, Estado de Massachusetts y Profesor Asistente en Psiquiatría del Massachusetts General Hospital (Boston).

Durante cinco horas, el Dr. Vela nos llevo en un viaje sorprendente a través del sistema límbico, explicando su estructura anatómica y funcional y cómo contribuye a la expresión específica de las emociones y conducta de apego y sus implicaciones en el autismo.

¿Listos para continuar nuestro viaje a través del sistema límbico? ¡Esta es la anteúltima parada del viaje! Hoy conoceremos más acerca del cerebelo…

Tradicionalmente se creía que el cerebelo estaba involucrado solamente en funciones motoras y literatura que data hasta el año 1831 implica que el papel del cerebelo en funciones no-motoras era ignorado o descartado.

Conexiones límbicas funcionales.

En 1950, Ray S. Snider predijo el rol del cerebelo en la psiquiatría como el “gran modulador de la función neurológica”. Experimentos electrofisiológicos comprobaron la conexión del cerebelo con el septo, hipocampo y amígdala.

Estos experimentos demostraron una mejoría en la expresión de la agresión en pacientes psiquiátricos tras la estimulación eléctrica sobre áreas específicas del cerebelo, atribuidas a la conexión con el sistema límbico.

Síndrome cognitivo afectivo cerebeloso.

El síndrome cognitivo afectivo cerebeloso es una condición que sigue a partir de lesiones (daño) en el cerebelo. Este síndrome, descrito por el Dr. Jeremy Schmahmann y sus colegas se refiere a una constelación de déficits en los dominios cognitivos de la función ejecutiva, la cognición espacial, el lenguaje y el afecto como resultado de daños en el cerebelo.

El deterioro de la función ejecutiva incluye problemas con la planificación, el razonamiento abstracto, la fluidez verbal y la memoria de trabajo, y con frecuencia hay perseverancia, distracción y falta de atención. Los problemas de lenguaje incluyen disprosodia, agramatismo y anomia leve. Los déficits en la cognición espacial producen desorganización visual-espacial y problemas de la memoria visual-espacial . Los cambios de personalidad se manifiestan como embotamiento del afecto o comportamiento desinhibido e inapropiado.

Estas alteraciones cognitivas dan como resultado una reducción global de la función intelectual. El síndrome cognitivo afectivo cerebeloso desafía la visión tradicional del cerebelo como responsable exclusivamente para la regulación de las funciones motoras. Ahora se piensa que el cerebelo es responsable de supervisar tanto las funciones motoras y no motoras. Se cree que los déficits no motores descritos en el síndrome cognitivo afectivo cerebeloso son causados por una disfunción del cerebelo en las conexiones a la corteza cerebral y el sistema límbico.

Cerebelo y autismo.

Sin entrar en detalles neuroanatómicos complejos, se observan cambios morfológicos en los hemisferios cerebelares de personas con autismo, con cantidades decrecientes de células en comparación a cerebelos neurotípicos. También se observan neuronas de mayor tamaño en niños, y más pequeñas, pálidas y en menor número en adultos.

Estas anomalías pueden incrementar el funcionamiento anormal de las estructuras límbicas en algunas personas con autismo, y podrían explicar, al menos parcialmente, la ausencia de control de impulsos en ellas.

Concluyendo, las anormalidades al nivel del cerebelo podrían resultar en interrupciones en la red neuronal involucrada en la modulación y organización de la emoción, lenguaje, interacción social y el comportamiento “psicológicamente apropiado”.

Las anormalidades más nucleares podrían jugar un rol en las perturbaciones afectivas presentes en el autismo, mientras que la neuropatología cerebelar lateral e inferior podría relacionarse a desarrollo anormal del lenguaje y comportamientos sociales y psicológicos “inapropiados”.

Uso comillas en los dos últimos párrafos, porque nos guste o no, nos toca entender que lo que es “inapropiado” para nosotros, personas “neurotípicas”, es perfectamente “apropiado” en la mente de una persona con autismo, al menos ese es mi punto de vista muy personal.

De esta manera concluye la séptima etapa de este viaje a través de la neuroanatomía de las emociones y los invito a leer el próximo post al respecto, donde llegamos al final de este increíble viaje de una tarde con el Dr. Ricardo Vela, hablando acerca de las emociones, el apego y el desarrollo del sistema límbico.

¡Hasta entonces! - Izzy.


Links relacionados: 
Neuroanatomía de las emociones I: El sistema límbico.
Neuroanatomía de las emociones II: El hipotálamo.
Neuroanatomía de las emociones III: La amígdala.
Neuroanatomía de las emociones IV: Los núcleos septales.
Neuroanatomía de las emociones V: El giro cingulado.
Neuroanatomía de las emociones VI: La teoría de dos golpes de la esquizofrenia.
Neuroanatomía de las emociones VII: El hipocampo.

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